La joya, adquirida por la reina Victoria Eugenia en 1933, fue retirada antes de la subasta de joyas celebrada ayer por Sotheby's en Génova. Victoria Eugenia sentía debilidad por el azul, que era el color de sus ojos, y muchas de sus joyas estaban adornadas con piedras de esta tonalidad. Aunque abundaban especialmente las aguamarinas, también poseía zafiros de tanta calidad como estos. Las piezas que atrajeron la mayor atención contaban con un corte sencillo, con grandes piedras de excelente calidad en solitario. En la misma jornada se vendió por 22 millones de euros el diamante Espíritu de la rosa.