Los secretos del marqués
El Museo del Prado prepara una exposición sobre la figura de Íñigo López de Mendoza y de la Vega, más conocido como el marqués de Santillana, para el próximo mes de octubre. Joan Molina comisaría la muestra, en la que colabora la Biblioteca Nacional. TEXTO: Fernando Rayón
El 4 de octubre se inaugurará en la sala 57 del edificio Villanueva una pequeña exposición sobre la vida y obra del marqués de Santillana. Militar y poeta, Íñigo López de Mendoza y de la Vega (Carrión de los Condes, Palencia, 1398 – Guadalajara 1458), fue tío del también poeta Gómez Manrique y está emparentado con Jorge Manrique y Garcilaso de la Vega. Toda una rara avis del prerrenacimiento español, del que el Prado exhibe el Retablo de los Gozos de Santa María, obra maestra de Jorge Inglés depositada en el museo por Íñigo de Arteaga y Martín, XIX Duque del Infantado.
La muestra se instalará en la sala donde actualmente se exhibe este retablo que, entre otras imágenes, incluye la del propio marqués y su familia. Aunque este conjunto centra el discurso del recorrido, se han reunido en torno a él otras obras singulares que ayudan a entender y conocer mejor al personaje.
Quizá la que más sorprenda sea San Jorge, también de Jorge Inglés, que por primera vez se exhibe en España desde su adquisición por parte de la Leiden Collection de Nueva York. La impresionante tabla, procedente igual que el retablo de la iglesia del hospital de Buitrago de Lozoya –según estudio de Isidro Bango (ver ARS17)– se mostrará durante dos años en la pinacoteca madrileña.
Junto a ella colgarán otras tres tablas –hoy en colecciones particulares– que formaron parte del retablo de la Virgen en Villasandino (Burgos). Estas obras sirven a Joan Molina, comisario de la muestra y conservador de Pintura Gótica Española del Prado, para rectificar en el catálogo la tradicional adscripción de Inglés al mundo hispanoflamenco y situarlo en el mundo germánico.
Personaje decisivo en la sociedad y la literatura durante el reinado de Juan II de Castilla, el marqués procedía de una familia ya vinculada a las armas y las letras. Con 13 o 14 años se casó con la riquísima Catalina Suárez de Figueroa, lo que le ayudó a convertirse en uno de los nobles más poderosos de su tiempo. Muy pronto marchó a Aragón, donde sirvió también al rey Alfonso V El Magnánimo.
En su corte conoció la obra de poetas en lengua provenzal y catalana, como reconocerá luego en sus libros. En Aragón nació su primogénito, Diego Hurtado de Mendoza, futuro duque del Infantado. Otro de su hijos, el que sería luego cardenal Mendoza, nació en Guadalajara tras su regreso a Castilla.
Los 16 manuscritos que incluye la exposición del Prado, procedentes de la Biblioteca Nacional, no solo demuestran la erudición de Íñigo López de Mendoza sino que son también la plasmación de cómo la literatura sirvió para tejer relaciones diplomáticas entre los distintos reinos de la Península e Italia. Junto a estos tesoros, se exhibirá el bajorrelieve recientemente adquirido por el MNAC de Barcelona con la efigie de Alfonso V El Magnánimo y una medalla de Pisanello –en la muestra hay dos del maestro italiano– también del mismo rey.