La artista se adelantó por unos años a Kandinsky y Mondrian, pero ha tenido que pasar un siglo para que su obra reciba el reconocimiento de merece. Es cierto que se empeñó en ocultar su obra más radical –dejó escrito que no se mostrase hasta pasados 20 años de su muerte–, pero luego ha costado reconstruir su figura, llena de tópicos e interrogantes.