Los secretos del enigmático coleccionista Jean Pétin
La casa de subastas Sotheby’s abrió las puertas del apartamento del coleccionista Jean Pétin para poner a la venta varios de sus objetos de estilo Luis XV y Luis XVI. La subasta se celebró en la tarde del 25 de septiembre. En ella destacaron, sobre todo, las artes decorativas y el mobiliario.
Presentar al protagonista de esta historia y de la subasta que ayer tuvo lugar en Sotheby’s no es tarea fácil. Bajo el nombre de Jean Pétin se esconde un hombre muy discreto y, sobre todo, enigmático. Historiador del arte por profesión y coleccionista por vocación. Destaca por ser uno de los mayores conocedores del siglo XVIII en Francia durante las décadas de 1950 y 1960.
Dada su discreción, los detalles que conocemos de su vida proceden de la pluma de otros personajes ilustres. Es el caso del ex senador francés Jean François-Poncet, que en sus memorias 37, muelle de Orsay (2008) relata: Jean Pétin iba a cumplir 70 años. Era un gigante de más de dos metros, un poco avergonzado por su gran tamaño que le provocaba dolores de espalda. Vestido de tweed, perfectamente cortés, tenía la distinción de un caballero británico. Esteta refinado, amante y conocedor de muebles raros y objetos bellos (…)”.
Más allá de estos breves apuntes, su vida es un misterio. Los objetos que protagonizaron la subasta de la casa parisina proceden de su apartamento situado en el número 56 de la rue de Varenne. Ahí se erige una mansión privada llena de historia: en el primer piso se instalaron el poeta y novelista Louis Aragón y la escritora de origen ruso Elsa Triolet; mientras que la elegante planta baja acogió a Jean Pétin y sus “muebles raros”.
Los mejores resultados de la pasada subasta se concentraron en las artes decorativas. Destaca un cuenco japonés Imari cubierto de porcelana y con montura de plata Luis XV, que terminó con un remate de 38.400 €, superando por mucho su salida de 6.000 € (lote 101). La misma suerte tuvo una caja de rapé de micromosaico y jaspe sanguíneo engastado en oro (lote 61), adjudicada por 33.600 € (una buena suma teniendo en cuenta su estimación de 7.000 €).
No obstante, los lotes más caros fueron los que ofrecían un raro par de teteras de gres de Yixing de finales del siglo XVII (lote 81) y un par de candelabros de bronce dorado de Luis XVI atribuidos a François Rémond (lote 36). Con una estimación de 200.000 €, ambos se vendieron finalmente por 168.000 €.
También han tenido éxito en la subasta las piezas con montura de bronce dorado, como el jarrón griego de pórfido con el diseño de asas en forma de sirena (lote 20), atribuido a Pierre Gouthiére y vendido por 108.000 €; o el par de aguamaniles patinados atribuidos a Pierre Galle hacia 1810 y adjudicados por 33.600 € (lote 1).
También han obtenido buenas cifras el reloj Luis XVI de bronce dorado (lote 147), basado en los estilos intermedios del siglo XVIII, con algunos toques de rocalla que sobreviven a las formas neoclásicas. Tras una estimación de 25.000 €, ha logrado un remate de 38.400 €.
Y no nos olvidamos del par de apliques de madera dorada estilo Luis XV (lote 56), que han superado los 30.000 € de salida al ofrecerse por 69.600 €. Adornados con follaje y flores, la pieza de pared es representante de la escultura rococó del siglo XVIII.
En cuanto a la pintura, salió airoso el óleo Fiesta campesina de David Vinckboons (lote 159), consiguiendo 72.000 € tras una estimación de 30.000 €. Con una cifra parecida (78.000 €) se sitúa el panel atribuido a una Escuela Francesa o del Norte, hacia 1490 (lote 32). Se trata de un cuadro inédito hasta su reciente descubrimiento en la colección, probablemente un fragmento de una composición religiosa de gran formato.
Si comparamos las estimaciones con las cifras de los remates, podemos concluir que Sotheby’s no tuvo una de sus mejores tardes, pero varios de los lotes sí que dieron una sorpresa superando por mucho la estimación inicial.
Por otra parte, de Jean Pétin hay que decir que era un coleccionista muy ecléctico, capaz de mezclar en una misma estancia un cofre de marquetería de Boulle con una porcelana de Imari engastada en plata; o un par de figuras de bronce alemán con un par de apliques de tres luces de bronce dorado en la pared. Nerea Méndez Pérez