Un San Jerónimo de Juan de Juni reaparecido
Alcalá Subastas sacará a puja una escultura desaparecida de una de las grandes figuras del Renacimiento español
El interés del mercado artístico por el campo de la escultura hispana de los Siglos de Oro ha experimentado un gran auge durante los últimos años. Basta mirar los resultados obtenidos en Tefaf Maastrich en 2017, donde las tallas de Pedro de Mena presentadas por Colhaghi y Caylus alcanzaron importantes cifras en su cotización. Algunas de ellas –refiriéndonos no sólo a lo presentado en Maastrich– han acabado en colecciones privadas y también en museos americanos, que han podido aumentar unos fondos hasta la fecha escasos en sus colecciones. Buen ejemplo de ello lo vemos en el Meadows Museum de Dallas, que ha ido enriqueciendo progresivamente su patrimonio artístico con tallas de Juan Martínez Montañés, Alejo de Vahía, Luisa Roldán o Juan de Juni.
De la unión entre el mercado y la investigación, la antigua casa madrileña Coll & Cortes dedicó también varias publicaciones de sesgo científico a los escultores Pedro de Mena (2014), Luisa Roldán (2016), Lorenzo Mercadante de Bretaña (2016) y Pedro Berruguete (2017).
Atendiendo al listado de nombres arriba propuestos, observamos que es la imaginería del siglo XVII la que ha tenido un mayor florecimiento, no sólo por sus extraordinarias cualidades artísticas, sino seguramente también porque escasean piezas de la centuria anterior. Para compensar esta falta, la madrileña casa Alcalá Subastas ofrecerá en su próxima venta de mayo-junio una importante talla del escultor vallisoletano de origen francés, Juan de Juni (Joigny, Francia, 1506-Valladolid, 1577).
Se trata de una escultura San Jerónimo de 122 cm de altura en madera tallada y policromada. Tiene el aliciente de no ser desconocida, pues fue publicada en 1954 por el profesor Martín González* a partir de una fotografía tomada tres años antes por José Gudiol (Archivo MAS, G25.660) en el ya extinto monasterio vallisoletano de Santa Espina.
Jesús Urrea trató de ella años después (ver artículo completo aquí), planteando la posibilidad de que se tratase de la misma escultura que se exhibió en Madrid en 1961, atribuida entonces a Alonso Berruguete, en la muestra conmemorativa del IV centenario de la muerte del escultor. Sea o no la misma, lo cierto es que se trata de una talla claramente salida de las gubias de Juan de Juni. En ella se aprecia la influencia de Miguel Ángel en el tratamiento del cuerpo, la composición y el escorzo. El rostro, de expresión ausente, surcado de arrugas, pone de manifiesto su dominio de la talla. Sus similitudes con el San Juan Bautista del Museo Nacional de Escultura, procedente del retablo del santo ejecutado por Juni con Inocencio Berruguete entre 1551 y 1570 para el monasterio de San Benito el Real de Valladolid, permiten fecharla en la época de madurez del artista.
Este dato, así como las similitudes con el estilo de Berruguete al que también alude, se confirmarían por lo señalado por el profesor Urrea, que también ve similitudes con otro San Juan Bautista labrado alabastro por este último que preside el sepulcro del comendador Gonzalo Guiral en la iglesia de San Nicolás de Madrigal de las Altas Torres (Ávila), realizado en la década de 1550.
De su comparación con la fotografía tomada por Gudiol, se desprende que la mano derecha de esta se ha perdido en la actualidad, aunque es posible que se tratase de un añadido ajeno a la pieza original, como parece serlo también la peana.
* Martín González, Juan José. «Los ideales artísticos de la imaginería castellana». Revista de Ideas Estéticas, 1954, nº 48, pp. 319-329.