Bartolomé Esteban Murillo cumple 400 años y el Museo de Bellas Artes de su ciudad natal rompe el hielo para inaugurar lo que será un año lleno de homenajes y conmemoraciones del genio barroco español y universal. Para ello ha reunido, en una exposición comisariada por María del Valme Muñoz, uno de los ciclos pictóricos más ambiciosos del siglo XVII de nuestro país: las pinturas para el convento de los capuchinos de Sevilla. No solo consiste en un gran número de obras, sino que la calidad que presentan es excepcional, gracias también a la importante labor de restauración a la que algunas se han sometido con motivo de este encuentro. A todo esto se le añade el logrado montaje museológico de la muestra que ha sido resuelto por Francisco Bocanegra. Un recorrido donde se capta el fin que tuvieron estas pinturas. Dicha disposición de la muestra participa considerablemente de su
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