Que China siga siendo el destino perfecto para las piezas más sobresalientes de cerámica oriental no es sorprendente. Las obras, en ocasiones de difícil lectura para un ojo occidental, atraen a los coleccionistas más inmersos en la cultura milenaria. El último ejemplo de este fenómeno nos lo ha proporcionado Christie’s, que saldó el pasado día 30 de mayo la subasta dedicada a tan solo tres singulares cerámicas con un resultado de más de 17 millones de euros.