VICTOR VASARELY EN EL MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA
Hoy se ha abierto al público en el Museo Thyssen-Bornemisza la exposición Victor Vasarely. El nacimiento del Op Art, que reúne cerca de 90 piezas del padre del movimiento Op Art, seleccionadas por el comisario de la muestra, Márton Orosz, conservador del Museo de Bellas Artes de Budapest y director del Museo Vasarely de capital húngara, que permite una aproximación precisa a la evolución del artista húngaro desde la década de los años 30 a la década de los 90 del pasado siglo. Después de la muestra que organizó la Fundación Juan March a comienzos del año 2000, esta es una ocasión inmejorable para conocer su dimensión integral como artista.
Victor Vasarely (Pécs, 1906-París, 1997) ocupa un lugar fundamental en el desarrollo de la abstracción geométrica. Estudió en Budapest y luego se trasladó a vivir a París en 1930, donde trabajó como artista gráfico de publicidad. Durante más de seis décadas Vasarely experimentó partiendo de la figuración hasta llegar a estructuras ambiguas y ópticamente dinámicas para producir efectos en la percepción visual de los espectadores que contemplaban sus obras. Sus mejores composiciones quizá corresponden a sus años en Francia, y fue a partir de los años 60 cuando se fijó el concepto de Op Art, una tendencia efímera pero que tuvo un gran seguimiento por parte de los aficionados al arte.
El recorrido de la exposición se vertebra en ocho secciones, con una pequeña introducción dedicada a sus conocidas Estructuras Vega, representadas por cinco obras en las el artista húngaro se inspiró en las constelaciones y galaxias y tomó el nombre de la serie por la estrella que más brilla en las noches de estío del hemisferio norte. En estas composiciones Vasarely hizo distorsiones cóncavas-convexas de una retícula para producir un efecto que evoca el movimiento de las estrellas en las dos direcciones de la luz, convirtiendo las dos dimensiones en tres hasta llegar a transformar las figuras en rombos o elipses.
La primera parte, titulada Período gráfico reúne siete obras y en ellas se puede advertir sus dotes como dibujante en Hombre en movimiento, 1943, y su facilidad para el diseño gráfico que le conectó con la Bauhaus de Weimar. Tuvo una clara influencia de artistas como Mondrian, Van Doesburg, Malévich. El Lissitzky o Moholy-Nagy como se observa en su forma de generar retículas de línea y cruces que preludian su ilusionismo espacial. En Estudios precinéticos y Naissances usó métodos de la fotografía para ampliar sus dibujos a pluma y eso le llevó a superponer negativos de los dibujos y a crear inquietantes y aleatorias configuraciones en la serie Nacimientos, pero también una serie de collages en las que proyectando diseños abstractos superpuestos generó un movimiento constante que cobra vida dependiendo de la posición del que observa la obra.
En el verano de 1947, Vasarely estuvo en una isla frente a la costa de Bretaña y allí descubrió la geometría intensa de la naturaleza, recogiendo elementos de formas irregulares y piedras pulidas por el mar que luego iría pintando hasta estilizarlas con forma de elipses. En las cinco piezas de este período revela una gran delicadeza, pero además sabe plasmar con colores unificados y fijar formas geométricas basadas en las casas de piedra de Gordes, una villa medieval del sur de Francia. Esta sección enlaza con Período Blanco y Negro (Arte cinético), un conjunto de obras que parte del suprematismo de Malévich para homenajearle con un cuadrado que rota sobre su eje hasta parecer un rombo.
En las diez obras de Sistemas universales a partir de un alfabeto plástico Vasarely investigó sobre la interacción entre forma y color, considerados como moléculas a partir de las cuales se construyó el universo. Y a partir de esa innovación concibió formas básicas que podían organizarse como si fueran notas musicales, lo que introduce la sexta parte, Algoritmos y permutaciones, un conjunto de obras en las que exploró las posibilidades de la recreación y multiplicación a partir de las variaciones que se pueden experimentar con los colores, los tonos y las formas.
En Folclore planetario, un lenguaje visual universal creado por Vasarely, el creador tuvo la intención de que el placer estético formara parte del entorno cotidiano. Basándose en las ideas de Le Corbusier y Léger, que proclamaban una síntesis de diferentes disciplinas artísticas, quiso que los componentes básicos de las ciudades del futuro fueran obras plásticas fundamentales, producidas en serie y ampliables a cualquier tamaño. Ese concepto lo desarrolló primero en Venezuela y más tarde en ciudades como Essen, Bonn, París y Grenoble.
Y enlazando con esto su apuesta por los múltiples, ya que Vasarely pensaba que las obras adquirían una nueva vida cuando se multiplicaban y por ello consideraba que los múltiples y la obra seriada eran la forma de arte más democrática, alejándose del elitismo que suponía la posesión de piezas únicas e irrepetibles. En los diez ejemplos que se incluyen en la muestra vuelve a constatarse su innovación en materiales y procedimientos pero conociendo muy bien los procesos de fabricación tradicional.
Hasta el 9 de septiembre.