La conexión con la naturaleza de Tabita Rezaire
La Fundación TBA21 y el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza han inaugurado la temporada con la primera exposición de Tabita Rezaire (París, 1989), que permanecerá abierta hasta el 12 de enero de 2025. Comisariada por Chus Martínez, con el título Nebulosa de la calabaza, reúne tres instalaciones que la artista francesa ha realizado en 2024, Omo Elu, Des/astres y OMI: Yemoja Temple. Las tres obras revelan una profunda conexión con la naturaleza y los ancestros, así como una interacción entre tecnología y arte.
En la presentación Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen, destacó tanto el carisma de esta joven artista y que esta exposición mantiene el espíritu de las que organizan tanto TBA 21 como el propio museo, incidiendo en que la propuesta de Tabita Rezaire recupera una serie de experiencias rituales para el arte occidental. Markus Reymann, codirector de TBA21, además de recordar a las víctimas israelíes y palestinas, esbozo cómo este proyecto comenzó hace cinco años con Alex Jordan, que investiga sobre la conducta animal, y un viaje que tenía como destino Jamaica, por la dificultad de conexiones vinculado a conceptos neocoloniales, terminó en Tanzania y ese lago Tanganika latía su preocupación por la biósfera y los océanos.
Tabita Rezaire dijo que el título de la exposición, Nebulosa de la calabaza, está tomado de la NASA, en torno a la ciencia y la exploración de las tradiciones y el cosmos. “Hace referencia a los desastres y son una reflexión sobre la catástrofe que somos y los monstruos que hemos creado” y añadió que en sus obras intenta unir tierra y cielo porque “hemos perdido sentido de pertenencia al cosmos y es una parte intrínseca de nosotros”.
Por último, Chus Gutiérrez ahondó en cómo los artistas contribuyen en la lógica de los valores, la experiencia del tiempo y en ayudarnos a entender la historia de las prácticas porque el pensamiento no es una línea continuada ni coherente, donde aparecen contradicciones y así emergen las ideas que pueden ser enriquecedoras y no polarizadoras y es justo ahí donde la experiencia de lo ancestral y el ofrecimiento a los demás nos ayuda a crecer.
Cuando comienzas la visita a esta muestra inmersiva te introduces en una atmósfera de reflexión e intimidad. La primera de las tres piezas, Omo Elu, ha sido un encargo de la Bienal de Lagos (Nigeria). Es una instalación circular, que invita a contemplar dentro y fuera, compuesta por seis textiles que representan las encarnaciones de la orisha Yemoja, en sus vertientes de madre, agua. Creadora, sanadora, gobernante y bailarina. Las seis telas, en un formato mediano tirando a grande, están teñidas de índigo, no solo por su querencia por ese color sino también por el proceso de tintado tradicional de Nigeria. Nuevamente cuando estás en el interior de ese espacio sientes la experiencia que aúna lo tradicional y lo contemporáneo y cómo siente Rezaire lo sagrado desde su mirada actual.
En el ecuador de la exposición, quizás sea la pieza central, observamos Des/astres, un trabajo solicitado por TBA21 y la Fundación Louis Vuitton y que ha contado con el apoyo del Ministerio de Cultura de Francia. Es una obra donde la arquitectura de madera circular y un techo de hojas de palma, evoca un lugar de reunión de culturas ancestrales de la Guayana francesa, donde reside Tabita Rezaire. En su techo se proyecta un video para conferir una experiencia similar al que experimentamos en un planetario, pero a escala más humana. Lo contemplamos tumbados desde hamacas de algodón. Hay cuatro secciones: bosque, agua, piedra y cielo.
Y es en el video donde se explora la conexión del ser humano con el cosmos, yuxtaponiendo imágenes de la selva amazónica con entrevistas a científicos, investigadores y guardianes de las tradiciones que revelan su visión del universo. La mezcla de la ciencia con lo sagrado y telúrico que ha rodeado a los seres humanos desde tiempos pretéritos.
La última obra, OMI: Yemoja Temple, también está dedicada como la primera a la orisha Yemoja. Es una pieza coproducida por TBA 21 y Schering Stiftung de Berlín, en la que Rezaire apela a los sentidos al explorar la interacción entre biología y espiritualidad con el agua como hilo conductor.
El viaje para la artista es un motivo inspirador y esta instalación surgió a partir de uno que hizo a Tanzania con el arquitecto Yussef Agbo-Ola y los biólogos Alex Jordan y Anja Wegner, del Instituto Max Plank de Comportamiento Animal, donde fueron a estudiar la fauna y la flora de los arrecifes de coral y el ecosistema del lago Tanganica. En los recovecos de OMI hay continuas llamadas tanto desde un punto de vista científico y racional con otros espirituales que nos llevan a reflexionar sobre el misterio y el origen de la vida.