Todos los surrealismos que caben en un centenario

Todos los surrealismos que caben en un centenario

El Centre Pompidou organiza una exposición de un año de duración dedicada a este movimiento capitaneado por André Bretón que pretende abarcar toda su amplitud geográfica, temática y formal, incluyendo a grandes artistas del siglo XX como Salvador Dalí o Man Ray, entre otros.

Sin título. Dora Maar. 1934. Centre Pompidou, MNAM-CCI/Jacques Faujour/Dist. GrandPalaisRmn.

«Un profundo resquebrajamiento aflige a la sociedad contemporánea en todos sus planos. Sus esquemas aparecen falsos y sin validez para quien contempla los acontecimientos con el mínimo de objetividad. Los jóvenes lo sienten hondamente, y una sorda rebelión, que toma los más diversos caracteres, bulle en ellos». Esta frase, leída sin contexto, podría parecer sumamente contemporánea. De hecho, seguramente haya funcionado así desde que fue formulada por primera vez, hace exactamente cien años.

Quizá esté destinada a que cualquier joven que la lea tenga la sensación de que alude a su situación actual y sus propias dificultades generacionales. Sin embargo, fue André Bretón quien la pronunció, en 1924, para una sociedad que se encontraba en la Europa de entreguerras y que, en el terreno artístico, buscaba nuevas formas de expresarse que se alejasen de la tradición anterior.

"Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar". Salvador Dalí. 1944. Préstamo del Museo Thyssen Bornemisza.

Así, influidos por la situación política y por nuevas teorías que surgían en otros campos como el psicoanálisis de Freud, nació el surrealismo, un movimiento que buscaba en lo onírico y lo imposible una vía para expresarse y, al mismo tiempo, para escapar de su realidad.

Elefantes de inmensas y finísimas patas, hombres con manzanas por cara, espaldas femeninas que parecían encarnar un violín, criaturas imposibles de categorizar y relojes derritiéndose empezaron a poblar los lienzos de estos artistas. A pesar de cultivar, en muchos casos, diferentes disciplinas y características formales diversas, les unía la representación de lo irreal.

Ahora, un siglo después del manifiesto, y a modo de homenaje, el Centre Pompidou organiza Surrealismo. Exposición del centenario (1924-1969), que podrá visitarse hasta el 13 de enero de 2025. Esta exposición  pretende mostrar lo rico y amplio que fue este movimiento, tanto a nivel cronológico como geográfico. En ella pueden encontrarse obras –tanto procedentes del propio centro como prestadas de otras instituciones– de Salvador Dalí, René Magritte, Dorothea Tanning, Tatsuo Ikeda, Giorgio de Chirico, Leonora Carrington, Max Ernst, Helen Lundeberg o Joan Miró, entre otros.

"Té verde". Leonora Carrington. 1942. Digital image, The Museum of Modern Art, New York/Scala, Florence.

El recorrido se organiza a modo de laberinto. En él pueden distinguirse 14 grupos diferenciados, denominados capítulos debido a la gran influencia literaria que presenta este movimiento; pues de nuevo en palabras de Breton, «la literatura es uno de los más tristes caminos que conducen a todo».

Algunos capítulos se articulan en torno a las figuras literarias que inspiraron el movimiento –Lewis Carroll o el Marqués de Sade–, mientras que otros apartados ahondan en los principales temas explorados por los artistas, como  la poesía, la experiencia medium o la Piedra Filosofal. Situado en el epicentro de este camino laberíntico, el Manifiesto Surrealista del ya citado André Bretón. Concretamente puede contemplarse el original conservado en la Bibliothèque Nationale de France, pieza que en contadas ocasiones abandona la institución.

Dibujos, fotografías, lienzos, películas, esculturas, poemas y otros documentos literarios pueblan la muestra, que abarca desde las obras más emblemáticas a otras menos conocidas, concebidas en origen para mantenerse en la esfera privada. Ahora forman parte de la historia de este movimiento que llegó a cambiar la historia del arte y que, tal y como hemos comprobado al principio de este texto, parece que en gran medida sigue interpelando al momento actual, hablando de algún modo de nosotros. Sofía Guardiola