Retrospectiva de un artista «solitario». Eusebio Sempere en el Reina Sofía
«Minucioso», «clásico», pero, sobre todo, «solitario». Estos son los adjetivos que más se han repetido esta mañana en la presentación de la exposición retrospectiva que, a partir de hoy y hasta el 17 de septiembre, el Museo Reina Sofía (MNCARS) dedica al pintor, escultor y artista gráfico Eusebio Sempere (Onil, Alicante, 1923-1985). Así lo han puesto de manifiesto tanto sus comisarias, Carmen Fernández Aparicio y Belén Díaz de Rábago, como el director del MNCARS, Manuel Borja-Villel. Éste último ha recalcado también la intención del museo en abordar la figura de Sempere en tanto en cuanto rompe con la dinámica de los últimos proyectos expositivos del Reina para adentrarse en otra de sus líneas de actuación: la revisión de figuras del siglo XX que necesitan ser puestas de nuevo en el panorama actual.
Redundando en la idea de artista solitario, el propio Sempere declaró: «El ambiente artístico español me era extraño. Seguía siendo un solitario. Comprendía que mi trabajo era una pequeña isla en el mar embravecido de las manchas de color». Ya le había sucedido antes, durante los años que vivió en París, cuando estuvo vinculado a la Galerie Denise René, considerada el origen del arte óptico y cinético. Y es que, como ha señalado Carmen Fernández Aparicio, incluso en su etapa más cinética, Eusebio Sempere mostró un mundo poético en sus obras que escapó al «cinetismo clásico», hasta el punto de que no participó en la primera exposición que dedicó la galería a dicho movimiento.
El proyecto expositivo que ahora ve la luz ha llevado casi dos años de trabajo. A lo largo de 164 piezas, abarca desde sus primeras obras, realizadas en 1949, hasta 1981, cuatro años antes de su fallecimiento. La selección de las mismas se ha basado «en el intento de presentar una visión genérica de las producción artística de Sempere y de su belleza» –señala Fernández Aparicio–, pero también en «acercar al público el detalle, el minucioso trabajo que el artista desarrolló en cada una de sus obras».
Otro de los puntos fuertes de la muestra reside en los préstamos, muy significativos, con los que ha contado: desde instituciones públicas como el Instituto Valenciano de Arte Moderno, la Fundación Juan March, el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante, el propio MNCARS y la Fundación Caja Mediterráneo –esta última posee el más amplio fondo documental sobre el artista–, hasta numerosos coleccionistas particulares que han accedido a mostrar obras que, creadas en muchos casos para los propios coleccionistas, se ven ahora por primera vez en público.
Eusebio Sempere se estructura en tres secciones. La primera, titulada París. De la abstracción a la investigación cinética, arranca un conjunto de acuarelas abstractas realizadas entre 1949 y 1951 donde se pone de manifiesto la admiración del artista por Kandinsky y Klee. A ellas le siguen aquellas realizadas en París en torno a 1953 y en las que es notoria la intención de abordar la realidad mediante la tridimensionalidad, el juego óptico y el cinetismo. Aquí también tienen cabidas sus relieves luminosos móviles, un conjunto único de obras realizadas mediante planchas de madera pintada, láminas de plástico, bombillas y pequeños motores eléctricos.
El recorrido continúa en Vuelta a España. Hacia nuevas formas y materiales, donde se muestran aquellas obras realizadas a partir de 1960 tras su regreso a España, así como las ejecutadas en 1964, año en el que viaja a Estados Unidos. Allí conocerá a Josef Albers y a partir de entonces incorporará dos nuevos materiales a su producción: el cartón y el hierro. Lo más interesante es de esta época son sus series de móviles en varillas de metal cromado o pintado, alguno de los cuales expondrá en Nueva York. También a estos años pertenecen sus interesantísimos paisajes, realizados a través de unas finísimas y meticulosas líneas de color.
Culmina con la sección Proyectos interdisciplinares, un espacio dedicado a propuestas en las que buscó la interacción del arte plástico con la arquitectura, la música, la ciencia y las nuevas tecnologías. Destacan su colaboración con el Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid (1969-1972), de la que surgen sus retratos realizados con computadoras; y, sobre todo, su proyecto no realizado para la compañía IBM (1969), que consistía en una estructura móvil y luminosa sincronizada con la música de Cristóbal Halffter y la poesía concreta de Julio Campal.
Eusebio Sempere podrá visitarse hasta el próximo 17 de septiembre. Posteriormente viajará la nueva sede en Alcoy (Alicante) del Instituto Valenciano de Arte Moderno.