Marina Muñoz Viada: «Mi obra me permite analizarme, ver qué cosas he ido descubriendo en cada lugar»
La artista madrileña estudió Economía Internacional antes de decidirse a la pintura por completo. Visitamos su estudio y charlamos con ella sobre cómo sus estancias en el extranjero le han inspirado en su trabajo.
Según entramos en la página web de la artista Marina Muñoz Viada (Madrid, 1969), encontramos una galería con sus obras. Estas, en vez de estar ordenadas por fechas o colecciones, aparecen agrupadas bajo los nombres de distintas ciudades: Madrid, París, Lisboa o Nueva York, entre otras.
Si pinchamos, por ejemplo, en la capital lusa, se despliegan ante nosotros una serie de obras en las que destacan los azules y los ocres muy claros, tonos con los que pintar mares y playas. En cambio, si nos desplazamos a la Gran Manzana, toda la pantalla se inunda de los colores vibrantes que los publicistas escogen para los carteles, predominando el rojo (el color más llamativo por excelencia y uno de los más utilizados en publicidad).
De este modo, mediante sus propias vivencias en estas ciudades, la artista compone sus obras utilizando la técnica mixta –en muchos casos, con objetos encontrados–, para hablar de sus impresiones y de la impronta que estas han dejado en ella.
Sus trabajos se han expuesto en España, Portugal e Italia, y en ellas se adivina su interés por el mundo del cartelismo y la publicidad. También su estudio de la arquitectura de cada ciudad, herencia seguramente del linaje de arquitectos del que proviene.
- ¿Cómo fue el inicio de su carrera?
*Yo vengo de una familia de arquitectos, así que crecí en un ambiente en el que la cultura y la creación eran aspectos importantes. Desde pequeña se me daba bien dibujar, sin embargo estudié algo que no tenía nada que ver: Economía Internacional. Trabajé muchos años en multinacionales hasta que decidí tomarme mi carrera como artista más en serio y convertirla en el eje central de mi vida profesional.
- ¿Y cómo comenzó a hacer esas piezas en las que habla de las distintas ciudades en las que ha vivido?
*Se me ocurrió cuando vivíamos en Portugal, en Estoril. Allí la marea traía maderas que me parecían muy interesantes y las fui recogiendo para utilizarlas en mi obra. De hecho, algunos fragmentos se han quedado conmigo y han pasado a formar parte de mi trabajo, aunque ahora los compro porque me hacen falta demasiados. En mi producción, cada ciudad queda reflejada de una manera, con unos elementos y unos colores muy diferenciados. Esto me permite analizarme también a mí, ver qué cosas he ido descubriendo en cada lugar y cuáles me han marcado.
- ¿Puede hablarnos de algún ejemplo concreto?
*Pues mira en Nueva York empecé a interesarme por el jazz. Conocía lo básico, pero no me llamó la atención de forma especial hasta que estuve allí. Entonces hice un cuadro para entenderlo mejor y para terminar de comprender lo que significaba para mí.
- ¿Creó obra de este tipo durante el confinamiento?
*Sí, y es curioso porque en ellas lo que veo es una sucesión de paredes. Detrás de una, parece haber siempre otra. Todo lo que hay me recuerda a un muro. Claro, era lo único que veíamos entonces.
- ¿Todas estas ideas le surgen antes de realizar la obra o las analiza después?
*Después. Hago los cuadros con lo que me viene a la cabeza y más tarde me paro a pensar en ello. Todas tienen un motivo, pero no pienso en él hasta que no he terminado.
- ¿Qué técnicas utiliza?
*Hay muchas obras que hago por capas, por ejemplo papeles. En varias ocasiones voy como una ladrona por las calles, despegando carteles que me gustan de los muros [risas]. De algunos tengo muy claro desde el principio cómo voy a usarlos y otros simplemente los guardo en mi estudio hasta que llega su momento. Voy pegando esos fragmentos, aplicando también capas de pintura sobre lienzo o sobre madera y luego lijando. En ocasiones, dejo que lo que había más abajo pueda apreciarse de nuevo en la superficie. A veces mis hijos me preguntan: «¿para qué has pegado ese cartel, si al final lo has tapando completamente?». Y es verdad; , cuando empiezo una obra, no sé cómo va a terminar. Es todo un proceso en el que voy descubriendo nuevas posibilidades.
«En las obras que hice durante el confinamiento lo que veo es una sucesión de paredes. Detrás de una parece haber siempre otra. Todo lo que hay en ellas me recuerda a un muro, claro, porque era lo único que veíamos entonces».
- También pega sobre el lienzo maderas, fotografías e imágenes. ¿No es así?
*Esos son los que más gustan. Hay uno, por ejemplo, que contiene diversos mapas de Estados Unidos, Mapping America. En mi última exposición en White Lab lo colocamos como si fuera la tabla de una mesa. Quedaba muy original, todo el mundo se fijó en él y es verdad que cambia mucho la perspectiva con la que lo miras si está colocado en una pared o al alcance de las manos, como el tablero de una mesa. Para estos cuadros me documento bastante. Lo que más tiempo me lleva es la búsqueda de imágenes. Después tiño las maderas con los colores que me sugiere ese lugar en concreto, y junto ambas cosas.
- Acaba de regresar a Madrid, su ciudad natal, tras vivir en varias ciudades. ¿Cómo ve el panorama artístico de nuestro país?
*A primera vista, he notado muchas diferencias con otros lugares como Italia, en los que se compra mucho más arte. Allí para mucha gente es primordial tener obras en casa, aunque tengan que quedarse sin comer carne ese mes (risas). Sin embargo, hay algo que me ha parecido esperanzador: veo a mucha gente joven que se está organizando para dar a conocer el arte y para que forme parte de la vida de la ciudad. Hace poco expuse en White Lab, como ya he comentado. Los chicos que regentan el espacio son jovencísimos y están muy comprometidos con su proyecto. Además, algo que me gusta mucho es que tratan igual a la persona que acude a comprar que a la que quiere ir a ver o conocer. Eso es muy importante para hacer el arte accesible a todos, y creo que este tipo de proyectos tan dinámicos van por buen camino, me interesan muchísimo.