Corría el año 1238 cuando Jaime I el conquistador se hizo con la taifa de Valencia. Inmediatamente se anexionó a la corona de Aragón, aunque para disgusto de los nobles, el monarca optó por conformarla como reino independiente dentro de la corona. En el proceso que siguió a la reconquista de la costa mediterránea, Jaime I también tomó el Peñón de Ifach en Calpe. Sería su hijo y sucesor, Pedro III el Grande, el que continuó conquistando territorios, siendo el más significativo el del reino de Sicilia a partir de su matrimonio con Constanza Hohenstaufen, hija y heredera a su vez de Manfredo I de Sicilia. Es aquí donde entra en juego nuestro protagonista, el calabrés Roger de Llúria, almirante de la flota aragonesa desde el año 1283.