‘La Tiranía de Cronos’, una reflexión sobre la percepción del tiempo
El Banco de España presenta desde mañana y hasta el 29 de marzo la exposición La Tiranía de Cronos, comisariada por la conservadora de la Colección Yolanda Romero, que ha seleccionado poco más de 60 piezas de la propia institución más algún préstamo a partir de la amplia colección de relojes pero con un objetivo más ambicioso: la concepción del tiempo a lo largo de la historia con obras pictóricas, fotográficas, artes decorativas, y cómo los relojes han formado parte de la iconografía en retratos de reyes y personalidades ilustres como las que encontramos en la sala principal de la exposición, presidida por un díptico de los Reyes de España, captados por Annie Leibovitz, una de las mejores fotógrafas y retratistas del último medio siglo.
Una de las grandes sorpresas de La Tiranía de Cronos la encontramos en la sala central de la exposición, en la que se pueden admirar una selección de retratos históricos y otra de relojes ambos de la Colección del Banco de España. Y ahora se acaba de incorporar un díptico en gran formato con la imagen de los Reyes de España, Felipe VI y Letizia, captados por Annie Leibovitz en el Salón Gasparini del Palacio Real.
De este modo, según se comentó durante la presentación, se quiso contar con una fotógrafa de excelencia como Annie Leibovitz a la nómina de artistas representados en la Colección del Banco de España y además sustituir el retrato pictórico por el fotográfico y se valoró el hecho de que ese encargo lo hiciera una mujer.
Los retratos fueron encargados por el Banco de España en 2023 y la sesión tuvo lugar el pasado 7 de febrero y duró cinco horas. Felipe VI posa con el uniforme de gala de Capitán General del Ejército de Tierra y diferentes condecoraciones, mientras Doña Letizia, con iluminación natural, lleva un elegante vestido negro, de escote palabra de honor y corte de sirena, diseñado por Cristóbal Balenciaga en la década de los años 40, que combina con una capa de color fucsia en seda salvaje de la década de los 60 también de Balenciaga, ambos prestados por la Fundación Antoni de Montpalau, Además Doña Letizia luce un collar de chatones a juego con los pendientes, procedentes de Victoria Eugenia, y un anillo en el índice de la mano izquierda como complementos. El díptico ha supuesto una inversión para el Banco de España de algo más de 137.000 € (150.000 dólares). Cuando concluya la exposición este díptico de los Reyes de España estarán presentes en la Sala del Consejo de Gobierno del Banco de España.
Llama la atención en el díptico cómo Leibovitz ha recogido la tradición retratística española pero renovándola, al ser capaz de crear una escena donde quien mira asiste al acontecimiento al modo velazqueño, a través de una escenografía envolvente con el lugar elegido para la toma de las fotografías. Hay mucha naturalidad en el modo de posar de ambos porque la retratista sabe conjugar lo regio y lo humano para dotar de un sentido artístico a la composi
Yolanda Romero ha estructurado el recorrido en tres partes que ilustran el concepto del tiempo y evolución según la sociedad y la época. La primera parte, No tengo tiempo, título de un libro obra de Mladen Stilinovic reúne una veintena de piezas de 9 artistas, algunos de ellos conceptuales en torno a la concepción occidental del tiempo y a su papel en la sociedad capitalista.
En esa introducción que parte del libro del yugoslavo Stilinovic, junto a un políptico Artist at Work (1978) de ocho fotografías en una reivindicación del espacio doméstico y del derecho a la pereza, concepto que enlaza con el libro de Jules Laforgue, yerno de Carlos Marx, que escribió su libro en 1869; y una serigrafía sobre lienzo, Chinese Business (2009), en diez collages que parecen evocar la estética de los dadaístas pero con un fuerte componente crítico respeto a la precariedad y los sistemas de producción en un mundo globalizado.
En esa sala se puede contemplar un extracto de Tiempos modernos, película de Charles Chaplin sobre la medición del tiempo en torno a la productividad y el trabajo, y debajo una propuesta contemporánea de Raqs Media Collective, La eclíptica (2014), un reloj cuya esfera y manecillas son negras y opacas con varias palabras que comienzan por f en inglés, freeze, figure, fold, free y fix, aunque quedaría una palabra que sobrevuela en nuestra imaginación: future. Todas esas palabras ponen su acento en lo transitorio.
Un artista como Isidoro Valcárcel está presente con dos obras; el libro Rendición de la hora (1996), editado con motivo del proyecto expositivo Ir y venir de Valcárcel Medina; y ese muro con 365 fotografías realizadas en 1973 como una acción urbana donde durante todo un año fue captando los relojes que encontraba como paseante en Madrid.
Y también las imágenes documentales de Manolo Laguillo, Dar a ver el tiempo, con ocho fotos que reflejan la imagen exterior e interior del reloj principal en el chaflán del edificio diseñado por Eduardo Adaro; las dos fotografías del patio de operaciones de Candida Höfer; algunos relojes funcionales del Banco de España; y la serie Banco Internacional de Tiempo Laboral de Juan Luis Moraza, con 24 impresiones digitales, concebidas hace cuatro años. Sus billetes incorporan personajes históricos, de la economía, la política y de la cultura como Carlos Marx o Picasso, entre otros, que figuran como tesoreros o administradores como suelen aparecer en los billetes emitidos por los bancos centrales de cada país.
La sala principal, Retratos al hilo del tiempo, segunda sección de la muestra, se abre con un gran tapiz de finales del siglo XVII, titulado Triunfo del Amor y la Eternidad sobre el Tiempo, realizado por Jan Leyniers, según diseño de David Teniers III. Ese monumental tapiz lo protagoniza la figura mitológica de Cronos, ya anciano e inmovilizado por unas cadenas y donde pueden observarse un reloj de arena y una guadaña, dos símbolos de la fugacidad de la vida y del paso inexorable del tiempo.
Y esa obra planea un relato en paralelo con una selección de relojes de diferentes tipologías y con la galería de retratos, que abarcan desde el siglo XVIII hasta las primeras décadas del siglo XXI, donde la fotografía gana espacio como elemento disruptivo en el díptico de los Reyes o en el retrato que también hizo Annie Leibovitz este año del anterior gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.
Precisamente encontramos una selección de relojes de diferentes tipologías, desde relojes de sobremesa, algunos con música, a relojes de arena y otros de caja alta, muchos de ellos ingleses y franceses, y alguno alemán o fabricado en España por José de Hoffmeyer, otro atribuido a Ramón Garín y otro más Peña y Sobrino, que constituyen por su belleza todo un homenaje a la relojería europea de los siglos XVIII, XIX e incluso algunos del siglo XX.
Entre los retratos que cuelgan en esa sala hay que destacar dos de Francisco de Goya: el que hizo a Francisco de Cabarrús hacia 1788 cuando ejercía como director honorario del Banco de San Carlos, precedente del Banco de España; y el que reflejó a José Moñino y Redondo, conde de Floridablanca en 1783, un año después de la Fundación del Banco de San Carlos o el que hizo Pietro Melchiorre Ferrari a Miguel Torres y Ruiz de Rivera, III marqués de Matallana en 1785; el que pintó José Gutiérrez de la Vega y Bocanegra de Santiago González en 1852.
123 años después la sobriedad y elegancia de Isabel Quintanilla al captar a José Ramón Álvarez Rendueles en 1985, el primero que se encargó a una mujer para la Colección del Banco de España. Rendueles posa en el Salón de los Goya y está apoyando su brazo en un sillón y detrás difuminados cuelgan otros retratos de gobernadores del Banco de España que hizo el genio de Fuendetodos. En su muñeca izquierda luce un reloj más funcional que los del siglo anterior.
Y en esa misma sala un retrato también de 2024 al ex-gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, que también hizo Annie Leibovitz en 2024 y que supone una ruptura con la tradición retratística de la Colección Banco de España, al pasar de la pintura a la fotografía. Hernández de Cos está sentado de manera informal en la mesa de la sala del Consejo de Gobierno de la entidad y la imagen refleja una mayor cercanía y desprende un toque más humano a una persona poderosa, en esa sala con la mesa y las sillas le confiere una simbología de autoridad pero también de lugar de trabajo. El Banco de España ha invertido en este encargo algo menos de 80.000 €.
La última parte, titulada Un tiempo sin reloj, recoge obras de artistas que con sus composiciones intentan alterar los principios que han regido el concepto del tiempo en Occidente, con ese tiempo único y lineal. Desde otras latitudes y concepciones de la vida se apuesta por un tiempo más poético y detenido que nos retrotrae a épocas pretéritas donde el ser humano estaba más ligado a la naturaleza. Hay en esas piezas un acto de ralentización y de resistencia contra el poder del reloj en nuestras vidas, cuestionando la tiranía de Cronos.
Y así encontramos El presente es nuestro nº 4 (2018), una pieza de Ángel Poyón que añora en esos relojes algo surrealistas el tiempo posible y extenso que percibíamos en la infancia; dos obras de Antonio Pichillá que se enraizan en la cultura maya; dos óleos de Pieter Vermeerschs que no dejan de ser un espacio donde el color nos ayuda a reflexionar sobre el espacio y el tiempo; algo percibido anteriormente por Victoria Civera en Dos de la tarde (1991); una instalación de 48 dibujos de Inmaculada Salinas, uno por día durante 45 días desde que comenzó el confinamiento el 15 de marzo al 1 de mayo de 2020 y que titula Diario vírico (2020); Mar abierto, una experiencia digital de Javier Nuñez Gasco, que representa en cuatro imágenes el tiempo transcurrido durante un día a través de un mar animado: y ese tiempo congelado en una fotografía de Chema Madoz, al modo de Duchamp.