La sinceridad en el arte de Antonio Muñoz Degrain

La sinceridad en el arte de Antonio Muñoz Degrain

El Museo Nacional del Prado presenta en la sala 60 del edificio Villanueva una muestra con carácter monográfico que vuelve la mirada hacia uno de los pintores más originales  pero menos celebrados del arte español del siglo XIX.

Antonio Muñoz Degrain. Vista tomada en los Pirineos navarros. Óleo sobre lienzo, 108 x 137 cm 1862 Madrid, Museo Nacional del Prado. Adquirido en 1863

El protagonista de esta muestra del Prado es Antonio Muñoz Degrain, un pintor que, como destacó en la rueda de prensa Javier Barón, comisario y jefe de Conservación de Pintura del siglo XIX, “se singulariza dentro de los artistas de su generación por la extraordinaria libertad de la que hace gala al enfrentarse con temas muy variados”. Su producción abarca desde paisajes hasta pintura de historia, temas literarios y religiosos, así como su fascinación por lo oriental.

La sala de exposiciones del XIX acogerá hasta enero del próximo año una decena de pinturas, cinco de ellas restauradas recientemente, que ilustran la trayectoria de Muñoz Degrain en todas sus etapas. Se trata de una selección de las obras más destacadas de las 20 que conserva la colección del Prado, a las que se suman documentos, legados y otros materiales que completan la muestra.

El recorrido se inicia con Vista tomada en los Pirineos navarros, una obra temprana del artista restaurada para la ocasión. En ella se aprecian ya los recursos que posteriormente aparecerán en su obra principal, Paisaje del Pardo al disiparse la niebla, pintura que obtuvo una medalla de segunda clase en la Exposición Nacional de 1866. Como pieza central de la sala, este paisaje atrae la atención, gracias a la pincelada suelta que emplea Muñoz Degrain, que en ciertos aspectos “recuerda a la factura de Velázquez”, señala el comisario.

Interior del estudio de Muñoz Degrain en Valencia, pintado por su amigo Francisco Domingo Marques, muestra al pintor con la obra Paisaje del Pardo ya colgada y celebrando el éxito de esta pintura en la Valencia del siglo XIX.

Además de su triunfo como paisajista, esta exhibición también presenta pinturas en las que se ve reflejada la fascinación del artista tanto por el exotismo norteafricano en Los escuchas marroquíes, como por temas religiosos en Jesús en el Tiberíades.

Antonio Muñoz Degrain. Paisaje del Pardo al disiparse la niebla, 1866. Óleo sobre lienzo, 200 x 300 cm Madrid, Museo Nacional del Prado. Adquirido en 1867
Antonio Muñoz Degrain. Antes de la boda. Óleo sobre lienzo, 120 x 95 cm 1882 Madrid, Museo Nacional del Prado. Adquirido en 1884

Entre las obras expuestas, cabe destacar Antes de la boda, donde Muñoz Degrain representa a Isabel de Segura, protagonista del cuadro Los amantes de Teruel, su obra de mayor fama y expuesta en la sala 75 del museo.

Asimismo, la exposición permite acercarse a su proceso creativo al exhibir un boceto preparatorio a lápiz y tinta, estudio de figuras para Los amantes de Teruel.

Se sabe que a comienzos de 1883, Muñoz Degrain ya había realizados varios bocetos y en 1884 había concluido el cuadro definitivo, pues era su obligación por su tercer año de pensionado en Roma. Este fue premiado con la primera medalla en la Exposición Nacional de dicho año. Se trata de una de las obras más populares y alabadas de fin de siglo del autor.

El recorrido se completa con una vitrina donde se expone el discurso de ingreso del pintor en la Academia de San Fernando (1899), dedicado a “la sinceridad en el arte”, el estudio a lápiz mencionado anteriormente y una fotografía de su retrato por el escultor Miguel Blay.

Además de su faceta como pintor, Muñoz Degrain también fue maestro y tuvo entre sus alumnos a Pablo Picasso, a quien impartió clases de paisaje en San Fernando durante el curso 1897-98.

El pintor Muñoz Degrain (1840-1924) se enmarca dentro de la línea iniciada en 2009 por el Museo del Prado de difundir las colecciones del siglo XIX, en continuidad con las exposiciones realizadas en años anteriores centradas en Aureliano de Beruete, Antonio María Esquivel, Federico de Madrazo, Joaquín Sorolla y Mariano Fortuny. Mencía López Guadalix