Un viaje por la España romántica

Un viaje por la España romántica

Un viaje por la España romántica

La Biblioteca Nacional de España inaugura hoy la exposición Valentín Carderera (1796-1880). Dibujante, coleccionista y viajero romántico, todo un homenaje a una figura cuyo inmenso legado a la historia de nuestro país queda ahora al descubierto.


En 1867, el Estado español adquirió a Valentín Carderera buena parte de su colección de dibujos, estampas y libros ilustrados que el erudito reunió a lo largo de su vida. Con esta compra, más de 45.000 obras pasaron a engrosar los bienes del Departamento de Bellas Artes de la Biblioteca Nacional de España (BNE), un inmenso legado al que ahora se rinde un merecido homenaje. Para ello, la BNE, en colaboración con el Centro de Estudios Europa Hispánica, ha organizado una exposición donde se repasa la trayectoria de un personaje que aunó facetas tan variadas como las de coleccionista, arqueólogo, pintor, escritor o bibliófilo.

Valentín Carderera y Solano (Huesca, 1796-Madrid, 1880) fue, ante todo, un viajero entusiasta e incansable. Este es precisamente el hilo conductor que ha tomado el comisario de la muestra, José María Lanzarote Guiral, a la hora de organizar el discurso expositivo. Carderera se formó como artista en Zaragoza y Madrid. Entre 1822 y 1831 residió en Italia, siendo becado por los duques de Villahermosa, sus protectores. A su regreso, fue uno de los primeros introductores del neogótico en España.

Miembro de la élite cultural de su tiempo, fue académico de Bellas Artes y de la Historia y vocal de la Comisión de Monumentos. En 1844 Isabel II le nombró pintor de cámara y cuatro años más tarde fue nombrador vicedirector del Museo del Prado. Su círculo de amistades lo integraron artistas –Genaro Pérez Villaamil o los Madrazo–, escritrores –Prosper Mérimée o Théophile Gautier–, políticos en el exilio, entre ellos la propia reina madre María Cristina, o coleccionistas como Alejandro Aguado o el marqués de Salamanca. Negoció con los grandes mejores e impresores europeos del momento –Hauser, Goupil o Lemercier– y fue uno de los grandes coleccionistas de la obra de Goya, atrayendo para sí la atención en el París de la época.

Federico de Madrazo y Kuntz. Valentín Carderera. 1846. Óleo sobre cartón, 30 × 25 cm. Madrid, colección Luis Carderera.

Una faceta fundamental en la trayectoria profesional de don Valentín fue la salvaguarda del patrimonio histórico español. Para ello, recorrió gran parte del país, dejando testimonio en sus dibujos y acuarelas de los monumentos más destacados, muchos de ellos en riesgo de desaparición arrollados por la modernización impuesta por el nuevo orden liberal y por la Desamortización. Quizás por lo excepcional de su ejecución, merece la pena destacar los seis dibujos de panteones reales que vienen desde la Hispanic Society de Nueva York.

Tomás López Enguídanos (1773-1814), grabador. Mapa de España y Portugal al Ex. S. Marqués de la Romana. Valencia, Vicente Beneyto, 1809. Impreso, dividido en 9 hojas enteladas (316 × 415 mm cada hoja abierta) y caja de cartón en la que se guardan plegadas (160 × 111 mm). Colección Fernando Carderera.
Valentín Carderera y Solano. Vista del Ponte Nuovo junto a la Porta Carbonara, en las murallas de Nápoles. 26 de febrero de 1825. Pluma, pincel, tinta y aguadas de color sobre papel, 217 × 292 mm. Madrid, Biblioteca Nacional de España, Dib/18/1/7858.

El fin de todas estas obras se encaminó a varios proyectos editoriales, algunos sólo parcialmente ejecutados, como la España artística y monumental de su amigo Pérez Villaamil o los semanarios El Artista o el Seminario Pintoresco Español. Pero sin duda, su obra cumbre fue la Iconografía española, una colección de láminas de los personajes más relevantes de la historia española. Con la intención de publicarlos, viajó a París y Londres hasta en seis ocasiones entre 1841 y 1861.

La exposición recorre todos estos ámbitos y finaliza con su faceta como coleccionista y bibliófilo. Poseyó una galería de más de trescientos retratos, dibujos, estampas y manuscritos de gran valor. Así, puede verse el Códice Daza de Lope de Vega junto a un excepcional dibujo de Velázquez o uno de los retratos de Francisco Pachecho para su manuscrito, Libro de descripción de verdaderos retratos de ilustres y memorables varones. Además, su pasión como coleccionista se vincula con su trabajo como erudito, pues Carderera no sólo reunió la mejor colección de dibujos y estampas de Goya de su época, sino que también se convirtió en un gran experto sobre la obra del insigne aragonés.

Valentín Carderera (1796-1880). Dibujante, coleccionista y viajero romántico podrá visitarse desde mañana hasta el próximo 12 de enero de 2020. Junto al fondo principal de la Biblioteca Nacional, se han reunido obras procedentes del Museo Nacional del Prado, la Fundación Lázaro Galdiano, el Museo del Romanticismo, el Museo de Huesca o la Hispanic Society de Nueva York, entre otros prestadores. Estas comparten protagonismo con otras que aún hoy están en manos de sus descendientes. Para la ocasión se ha editado un excelente catálogo a cargo del comisario. El montaje ha corrido a cargo del estudio de arquitectura Francisco Bocanegra.

Valentín Carderera y Solano. Sofonisba Anguissola pintando el retrato del príncipe don Carlos ante Isabel de Valois. Hacia 1842. Acuarela y aguadas de color sobre papel, 325 × 235 mm, pegado sobre soporte secundario de 480 × 300 mm. Madrid, colección particular.
Diego Velázquez. Cabeza de muchacha. Hacia 1620. Lápiz negro sobre papel verjurado. 200 x 134 mm. Biblioteca Nacional de España, Madrid, DIB/16/40/21.
Francisco de Goya. Dios la perdone: Y era su madre. 1796-1797. Pincel y aguadas de tinta china sobre papel verjurado, 236 × 145 mm. Madrid, Biblioteca Nacional de España, Dib/15/8/35.
Bachelier según Valentín Carderera. Mausoleo de don Jaime II, rey de Aragón y de su esposa doña Blanca, en el monasterio de Santas Cruces de Cataluña. 1859. Lámina incluida en "Iconografía Española", Madrid, 1855-1864, tomo I, lámina 15. Biblioteca Nacional de España, Madrid, , Invent/35133 Bis.