La belleza simbólica de Isabel Baquedano en Pamplona

La belleza simbólica de Isabel Baquedano en Pamplona

La belleza simbolica de Isabel Baquedano en Pamplona


Hay artistas españoles en la segunda mitad del siglo XX con un recorrido íntimo, simbólico,  que han sido inspiradores para otros creadores y ese el caso de la pintora navarra Isabel Baquedano (Mendavia, 1929-Madrid, 2018). Ahora dos museos de Pamplona, el Museo de Navarra y el Museo Universidad de Navarra acogen hasta el 10 de enero la retrospectiva De la belleza y lo sagrado, coproducida junto al Museo de Bellas Artes de Bilbao, donde se expuso la pasada primavera. Reúne 290 obras de temática muy diversa, desde aspectos sociales a otros vinculados con la historia sagrada, los paisajes urbanos y el entorno cotidiano.

La retrospectiva ha sido comisariada por Miriam Alzuri, del Museo de Bellas Artes de Bilbao, y por Ángel Bados, escultor, amigo y buen conocedor de la obra de Isabel Baquedano. Y en la inauguración del pasado jueves estuvieron presentes junto a los comisarios, Rebeca Esnaola, consejera de Cultura y Deporte del Gobierno de Navarra; Bingen Zupiria, consejero de Cultura y Política Lingüística del Gobierno Vasco y presidente del Patronato del Museo de Bellas Artes de Bilbao; Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao; Alfonso Sánchez-Tabernero, rector de la Universidad de Navarra; Ángel Gómez Montoro, presidente del Patronato del Museo Universidad de Navarra; Jaime García del Barrio, director del Museo Universidad de Navarra; y José Domingo de Ampuero y Osma, presidente de Viscofán, empresa que ha financiado la edición del catálogo.

Es una ocasión única para ver la evolución de la obra de la pintora y dibujante navarra, ya que abarca los diferentes períodos de su trabajo creativo. Isabel Baquedano fue una figura destacada de la llamada Escuela de Pamplona y ejerció como docente en la especialidad de pintura en la Escuela de Artes y Oficios de la capital navarra, y por ello tuvo una influencia notable en muchos de los pintores navarros contemporáneos de las últimas décadas. El esfuerzo para organizar esta retrospectiva permite presentar en ambas sedes un conjunto  relevante de obras, procedentes de museos, fundaciones, colecciones particulares y fondos de la propia artista. Además de sus pinturas y dibujos se han seleccionado fotografías y documentos que ayudan a profundizar en su trayectoria plástica.

Presentación de la muestra De la belleza y lo sagrado, de Isabel Baquedano, en el Museo Universidad de Navarra. De izquierda a derecha: Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao; Miriam Alzuri, comisaria de la muestra; Alfonso Sánchez-Tabernero, rector de la Universidad de Navarra; Ángel Bados, comisario de la muestra; Rebeca Esnaola, consejera de Cultura y Deporte del Gobierno de Navarra; Bingen Zupiria, consejero de Cultura y Política Lingüística del Gobierno Vasco y presidente del Patronato del Museo de Bellas Artes de Bilbao; Jaime García del Barrio, director del Museo Universidad de Navarra; Ángel Gómez Montoro, presidente del Patronato del Museo Universidad de Navarra; y José Domingo de Ampuero y Osma, presidente de Viscofán, empresa navarra que ha financiado la edición del catálogo
Isabel Baquedano. Autorretrato,1977.

El recorrido y la disposición de las casi 300 piezas permite conocer cómo fue su desarrollo. Su trabajo evolucionó en pocos años desde la figuración realista de contenido social hacia una serie de iconografías de gran economía formal, cercanas en algunos aspectos al arte Pop. Fue durante la década de los setenta cuando sus composiciones logran una cierta plenitud realista. Isabel Baquedano conocía muy bien la historia de la pintura.

Para su amigo Ángel Bados, Baquedano fue «dueña de un dibujo limpio y decidido, y del color deslumbrante, la artista supo trabajar con rapidez e intensidad a la búsqueda de su propio estilo», que añade que las obras expuestas en las dos sedes cumplen una función biográfica, «como si lo vivido y lo pintado fueran correlativos. Lo cual incita a pensar que la pintura le permitía tomar posición simbólica, en el mundo y con los demás, haciendo al espectador partícipe de su aventura, mediante el enigma latente de los cuadros y por su misma y rara belleza».

El itinerario de esta muestra revela la colaboración entre un museo público y uno privado, y comienza en el Museo de Navarra para mostrar una visión retrospectiva a partir de las obras que Isabel Baquedano realizó durante los años cincuenta y en décadas posteriores como Peluquería de señoras, Carrusel y Paraíso, entre otras. Y luego continúa en el Museo Universidad de Navarra, donde se muestran piezas como Autorretrato, Malabaristas, Adán y Eva o Anunciación por citar algunas de ellas.

Durante el recorrido los visitantes pueden contemplar la diversidad temática de sus obras, en las que siempre están presentes sus propias vivencias y una profunda humanidad y generosidad, reflejadas con gran pericia técnica y una permanente capacidad innovadora, que caracterizó su tránsito por la pintura. En las obras que cuelgan del Museo Universidad de Navarra se observa el paso del arte social y la transición hacia una figuración renovada como la que practicó en sus últimos años.

Isabel Baquedano. Pareja, 1978
Isabel Baquedano. Mesa, 1979.
Isabel Baquedano. Malabaristas, 2003-2005
Isabel Baquedano. Autorretrato con vestido blanco (introspección), 1980

Como afirma Miriam Alzuri en su obra “influye la renovación que viene del Pop, con la utilización del color, la frescura en los temas… Entonces aparecen algunos que aluden a la modernidad, el mundo del televisor y de los automóviles… Y casi enseguida una figuración más simbolista a mediados de los 70”.

Ese camino de constante exploración e innovación acompañó a Isabel Baquedano toda su vida, en la que, como explica Miriam Alzuri, no dejó de plantearse retos: «No le interesaba una pintura que parezca terminada, perfecta. Muestra cómo se va haciendo, cómo ha ido trabajando. Hay veces que deja a la vista el dibujo. Tampoco necesita el gran formato para expresarse. Trabaja con formato medio y pequeño».

Por su parte, el pintor Antonio López, subraya la “búsqueda incansable” de la artista, a quien recuerda como “una persona decidida a hacer algo de valor para entregar a los demás y realizarse. Era muy entregada, enormemente generosa y arriesgada”. A la hora de trabajar, el pintor nacido en Tomelloso apunta que “cuando empezaba un cuadro, ni ella misma sabía por dónde tenía que caminar, pero ya estaba en ese espacio y lo encontraba. Todos sus cuadros son sorprendentes, un viaje a lo desconocido porque no hay rutina. Y esa búsqueda es una maravilla”.

En la contemplación  de las obras de Baquedano tienes la impresión de que los espectadores debemos establecer una interacción con los motivos o temas biográficos que nos propone. Como creadora casi siempre apelaba a que esa experiencia nos concirniera y a que estuviéramos atentos con su pintura o dibujo. Ese reto que nos proponía en muchas de sus obras como sugiere Ángel Bados «si el visitante lo acepta permitirá que disfrute de la belleza insólita», ya fuera a través de sus retratos y autorretratos, de la vivencia de su viaje a Grecia, de sus originales bodegones, del mundo circense o de los temas religiosos, interpretados con una mirada única.