La figura humana a través de la lente en el Pompidou
La muestra del centro parisino explora la representación del cuerpo a través de 150 fotografías procedentes de los propios fondos del museo, a las que se suman además otras tantas de la colección privada del cineasta Marin Karmitz.
El autor, escritor y director de cine Chris Marker afirmó en una ocasión que la fotografía era lo mismo que la caza pero sin el deseo de matar. «Es la caza de ángeles… Sigues a alguien, apuntas, disparas y ¡click! En vez de matar a un hombre, lo conviertes en inmortal».
De esa captura de almas trata la exposición Corps à corps del Centre Pompidou, que rastrea la representación humana en la fotografía durante los siglos XIX yXX. Podrá contemplarse hasta el próximo 25 de marzo.
La exposición cuenta con más de 150 fotografías de diversos autores entre los que destacan algunos como Dora Maar, Henri Cartier-Bresson o Andy Warhol, entre otros.
El enfoque desde el que se aborda la muestra no es cronológico, sino que explora una serie de temas y su tratamiento a lo largo de las décadas. Esta descontextualización permite, en palabras de la comisaria Julie Jones, «que el visitante pueda incorporar la pieza a otras narrativas que le son más cercanas, aunque no sean las de la toma original, facilitando así una mejor comprensión de la misma y otorgándole nuevos significados a las piezas».
La idea que subyace en todo esto es la noción de que la fotografía –que a menudo se sigue considerando secundario en los grandes museos contemporáneos– va mucho más allá de la captación objetiva de la realidad, y por ello los retratos que componen esta muestra son enigmáticos, poéticos, metafóricos o desoladores. Tal y como escribió Susan Sontag en su célebre conjunto de ensayos El uso de la fotografía:
Cuando deciden la apariencia de una imagen, cuando prefieren una exposición a otra, los fotógrafos siempre imponen pautas a sus modelos. Aunque en un sentido, la cámara en efecto captura la realidad (…) Las fotografías son una interpretación del mundo tanto como las pinturas y los dibujos».
Por ello, Corps à corps indaga en temas concretos, buscando patrones a lo largo de la historia de esta disciplina, y viendo cómo los artistas responden, por ejemplo, a los grandes acontecimientos como el ascenso de los totalitarismos o las guerras mundiales. También a otros procesos más lentos, casi cotidianos, como los avances tecnológicos o el crecimiento de las ciudades, todo ello a través de la representación humana.
El recorrido muestra, por ejemplo, el surgimiento del fotomatón y su papel en el Surrealismo, a cuyos artistas cautivó por ser un medio rápido y barato que permitía la experimentación. Esto propició que miles de fotografías de personas despeinadas, pilladas en mitad de un movimiento y mirando hacia otro lado se convirtieran en obras con valor propio en lugar de meros descartes.
Un ejemplo de ello es la tira de cinco instantáneas de una mujer a la que desconocemos, pero cuya naturalidad mientras se peina y posa en el interior de la cabina se ha conservado hasta nuestros días. Hoy ese gesto cotidiano ha pasado a formar parte de la exposición.
Otro de los temas que trata esta muestra tienen que ver con la relación entre fotógrafo, fotografiado y el reflejo de estas dinámicas en la imagen resultante. En este sentido, se aborda tanto la posición de los autores que creen que es necesario mantener cierta distancia con lo retratado –casi en una postura de voyeur aunque, tal y como explica Sontag, partiendo de una subjetividad inevitable–, como los que se involucran. Ejemplo de ello es William Klein, artista presente en las salas parisinas.
El recorrido combina la exhibición de fotografías del museo con otras procedentes de una colección privada que, además, pertenece a un director de cine y responde a su sentido de la estética.
Tanto él como la comisaria destacan ese diálogo entre colecciones que, desde su nacimiento, han tenido voluntades tan distintas y han ido creciendo de formas tan dispares (una dominada por gustos personales y otra por voluntad documental). Sin embargo, ambas se encuentran en estos grandes asuntos, pues las dos tienen en común que han nacido en torno a la caza inocente de cuerpos que ahora son inmortales. Sofía Guardiola