Sandra Gamarra agita conciencias en Alcalá, 31
La autora hispanoperuana presenta la exposición Buen gobierno, donde exhibe su obra reciente junto a la de otros autores locales contemporáneos que visibilizan la realidad de ciertos relatos coloniales. La muestra incluye además parte de la serie de pinturas de mestizaje del Virrey Amat prestadas por el Museo Nacional de Antropología para la ocasión.
Cuando el autor indígena Felipe Guamán Poma de Ayala escribió en 1615 la Primera Crónica y Buen Gobierno, lo que buscaba era salvaguardar la cultura autóctona andina una vez conquistado Perú. Entonces relató la realidad de la sociedad indígena: su historia incaica, las actividades laicas y religiosas, su calendario andino… además incluyó consejos para reformar la administración virreinal sin menoscabo de los pueblos que habitaban la zona.
Ahora la artista Sandra Gamarra y el comisario Agustín Pérez Rubio han retomado este manuscrito para dar forma a la exposición que se acaba de inaugar en la Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid. Buen gobierno reúne medio centenar de obras de la artista hispanoperuana que aluden a la raza, el género y los relatos mestizos –habitualmente silenciados por la hegemonía española–, que se acompañan de trabajos de otros autores contemporáneos como Primitivo Evanán Poma, Sixto Seguil Dorregaray o Valeriana Evanán Vivanco.
Según el comisario, Gamarra “construye su proyecto sobre un espacio de conflicto y señala cómo el origen de las naciones latinoamericanas está íntimamente ligado al propio nacimiento de España, y cómo una mirada crítica sobre el buen gobierno de estos dos legados es la clave para construir otras formas de convivencia». La mejor prueba de ello, prosigue, es confirmar que después de 400 años del texto escrito por Guamán, “esa mezcla racial y cultural no ha significado la desaparición de estas civilizaciones”.
Pero el manuscrito no ha servido solo para dar título a la exposición. La autora también se ha servido de algunas de sus ilustraciones para elaborar su propio discurso, donde la presencia de la patata simboliza mucho más que ese tubérculo exportado de Latinoamérica. En esta “Sala de reconocimiento” hay dibujos donde Gamarra denuncia cómo se maltrató entonces a la gente y de qué manera se ha blanqueado la historia.
También la pirámide compuesta por 315 piezas colocada en la entrada alude a ese maltrato. Está hecha por artesanos peruanos y simula una montaña de naipes aparentemente dorada y brillante, aunque en su interior esas ‘cartas’ ocultan imágenes de la Virgen de Potosí. En este caso, la metáfora reside en la estafa piramidal que exige que los indígenas sostengan toda la frágil estructura. Ponchos tejidos, mates decorados, chacanas –cruz aborigen de los Andes–, tocapus incas y retratos de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) completan el recorrido, que se reparte por las dos plantas del edificio.
“La exposición está pensada como un juego de espejos donde las piezas y los espacios se repiten con ligeras diferencias”, explica la propia autora, por eso una de las salas muestra un par de escenas vistas desde diferentes prismas, como si se reflejaran de un lado a otro.
Porque no es lo mismo la triunfal y rica Proclamación de independencia del Perú de esos hombres vestidos con brocados, que el reguero de sangre relatado en esa ‘otra’ Independencia del Perú. Del mismo modo, tampoco se viven igual los funerales de Atahualpa en el lado peruano que en el lado español, ambos debidamente separados por un hilo de plata.
Las pinturas de mestizaje del Virrey Amat realizadas hacia el 1751-1800 coronan la exposición en la planta superior e ilustran cómo se clasficaban entonces las razas: mulato, mestizo, indio, quarterón de mulato, requinterona de mulato, indio, cholo… Una clasificación que todavía hoy sigue en la mente de algunos latinoamericanos.
Junto a estas pinturas, varias portadas del diario La República con titulares de corrupción sobre las que Gamarra ha pintado bodegones y frutas. «Hablan de la naturaleza abundante pero barata de Sudamérica», comenta la artista. Buen gobierno, Sandra Gamarra Heshiki podrá visitarse hasta el 16 de enero de 2022. Sol G. Moreno