Una Venus y Cupido del poeta Arguijo para el Prado
La escultura en mármol, firmada en la base por el florentino Giovanni Bandini, perteneció al destacado poeta y músico sevillano del siglo XVII, Juan de Arguijo. Fue declarada Bien de Interés Cultural por la Comunidad de Madrid en abril de 2023 y ha sido adquirida con fondos propios del Museo del Prado por 750.000 euros.
La escultura representa a Venus en pie, siguiendo el modelo de las denominadas Venus púdicas, dispuesta en una ligera torsión que evita la frontalidad, girando la cabeza adornada con un elegante y elaborado peinado, para producir una mayor sensación de dinamismo. La composición busca sacar todo el partido al bulto redondo de la escultura pues al lado del pie derecho aparece la cabeza de un delfín, cuyo cuerpo sirve, en la parte posterior, como asiento de un pequeño Cupido desnudo, que lleva colgando el carcaj mientras juega con la cola del animal.
En la base del grupo, una inscripción señala el nombre del artífice y su patria florentina: “IOHES BANDINUS FLORENTINUS F.” Giovanni di Benedetto Bandini del Castello o Giovanni dell’Opera (1540-1599), es una de las personalidades más destacadas en el panorama plástico toscano de la segunda mitad del siglo XVI. Discípulo de Baccio Bandinelli, fue Raffaello Borghini en su famosa obra Il Riposo, de 1584, quien proporcionó datos sobre su producción artística.
Bandini trabajó en los relieves de mármol diseñados por Bandinelli para el coro de Santa María dell’Fiore, realizaría diferentes retratos y participó en una empresa de largo alcance simbólico, dirigida por Giorgio Vasari, la tumba de Miguel Ángel Buonarroti en la iglesia de Santa Croce, realizando la escultura que representa la alegoría de la Arquitectura.
También Borghini nos proporciona un importante dato, según el cual el artista trabajaba con gran pericia en un grupo de bronce sobre un tema cinegético, descrito con todo detalle, por encargo del duque de Urbino, que terminó siendo un regalo diplomático al futuro Felipe III de España, y que hoy se exhibe en el Museo del Prado con el nombre de La caza (E265).
Precisamente es posible establecer una conexión entre esta creación en bronce y la escultura de Venus y Cupido en lo que respecta a la intencionalidad del artífice a la hora de sacar todo el partido posible a la virtud de la escultura como trasunto de la realidad. Reproducir el volumen en toda su extensión servía para proporcionar la posibilidad de multiplicar los puntos de vista, en un momento en el que el tema del paragone de las artes estaba en su apogeo dialéctico.
La obra perteneció en origen a la colección del poeta y músico Juan de Arguijo (1567-1623) y formó parte de los objetos atesorados en su casa sevillana, destruida en 1914, en la actual calle de Laraña, frente a la iglesia de la Anunciación.
Gestoso y Pérez publicó en 1914 dos fotografías, cuando la pieza ya estaba en Madrid, en casa del vizconde de Irueste, esposo de María Manuela O’Neill y yerno del marqués de la Granja, heredero del mayorazgo en el que habían recaído las propiedades de Arguijo. Era entonces cuando la ponía en relación con el soneto que Lope de Vega incluía en su libro La hermosura de Angélica, con otras diversas rimas dedicado a don Juan de Arguijo Veintiquatro de Sevilla y publicado en 1602, titulado A don Juan de Arguijo, viendo un Adonis, Venus y Cupido de mármol, indicando la llegada de la obra desde Génova.
Aspectos de tanto interés, como la procedencia de la obra y todas las conexiones entre el lenguaje poético y mitológico dan una idea muy aproximada de las dimensiones poliédricas que adquiere una escultura como ésta para la colección permanente del Museo Nacional del Prado, para enriquecer el patrimonio público y aumentar la posibilidad de establecer nuevas lecturas. La verdadera dimensión de esta escultura, además de su calidad artística, está en su relación con los versos de Lope de Vega, directamente vinculados con ella como sucede en tan raras ocasiones; con la permanencia de las referencias al mundo clásico y a la mitología, con el desnudo y la escultura profana, lo que también supone una rareza en nuestro panorama histórico.
La escultura, inexportable desde 2015, se había declarado Bien de Interés Cultural por la Comunidad de Madrid, donde se encontraba desde hace más de cien años, en abril de 2023 y ha sido adquirida con fondos propios del Museo del Prado, ejerciendo el derecho de tanteo en una venta entre particulares, por 750.000 euros. Manuel Arias.