Sorolla y Benlliure: historia de una amistad
El museo dedicado al pintor valenciano ha inaugurado una nueva exposición en la que explora los lazos de unión entre estos dos artistas y las obras que ambos produjeron durante los años que mantuvieron esa fructífera relación.
Ocho esculturas, tres dibujos, un jarrón de cerámica y varias cartas, además de fotografías, se encuentran ahora en la primera sala del Museo Sorolla, con motivo de la muestra Sorolla y Benlliure: una amistad, dos artistas. En ella, se invita al espectador a adentrarse en la relación entre dos de los autores más influyentes de su tiempo: el pintor valenciano y el escultor Mariano Benlliure, ambos ganadores de la medalla de oro en la Exposición de París de 1900. Los dos se afincaron en Madrid, donde desarrollaron gran parte de su carrera, y ambos fueron grandes viajeros (otro aspecto que compartieron).
Por su parte Benlliure realizó también varios retratos de la familia de Sorolla que se encuentran en una colección de esculturas que ahora, por vez primera, se reúnen y exponen al completo. Se trata de una serie de bronces, además de una escultura de yeso titulada Estudio para el monumento a Velázquez, destacable por su buen estado de conservación, así como un jarrón de cerámica decorativa.
Además, la amistad entre ellos dio como resultado múltiples creaciones, así como proyectos conjuntos entre los que cabe mencionar la creación de un Palacio Permanente de las Bellas Artes e Industrias en Valencia —que nunca llegó a materializarse— o la organización de exposiciones de la Juventud Artística Valenciana.
Sorolla retrató en numerosas ocasiones a Benlliure y a su familia. Aunque en esta muestra no podemos encontrar ninguno de los cuadros que el valenciano dedicó a su amigo, sí observamos dos caricaturas que hizo del escultor. Junto a estas, vemos también un pequeño boceto en el que es Benlliure quien retrata al pintor.
En este conjunto cabe mencionar especialmente, como decíamos, las figuras familiares. Por ejemplo un relieve en bronce que conmemora el éxito del pintor en la exposición que realizó en Nueva York en 1909 o un busto de María Sorolla García, hija mayor del artista, que fue el regalo de bodas de Benlliure para la pareja. También es suya la pieza de piedra caliza que, desde 1932, da la bienvenida a los visitantes del museo madrileño y en el que se muestra al valenciano pintando al sol.
Por último, para contextualizar y enriquecer esa amistad que unió a ambos artistas desde la adolescencia hasta la muerte de Sorolla –en 1923–, se muestran varias cartas y fotografías procedentes del archivo de la propia institución. Además, en la guía de la exposición los textos de las comisarias, Ana Muñoz Martín y Covadonga Pitarch Angulo, se combinan con los de Lucrecia Enseñat Benlliure y Blanca Pons-Sorolla, descendientes directas de los protagonistas de la muestra y, además, buenas amigas.
Esta exposición podrá visitarse en el Museo Sorolla hasta el próximo 2 de octubre. Sofía Guardiola