Vasconcelos se mira en nuestro propio reflejo

Vasconcelos se mira en nuestro propio reflejo

El Guggenheim Bilbao presenta una treintena de obras de la artista portuguesa, creadas desde 1997 hasta la actualidad y fabricadas con objetos cotidianos pero cargados de significado, como un anillo de compromiso gigante hecho a base de llantas de coches o Egeria, la pieza site specific para el atrio del museo.


 

Una gigantesca máscara veneciana hecha con decenas de espejos sorprende al visitante. I’ll Be Your Mirror [Seré tu espejo] es la versión moderna del objeto mágico que portaba la bruja en el cuento de Blancanieves, pero también la careta de carnaval tras la que los nobles se ocultaban antiguamente para pasear por las calles populares de Venecia.

A primera vista, la obra se me antoja como una metáfora de toda la hipocresía y el hedonismo de nuestra sociedad actual. Sin embargo, tras una reflexión más profunda, se intuye que la pieza parece lanzar un segundo mensaje. Joana Vasconcelos, alquimista de la vida cotidiana, transformadora de objetos y artista humorística, nos invita a mirarnos en el espejo, con la tranquilidad –o el miedo– de saber que lo que vamos a ver a continuación es un reflejo de nuestro entorno, de nosotros mismos.

No extraña, por tanto, que el título de la muestra que presenta el Guggenheim Bilbao sea precisamente ese: Soy tu espejo. Toda una declaración de intenciones. Porque el público va a poder mirarse en el arte de Vasconcelos y recibir el reflejo de una sociedad consumista, postcolonial y globalizada.

La exposición plantea un recorrido por 30 obras en gran formato de la creadora portuguesa, habituada a dotar de significado artístico y metafórico elementos cotidianos como ollas de cocinar –que en sus manos pueden convertirse en tacones de mujer, con la connotación que ello conlleva–, botellas, valiums, cubiertos de plástico, teléfonos o planchas BOSCH (unidas forman una sinfonía de ruidos personalizados por seres orgánicos que van A toda máquina. 

Corazón independiente rojo. 2005. Cubiertos de plástico translúcido rojo, hierro pintado, cadena de metal, fuente de alimentación, motor e instalación sonora. Museu Colecção Berardo.
A todo vapor (Amarillo) y A toda máquina (Verde y rojo). 2012. Planchas de vapor BOSCH, motorreductor PLC, unidad de control electrónico basada en microprocesador, sistema hidráulico de baja presión, acero inoxidable, agua desmineralizada. Colección de la artista.

Con todos estos elementos, la artista nacida en París construye imágenes chocantes, instalaciones festivas y directas que remiten a asuntos socio-políticos propios de la sociedad actual. En sus trabajos aborda, asimismo, temas que van desde la inmigración a la violencia de género. Vasconcelos habla también, y mucho, de identidad. Como mujer y como artista femenina. Como portuguesa –baste citar su Gayo pop hecho con azulejos Viúva Lamego pintados a mano– y como europea.

El sentido del humor siempre está presente en sus creaciones, que sugieren significados abiertos y no dogmáticos. Por ejemplo, en Cama Valium (1998) juega con la idea del sueño y la ansiedad a través de varios blísters de este medicamento, mientras que en La novia (2001-2005) monta una escenografía con una lámpara espectacular –brilla como las recién casadas– fabricada a base de un objeto tan femenino como el tampón.

Cama Valium. 1998. Blísteres de Valium de 10 y 15 mg, tablero de DM pintado y cristal. Museu de Arte Contemporânea de Elvas – Coleção António Cachola.
Burka. 2002. Telas, hierro metalizado y termolacado, plataforma de DM pintado, cables de acero, poliuretano, sistema eléctrico, motor y temporizador. Collection MUSAC, Castilla y León, León.
Call Center: sinfonía electroacústica para 168 teléfonos. Teléfonos analógicos, acero dulce metalizado y termolacado, equipo de sonido, osciladores controlados por microcontrolador. Música compuesta por Jonas Runa. Tia Collection.

También destacan varios trabajos inéditos, como la enredadera de telas, texturas y colores que invade el atrio del museo. Se trata de Egeria (2018), creada expresamente para este espacio, que según la autora es una metáfora de la ocupación de los museos por parte de las mujeres (Vasconcelos ya hizo algo semejante en el Palacio de Versalles en 2012). Otra pieza novedosa es Solitario, un gran anillo de compromiso fabricado con llantas de automóviles de lujo y vasos de whisky, en alusión a los símbolos más estereotipados del deseo femenino y masculino.

En esta muestra, patrocinada por Seguros Bilbao, el espectador puede sumergirse de lleno en el universo de una artista conceptual con una visión directa y humorística del mundo, que manipula el objeto a su antojo, al darle una carga narrativa y emocional. Muchos de sus trabajos poseen una extraordinaria complejidad, pues a menudo se mueven, emiten sonidos o se iluminan. Unas complicaciones que no hacen sino llamar la atención del espectador e invitarle a participar. Es decisión de cada uno elegir si se mantiene inmóvil frente al espejo o si deja que Vasconcelos le devuelva nuestro propio reflejo.

Joana Vasconcelos. Soy tu espejo está comisariada por Enrique Juncosa y Petra Joos. Podrá visitarse en Bilbao hasta el 11 de noviembre. Después, viajará a la Fundación Serralves de Oporto (inicios de 2019) y, en verano, llegará al Museo Kunsthal de Rotterdam. Sol G. Moreno

IMÁGENES: © Joana Vasconcelos, VEGAP, Bilbao, 2018.