Los Arrue en París de nuevo juntos en el Museo de Bilbao
La sala 33 del Museo de Bellas Artes de Bilbao una pequeña muestra, enmarcada en la Obra invitada, que reúne dos pinturas fundamentales de los hermanos Arrue, José (Bilbao, 1885-Llodio, Álava, 1977) y Ramiro (Bilbao, 1892-San Juan de Luz, Francia, 1971). Se da la circunstancia que tanto Baserritarrak, de José, y Fandango, de Ramiro, estuvieron expuestas en París hace 96 años y no se habían vuelto a ver juntas hasta ahora. Este programa, que alcanza la 65 edición, cuenta con el patrocinio de la Fundación Banco Santander.
Estos dos cuadros en gran formato fueron pintados por José y Ramiro por encargo, con el objetivo de presentarlos en el ‘Stand Basque’, la sección vascofrancesa que incluyó pinturas, esculturas, cerámicas y muebles en la Exposition Internationale des Arts Décoratifs et Industriels Modernes de París de 1925.
Ahora el Museo de Bilbao al reunir de nuevo estas dos pinturas ha querido contextualizarlas presentando materiales documentales y artísticos: una maqueta del “Stand Basque”, realizada a partir de los planos conservados en los Archivos Departamentales de Bayona (Francia), el cartel que diseñó Robert Bonfils (París, 1886-1972) para anunciar la Exposición Internacional de París de 1925 -una litografía en color de la colección de carteles del museo- y un pequeño conjunto de esmaltes de Ramiro y Ricardo Arrue (Bilbao, 1889-Caracas, 1978), perteneciente a los fondos de artes decorativas del museo y representativo del medio centenar que pudo verse en el Pabellón Español y fue merecedor de un diploma de Medalla de Oro.
La exposición de 1925 tuvo un gran éxito de crítica y público. Esas dos pinturas de los Arrué fueron premiadas en el certamen y se exhibieron en el Hall d’un syndicat d’initiative en Pays Basque, una construcción efímera que el arquitecto Benjamin Gomez (Bayona, Francia, 1885-1959) erigió como oficina de turismo para promocionar el País Vasco en esta cita internacional.
Posteriormente las dos piezas tuvieron diferentes caminos. Mientras Baserritarrak estaba en depósito desde 2003 en el Museo de Bilbao y recientemente fue donada al Museo por parte de la familia de José, Fandango, pintada por su hermano Ramiro, es propiedad del Ayuntamiento de San Juan de Luz (Francia).
Las romerías fue un tema costumbrista abordado en la plástica vasca de principios del siglo XX. Y ahí se enmarca esta composición, aunque en este caso José Arrue supo conferir cierta ironía e incluso humor. En Baserritarrak volvió a demostrar una gran pericia técnica al fijar un día de trabajo en el campo, con ese modo tan característico de incluir una luz intensa, algo sublimada, a esas figuras casi de tamaño natural. José Arrue había estudiado con Lecuona y luego entró en contacto con Ramón Casas y Santiago Rusiñol, entre otros creadores, en sus viajes a Barcelona y París.
El gran panneaux de Ramiro Arrue, Fandango, para el ‘Stand Basque’ refleja el sentimiento de alegría y celebración compartida del folclore vasco, a través de la representación de un fandango, uno de los bailes más populares de la tierra vasca. El cuadro desprende romanticismo, sintetismo estético y tiene un colorido mesurado, algo inherente en su producción. Su personalidad era algo diferente a la de José pero mantenía una cierta armonía con el ciclo decorativo del que formaba parte en la muestra parisina. Fandango fue premiado dentro de la Clase 7-Ensembles de mobiliers con un diploma de Medalla de Oro. Durante su formación en París mantuvo contacto con escultores como Paco Durrio o Bourdelle, pero también con Ignacio Zuloaga.
En 1911 se instaló en la localidad vascofrancesa de Ciboure. Ese mismo año colaboró en la creación de la Asociación de Artistas Vascos, de la que fue directivo. Posteriormente, tras su matrimonio fijó la residencia en San Juan de Luz, alternando la pintura con la escenografía, la ilustración, el cartelismo y los esmaltes.
El coordinador de Conservación e Investigación del Museo de Bilbao, Javier Novo, pronunciará una conferencia el próximo lunes 22 de noviembre para dar a conocer las principales conclusiones del estudio, que ayudarán a dimensionar este episodio de la historia del arte vasco.