Hace un siglo que la obra del artista británico salió del país para formar parte de la colección privada del empresario estadounidense Henry E. Huntington. El lienzo, que no se había prestado hasta ahora, vuelve a colgar temporalmente en la sala 46 de la National Gallery. Se trata de una ocasión excepcional, ya que es muy probable que no vuelva a ocurrir en el futuro.
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