Patrimonio Nacional rompe la hucha y recupera la cómoda Gasparini

Patrimonio Nacional rompe la hucha y recupera la Cómoda Gasparini

El mueble, que llevaba en Nueva York más de 100 años ha sido vendido en Christie’s por 447.000 dólares.


No son muchas las ocasiones en las que Patrimonio Nacional consigue destinar más de 450.000 euros para recuperar una joya perteneciente a las antiguas colecciones reales que se encontraba fuera de nuestras fronteras. Esta es una de ellas y de las más sonadas.

La casa de subastas Christie’s celebra cada año una subasta bajo el título de The Exceptional Sale, donde reúne un pequeño número de piezas de artes decorativas del mas alto nivel. La de este año tuvo lugar el pasado martes, 29 de octubre. Entre sus lotes figuraban un tapiz de Amberes del siglo XVI, una mesa de bronce dorado y malaquita procedente de talleres rusos, y la cómoda Gasparini, una joya perdida que formó parte de la decoración del Palacio Real de Madrid.

Mattia Gasparini, arquitecto de origen italiano, diseñó, por encargo de Carlos III, la decoración de varias estancias del Palacio Real según el imperante gusto rococó. La ejecución correría a cargo de José Canops, que trabajaba para los nuevos Talleres Reales de Ebanistería, Bronces y Bordados, creados por el monarca en un intento de modernizar las artes decorativas producidas en España. De entre las salas realizadas en la residencia real, la más lujosa y mejor conservada hasta la fecha es el denominado Salón de Gasparini, del que la cómoda de Christie’s fue parte integrante.

La pieza encarna el gusto rococó europeo en todo su esplendor y la maestría de los talleres españoles de la segunda mitad del siglo XVIII. Es una de las cuatro cómodas idénticas que fueron realizadas por Gasparini para el salón. Es también la que mejor conserva sus adornos y remates de bronce que, en el resto de las piezas han sufrido deterioros y transformaciones. Esta pieza debió abandonar el conjunto en torno al siglo XVIII o XIX pues, a partir de esta fecha, está documentada primero en la colección del marchante de arte y antigüedades neoyorkino Henry Duveen y, posteriormente, en la del financiero y filántropo George Fisher Baker. Ya para entonces debió perderse su procedencia pues los descendientes del magnate la subastaron en 1956 en Parke-Bernet como «posiblemente de Dresde”. Ha sido Christie’s quien ha recuperado la historia a esta magnífica pieza.

El lote resultó el más caro de la jornada con un remate final de 447.000 dólares y fue adjudicado finalmente a un representante de Patrimonio Nacional. Una gran recuperación para nuestro patrimonio. Héctor San José. @hectorsanjose_