Veronés, El Greco y Mengs, junto al arte americano, protagonistas de 2025 en el Prado
Ayer Miguel Falomir, director del Museo Nacional del Prado, acompañado de Javier Solana, presidente del Real Patronato del Museo, presentó la programación ambiciosa de la institución para este año , que presentará tres exposiciones dedicadas a varios de los grandes maestros del Prado: El Greco, Veronés, y Anton Rafael Mengs, así como dos propuestas de gran interés como Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España, en torno a la iconografía de la virgen de Guadalupe en el arte de las dos orillas del Atlántico, y otra dedicada a Juan Muñoz, uno de los escultores españoles más decisivos en los últimos años del siglo XX. Sin olvidar su interés en visibilizar el papel de las mujeres en la tercera edición de El Prado en femenino, que explora el legado de destacadas promotoras artísticas del siglo XVIII.
Una de las primeras exposiciones temporales, El Greco. Santo Domingo el Antiguo, que está comisariada por Leticia Ruiz. jefa del Departamento de Pintura española de Renacimiento del Prado y cuenta con el patrocinio de la Fundación de Amigos del Museo del Prado. Su exhibición en la Galería Central del Prado desde el 18 de febrero hasta el 15 de junio constituye un hito, tanto porque El Greco (Candía, actual Heraclión en Creta, 1541-Toledo, 1614) es uno de los grandes maestros con presencia muy relevante en El Prado, sino por permitir que se puedan admirar la mayoría de las obras que pintor cretense realizó entre 1577 y 1579 para el Monasterio de Santo Domingo el Antiguo de Toledo.
Este formidable conjunto de estructura retablística se pensó y ejecutó para el altar mayor y para los dos retablos laterales. Muchos de esos lienzos están en la actualidad dispersos. Además de algunas de las joyas que atesora el Prado como La Trinidad (1577-1579) habrá otras como La Asunción de la Virgen, gracias a un acuerdo con el Art Institute de Chicago, una joya que no veía en España desde hace un siglo, para mostrarse junto a otras piezas del retablo lateral conservadas en los laterales de la iglesia y otras colecciones públicas y particulares.
Si la colección del Greco que atesora el Prado es una de las mejores del mundo, lo mismo se podría decir de la pintura veneciana del Renacimiento italiano porque nuestro primer museo atesora una de las mejores del mundo con pinturas de Tiziano y Tintoretto. Ahora presentará desde el 27 de mayo y hasta el 21 de junio Paolo Vernosese (1528-1581), un artista que irradió su influencia en España y en el Siglo de Oro, con una obra valorada por monarcas y coleccionistas.
La muestra está comisariada por Miguel Falomir, director del Prado, y Enrico María del Pozzolo, profesor de la Universidad de los Estudios de Verona y patrocinada por la Fundación AXA. La selección de obras está centrada en tres temas relevantes. Por un lado, el proceso creativo y cómo gestionaba su taller desde sus primeros bocetos hasta sus pinturas al óleo. Por otro, su gran capacidad como jefe de taller, habilidad en la que llegó a superar a Tintoretto o Tiziano, Y por último, su capacidad para representar los anhelos de las elites de Venecia, gracias a un estilo cosmopolita que supo atraer a otras cortes europeas.
Y en ese triunvirato de ases del Prado, casi al final del año, desde el 25 de noviembre y hasta el 1 de marzo de 2026 se expondrá Anton Raphael Mengs. El Más grande pintor del siglo XVIII, que comisarían Andrés Úbeda, director adjunto de Conservación e Investigación del Prado, y Javier Jordán de Urríes, conservador de Patrimonio Nacional y que cuenta con el patrocinio exclusivo de la Fundación BBVA.
Esta monográfica dedicada a Mengs (1728-1779) va a ser la más importante dedicada al pintor hasta ahora. Reunirá alrededor de 150 obras, con importantes préstamos nacionales e internacionales que se sumarán a las obras esenciales que el Prado y Patrimonio Nacional poseen. Se incluirán acuarelas, pasteles, dibujos, óleos y el fresco Júpiter y Ganimedes (Roma, Gallerie Nazionali d’Arte Antica Barberini Corsini, Palazzo Barberini), además de esculturas, medallas y manuscritos. Todo ello revelará el universo completo de Mengs, sus modelos y sus influencias, destacando su relación con grandes maestros como Raffaello Sanzio, Correggio y Pompeo Batoni.
La perspectiva americana, que el Prados sigue dando a conocer en los últimos años, continúa con Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España, que se abrirá el 10 de junio y permanecerá abierta hasta el 14 de septiembre. Jaime Cuadriello, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y Paula Mues, profesora de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del INAH de México, son los comisarios de la muestra y han seleccionado 70 obras, la mayoría procedentes de España y México, incluyendo impresos de Madrid y Sevilla. La exposición explora su circulación en España, el impulso del culto en la Edad Moderna, las relaciones entre la Virgen de Guadalupe de Extremadura y la mexicana, y el papel de los artistas en su difusión.
La imagen de la Virgen de Guadalupe se difundió masivamente desde la entonces Nueva España entre 1650 y 1790, convirtiéndose en un símbolo religioso clave en España, Italia, Filipinas y América Latina. Se consideraba una imagen milagrosa, con su belleza y técnica sirviendo como prueba del favor divino hacia los habitantes de la Nueva España. Fue muy reproducida y copiada por artistas novohispanos, asociada a la idea de un «iconosivos revelado».
Por último, destacar de nuevo la exposición dedicada a Juan Muñoz (Madrid, 1953- Ibiza, 2001), uno de los escultores más decisivos de las dos últimas décadas del siglo XX. Premio Nacional de Artes Plásticas en el año 2000 y artista poseedor de una potente narrativa en sus propuestas escultóricas. La muestra en el Prado está comisariada por Vicente Todolí y se podrá visitar del 18 de noviembre al 8 de marzo de 2026.
Juan Muñoz fue una personalidad inquieta, al que los maestros del Prado le atraían, sobre todo Goya y Velázquez pero también italianos como Parmigianino, algo en los que profundizó en su estancia en Roma con la influencia de Bernini o Piranesi o Parmigianino. En sus figuras como ya hiciera Goya, dos siglos antes, exploró la sutil línea entre la violencia y el humor. Sus figuras interpelan al espectador en esa reflexión sobre quietud y movimiento.