Un pequeño óleo quiteño del XVIII sorprende en Segre
Buenas ventas especialmente en arte contemporáneo donde destacó una cartulina de Saura
Hay que reconocerlo. Frente a los nombres propios típicos, ya conocidos y buscados por los coleccionistas, como los integrantes de El Paso, Arroyo, Menchu Gal o la más actual Ángela de la Cruz, por citar sólo unos pocos, frente a piezas de esos y otros artistas, ayer se impuso en Segre un pequeño óleo y pan de oro sobre plata fechado en 1743.
Virgen del Rosario flanqueada de dos santos (19,5 x 24 cm; lote 88), de Escuela quiteña del siglo XVIII y con importante marco de época, tiene una extensa inscripción al dorso en la que explica que es un regalo del Colegio Máximo de Quito a don Francisco de Figueredo y Victoria (Popayán, Nueva Granada, 1685 – Santiago de Guatemala, 1765), obispo de Popayán y arzobispo de Guatemala, por su mantenido favor a lo largo de los años. La sencilla composición, con el habitual carácter casi infantil típico de la escuela, se ofrecía por 10.000 euros, pero los coleccionistas del otro lado del océano pusieron su interés en este óleo pujando repetidamente hasta adjudicarse por nada menos que 44.000 euros. Más allá de la cifra, que con la comisión de la sala y los impuestos asciende a 53.050 euros, queda patente una vez más la potencia del mercado latino en general y del tardobarroco novohispano, grosso modo, en particular, por delante de los artistas más o menos conocidos y buscados por nuestros más exiguos coleccionistas.
Ya que estamos, del siglo XIX sobresalió la subida de 12.000 a 17.000 euros del Retrato de la reina Isabel II niña, c. 1842 (O/L, 110 x 87 cm; 137) de Vicente López y taller, con calidad más que evidente, procedente de la colección Roviralta de Barcelona y publicado por José Luis Díez en su monografía (1999, p. 404, lám. 254). Para mí fue una grata sorpresa, lo reconozco.
Dicho lo cual, el grueso de la subasta se desplazó a la segunda mitad del siglo XX, donde brilló Antonio Saura. Y destacó no sólo por su muy interesante pieza, Coctail party, 1965 (óleo y acrílico sobre cartulina, 71 x 100 cm; 435), que subió en buena lógica –como comentamos en nuestro artículo de previos (ver)- de 15.000 a nada menos que 42.000 euros, sino porque dejó a un lado a sus competidores en sala. Efectivamente, los óleos de Juan Genovés y los papeles de Manolo Millares poco pudieran hacer frente al impulso del oscense. Del valenciano Genovés, Las manos, 1980 (O/L, 60 x 81 cm; 430) y Sin título, 1975 (O/L, 44 x 59 cm; 436) se adjudicaron por sus respetivas salidas, 19.000 euros, que no está mal, pero quizá sabe a poco. Por los papeles del canario, Millares, sí que hubo algo más de interés, y su Sin título. Serie curas, 1962 (pintura y tinta china sobre papel, 70 x 50 cm; 434) subió de 8.000 a 11.000 euros mientras Sin título. Serie Mussolini, 1971 (óleo sobre papel, 49 x 69 cm; 428), se vendió por los 9.000 euros pedidos.
Ligeramente posterior, pero de otra generación intelectual y culturalmente hablando, de Eduardo Arroyo se adjudicó por los 26.000 euros pedidos su lienzo de grandes dimensiones, Arcole, 2002 (O/L, 180 x 220 cm; 536), procedente de la galería Metta, de Madrid. Más recientes aún, sobresalieron las siguientes ventas, aunque fueran por los precios marcados de salida: de Ángela de la Cruz, su buena y bien arrugada Shrunk to Fit (White), 2003 (91 x 98,5 x 29,5 cm; 496), expuesta en Lisboa en 2006, por 23.000 euros; y del alemán Peter Zimmermann, su enorme Poles, 2006 (resina epoxi sobre tela, díptico, 300 x 400 cm; 506), expuesto en 2006 en el CAC de Málaga, por 19.000 euros. Miguel Ángel Campano también entró y su ya algo tardío pero imponente Sin título, 2002 (pintura/L, 172 x 114 cm; 491) subió de 7.000 a 8.500 euros.
Sorprendió, para qué negarlo, la subida de 10.000 a nada menos que 24.000 euros de la tabla de apenas 35 x 44 cm de Menchu Gal, Remelluri (372), pero nadie ofreció los 14.000 euros solicitados por el lienzo de 1956 de Benjamín Palencia, Paisaje de Gredos (O/L, 65 x 81 cm; 376). Interesantes también fueron, creo, los 7.500 euros ofrecidos por el Homenaje a Picasso, c. 1980 (acrílico/papel, 118 x 107 cm; 530), de Juan Barjola.
Se notó de forma especial la influencia de las recientes exposiciones al donostiarra Vicente Ameztoy, desde la del Círculo de Bellas Artes (ver) o Artium (ver), hasta la más reciente en el Museo de Bellas Artes de Bilbao (ver y ver). Lo digo porque su Sin título, 1974 (O/L, 160 x 128 cm; 408), se disparó de 2.000 a 14.000 euros…
Por último, en obra gráfica, dos ventas importantes: de Alex Katz, Sasha 2, 2016 (estampación digital de pigmentos sobre papel Crane Museo Max, 28/100, 86 x 86,5 cm; 665), editada y estampada en Lococo Fine Art, St. Louis, subió de 6.200 a 11.000 euros; y de Manolo Valdés, Caballero I, 2006 (aguafuerte, aguatinta y collage sobre papel Acuari hecho a mano, 14/50, 164 x 95 cm; 642), estampada por Taller Mayor en Madrid, pasó también de 6.700 a 10.000 euros. Buenas y abundantes ventas, ciertamente. Daniel Díaz @Invertirenarte