Hace justo un mes que cerró la gran exposición en torno al maestro milanés en el museo (con récord de visitantes, por cierto), pero hay una pintura que aún no ha regresado al hogar y sigue alojada en el palacio romano. No es ni el Ecce Homo español ni el retrato Barberini venido de Florencia, sino La Conversión de san Pablo o Pala Odescalchi, que en su día fue desechada por Tiberio Cerasi.
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