Un bodegón de Gomes Figueira para Lisboa
El Museo Nacional de Arte Antiga incorporó a sus colecciones su primer bodegón del pintor Baltazar Gomes Figueira, una de las figuras más brillantes de la pintura portuguesa del siglo XVII. Fue posible gracias a la asociación de amigos del museo, que costeó los 80.000€ que costaba, a la Galería Caylus.
Dentro del panorama artístico del barroco portugués sobresalió Baltazar Gomes Figueira (1604-1674). Más allá de ser el padre de la famosa bodegonista Josefa de Obidos, el interés de Figueira pasa por su formación en Sevilla en la década de 1620, donde se trasladó en un primer momento para hacer carrera. No sabemos la razón, pero acabó como aprendiz en el taller de Francisco de Herrera el Viejo y coincidió con los artistas del primer naturalismo barroco (Zurbarán, Pacheco, Juan del Castillo…). En 1634, tras realizar el examen del gremio de pintores, regresó a Portugal convertido ya en un pintor de prestigio. Allí trabajaría al servicio de la nueva casa real de Braganza.
Dentro de su producción artística, lo más destacado fueron sus bodegones. De hecho, en el inventario de bienes realizado a su muerte se recogen hasta 23 pinturas –en él se las denomina «fruteiros»– de este género. Paradójicamente, el Museo Nacional de Arte Antiga de Lisboa, la pinacoteca más importante de nuestro país vecino, no contaba hasta fechas recientes con ninguna pintura suya. Gracias a la campaña puesta en marcha el año pasado por el Grupo dos Amigos do MNAA, se recabaron los 80.000€ necesarios para su adquisición a la madrileña Galería Caylus. En su canal de Youtube, el director del museo, Joaquim Oliveira Caetano, habla de la relevancia de la pintura dentro de sus colecciones.
El museo de Évora conserva otro bodegón de Figueira de dimensiones casi idénticas y muy similar en cuanto a disposición y técnica, Naturaleza muerta con cordero y piezas de caza (102 x 131 cm), cuadro que, por cierto, copia, tal cual, el Agnus Dei de Zurbarán. Coinciden con la pintura de Lisboa en un mismo encuadre de la composición en una fresquera y en la misma gama cromática. Bodegón con sisón, conejo, pareja de ánades reales, una carpa, un cuenco de porcelana con flores, hojas y frutas y una pareja de palomas torcaces se fecha hacia 1640-1650.
Tomando el modelo de presentación característico del bodegón barroco hispano, el artista dispuso los diferentes elementos suspendidos mediante hilos. Sobre el alfeizar, además de las aves y el plato con una carpa, aparecen, en un cuenco de porcelana, naranjas, limones, granadas así como hojas y flores de azahar, tan propias de Sevilla y cuya influencia deja bien patente.