Un cobre del taller de Jan Brueghel el Viejo se dispara a casi 160.000 euros en Ansorena
En la cita de los días 22 y de 23 de julio el Estado ejerció, además, su derecho de tanteo y compró un bodegón de Camprobín, los bocetos de Lucas Villaamil para el Lázaro Galdiano y un gouache de Jiménez Aranda
Al final, no se llevó el gato al agua en Ansorena ni el gouache de Togores ni los bocetos de Lucas Villaamil sino un cobre de apenas 21 x 31 cm que la sala ofrecía como del Taller de Jan Brueghel el Viejo (1568-1625), por unos mucho más escasos 16.000 euros de salida. La adoración de los Magos (óleo sobre cobre, con número de colección impreso en papel, lote 105), que seguía una composición original del maestro, tenía también “las características propias de sus trabajos”. La catalogación apuntaba a que “es muy posible que fuese realizada por un seguidor cercano a Jan Brueghel el Viejo, seguramente trabajando bajo su auspicio, por lo que podría considerarse una obra producida en su propio taller”.
Quizá por eso mismo no fue del todo extraño que hubiera unos cuantos coleccionistas interesados pujando por el cobre, aunque dos teléfonos fueron los que llevaron la voz cantante hasta adjudicarse en 130.000 euros. Con la comisión de la sala del 22%, impuestos ya incluidos, la cifra final termina en 158.600 euros. Así que quizá sea ya más Jan Brueghel y taller, o que en un tiempo lo veamos con una catalogación más ajustada…
Ya que estamos, continúo con la pintura extranjera, que cosechó buenas ventas en esta ocasión. De Bonaventura Peeters, su Batalla naval, 1651 (O/L, 53 x 73 cm; 103), vendido como Dutch Ships Off a Rocky Coast with Colonists encountering Natives en Christie’s Ámsterdam en noviembre de 2008 por 13.750 euros (lejos de los 30,000 a 40,000 USD pedidos en Christie’s Nueva York en abril de ese año), subió de 12.000 a 16.000 euros. En línea similar, aunque anterior, la tabla con el Descendimiento (O/T, 68 x 85 cm; 104), de Escuela de Amberes del segundo tercio del siglo XVI, subió también, esta vez de 12.000 a 14.000 euros, gracias a un coleccionista que pujó online.
En lo italiano, la pareja de Ángeles músicos (pareja de O/L, 230 x 94 cm; 108), del sienés Astolfo Petrazzi -que se había ofrecido en diciembre de 2022, y en marzo de ese año, por 40.000 euros-, se adjudicó a un coleccionista al teléfono por los 18.000 euros pedidos. Habiendo sido de los Duqui di Castellino, la anónima Colección de caballos de 17 óleos sobre tablas (23,5 x 31,5 cm c/u; 94), probablemente entre con propiedad en este apartado italiano; y si la menciono es porque subió de 2.800 a nada menos que 13.000 euros.
En lo español, llegó la primera compra del Estado. Se trata de un sencillo Bodegón, c. 1660 (O/L, 80,5 x 102,5 cm; 107), de Pedro de Camprobín, de la conocida y apreciada colección Granados. Con su sobriedad característica, sitúa los distintos elementos -rábanos, queso, melocotones, una copa de cristal y una botella de vino- en una mesa sin adorno ninguno, y sobre un pequeño pódium o pedestal una luminosa hogaza de pan. En enero pasado se pidieron 40.000 euros, pero no hubo interesados; ahora, los 32.000 euros pedidos fueron buenos para el Estado, que ejerció su derecho en la cifra de salida que no había sido ofrecida por ningún coleccionista. Por cierto, la Virgen en majestad (temple y pan de oro/T, 151,5 x 91 cm; 102), de Joan Reixach, con bastantes faltas, subió de 5.000 a 9.000 euros.
Avanzando al siglo XIX, llega la segunda compra del Estado. Nada extraña, como comentamos en nuestro artículo de previos (ver), pues se trataba de una pareja de lienzos de Eugenio Lucas Villaamil, los Bocetos para los techos del salón de la música y del gabinete de la comedia del palacio de Parque Florido, de José Lázaro Galdeano (pareja de O/L, 56 x 47 cm c/u; 229), sede del actual Museo Lázaro Galdiano. La frescura y la soltura que mostraban -quizá el único encanto en esa pintura retardataria que terminó desapareciendo por completo en el encargo definitivo, y más allá del gusto actual, que suele abominar de estos trabajos-, interesó a dos coleccionistas que fueron subiendo las pujas desde los 10.000 euros del inicio hasta los 18.000 finales, momento en que el Estado ejercitó su derecho. Que repitió, por cierto, con la sencilla aguada con gouache con Escena del Quijote (23 x 30 cm; 112), del sevillano José Jiménez Aranda, que se adjudicó por los 600 euros de la salida.
La Vista de Venecia (O/L, 33,5 x 75 cm; 228), de Antonio Reyna, se adjudicó por los 12.000 euros previstos, mientras que La moza del cántaro, 1928 (O/L, 76 x 70 cm; 223), de Francisco Pons Arnau, en la línea sorollesca del yerno, pasó de 15.000 a 17.000 euros. Más retardatario aún, el Paisaje romántico, Alcázar de Sevilla (O/L, 149 x 144 cm; 220), de Alfonso Grosso, se adjudicó por los 10.000 euros de su salida.
En la pintura contemporánea, fiasco con el gouache de Togores (ver) y demás obras. Sólo se salvó la subida de 3.000 a 8.000 euros de un lienzo de Cristóbal Toral (46 x 55 cm; 729), con unas Cerezas. Y, por curioso, el Sin título, 1992 (O/L, 146 x 130 cm; 722), del burgalés Luis Sáez Díaz, que pasó de 2.000 a 6.500 euros. Feliz verano. Nos leemos en septiembre. Daniel Díaz @Invertirenarte