Man Ray al rescate del mercado de fotografía
Christie’s ofrecerá en subasta la que podría convertirse en la imagen más cara de la historia. El violín de Ingres, una de las fotografías más célebres del autor estadounidense, está valorada entre cinco y siete millones de dólares. Si se vende, podría dar la vuelta a un mercado en retroceso desde 2014. El actual récord lo ostenta Rhein II de Andreas Gursky con 4,3 millones de dólares.
La fotografía siempre ha representado un quebradero de cabeza para el mercado. La posibilidad de crear copias que podían ser indistinguibles unas de otras las privaba de la exclusividad de las compras por cifras más elevadas. A pesar de la innegable importancia que ha tenido el medio desde su invención, los récords han estado siempre por detrás de disciplinas que producen obras únicas.
Evidentemente, en este último año estamos siendo testigos de un cambio en la actitud de los compradores a causa de los NFT. El original único parece que ha perdido fuerza –teóricamente– y, si se mantienen como una fuente viable de inversión, es posible que veamos un híbrido entre ellos y la fotografía. De hecho, según a quién se pregunte, esto puede haber ocurrido ya.
Si consultamos las listas de fotografías más caras vendidas en subastas, vemos que una obra respaldada con un Token no fungible se ha colado en la quinta posición. Se trata de Twin Flames #49 de Justin Aversano, que el año pasado se ofreció hasta en tres ocasiones. La primera en Sotheby’s con un resultado de 35.000 dólares. La segunda, en la que el comprador fraccionó la propiedad –es decir, vendió algo así como acciones o participaciones de la obra– y se adjudicó por 2,3 millones de dólares.
La última fue en diciembre, cuando se retornó a una propiedad única pero respaldada mediante un proceso conocido como party bid, donde los inversores constituyen un único comprador antes de hacerse con la pieza en cuestión, se remató en 3,7 millones de dólares.
No obstante, dado que cualquier bien puede respaldarse mediante NFT, sería recomendable seguir haciendo la distinción entre el arte que ha sido tokenizado y el que no. Al fin y al cabo, la fiebre del oro de la que se está beneficiando todo lo que se haya puesto en relación con este nuevo mundo de certificados de autenticidad digitales tiene poco que ver con las obras en sí.
Si volvemos por un minuto al mercado más tradicional, puede que el furor de los compradores estos últimos meses también resucite a un mermado sector como el de la fotografía. A pesar de las limitaciones que hemos comentado, en 2014 el volumen de negocio que atraía había experimentado un crecimiento considerable desde 2006.
Los récords se acumulaban y muchas colecciones se peleaban por tener las piezas más icónicas de Cindy Sherman, Richard Prince o Andreas Gursky. El pico de inversión casi llegó a los 260 millones de dólares anuales en 2014. Desde entonces, los resultados se desplomaron –con un leve repunte en 2017– hasta el entorno de los 70 millones en 2019.
Actualmente la imagen que ocupa el primer lugar en las ventas es un paisaje de Gursky, Rhein II, adjudicado por 4,3 millones de dólares Christie’s Nueva York hace más de diez años. La segunda es Spiritual America, un retrato de Brooke Shields tomado por Richard Prince como protesta por unos perturbadores desnudos de la modelo cuando era una niña publicados en una revista a petición de su madre. Su precio fue de 3,9 millones en la misma casa de subastas en 2014.
La tercera y cuarta posición son para composiciones de Cindy Sherman –autorretratos, por tanto–, con Untitled 93 adjudicado en 3,9 millones en 2011 y Untitled 96 rematado por 3,8 millones en 2014.
A pesar de lo mitificada que está la figura de Man Ray, sus obras han tardado en ponerse a la altura de las piezas más cotizadas en la última década. Dos lo consiguieron por fin en 2017, cuando fueron los mejores resultados en fotografía de todo el año: Noire et Blanche, por 3,1 millones de dólares, y Portrait of a Tearful Woman por 2,1 millones. De hecho, si seguimos la lógica de excluir el resultado de Aversano de la categoría de fotografías, no han sido superadas en subasta en su categoría.
Christie‘s espera que esto cambie en su próxima venta dedicada a la colección de obras surrealistas de Rosalind Gersten Jacobs y Melvin Jacobs. La obra estrella de la jornada, que tendrá lugar en mayo, es El violín de Ingres, una de las más célebres composiciones de Ray. Esta pieza está estimada entre 5 y 7 millones de dólares.
Si encuentra comprador en el actual –y sobreexcitado– mercado, podría suponer un punto de inflexión en la venta de fotografías merecedoras de récords (y arrastrar con ellas el mercado más modesto). Una correcta campaña de márketing, que sepa explotar el atractivo de esta evocadora imagen, ¿sería capaz de dar la vuelta a este sector? Tendremos que esperar a mayo para averiguarlo. Héctor San José.