Ayer se abrió al público en el Museo Nacional de Arte de Cataluña la Colección del Renacimiento y Barroco que reúne un conjunto de 250 obras, entre pinturas, estampas, esculturas, dibujos y artes decorativas, sin olvidar un fondo bibliográfico relevante de más de 1.000 documentos. Además tiene una singularidad y es que estos fondos artísticos no provienen del patrimonio real o nobiliario, sino que se configura a principios del siglo XX en torno a dos ejes fundamentales: por un lado, las recuperaciones de obras en la primera mitad del siglo XIX, a partir de la acción de la Junta de Comercio y la Real Academia de las Buenas Letras de Barcelona; y por otro, las adquisiciones y donativos de coleccionistas privados de Cataluña.
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