En la licitación del próximo día 29 se ofrecen también obras de Meifrén o Lagar, y decimonónicas de Hohenleiter o Salinas
Al decir de Darío de Regoyos, el sevillano Gonzalo Bilbao (1860-1938) era “un buen pintor” aunque su lenguaje se atuviese más bien a los criterios finiseculares; y al no mirar la modernidad con ojos de cambio e ilusión, derivó a planteamientos más bien de tipo regionalista. Parte de ello es lo que podemos ver en su inmenso Final de la jornada de caza (O/L, 180 x 340 cm; lote 140), una escena habitual en su tierra, realizada en 1900 con la calidad que percibía Regoyos, a base de un dibujo somero y amplias pinceladas que configuran fácilmente grandes campos de color.
Conocido especialmente por sus trabajos de Cigarreras, de los que apenas hay piezas en el mercado, en octubre de 2007 se llegó a pagar por Las majas en el parque (O/L, 108 x 166,5 cm) en Sotheby’s Londres 42,500 GBP (60.201 euros), cerca de los 33.600 euros en que se remató en Christie’s Madrid su Atardecer en Sevilla (O/L, 38 x 46 cm). Los tiempos que corren son complicados también para sus precios, y en octubre pasado, Segre vendió por apenas 4.800 euros una buena Vista de Venecia (O/L, 60,5 x 85,5 cm)… Ahora, se piden 22.500 euros por este buen Final de la jornada de caza, aunque sus dimensiones hagan que más de un coleccionista no pueda pujar por ella.
En una línea más moderna se mueven los paisajes de Eliseo Meifrén. Y aunque el planteamiento de Marina (O/L, 39,5 x 62 cm; 143) siga siendo un poco tradicional, sí es interesante ver cómo resuelve una costa azotada por un mar embravecido y los efectos lumínicos en su celaje; en este sentido, son atractivos los apenas 2.750 euros que se piden por ella.
Si avanzamos en el lenguaje, sería especialmente interesante el papel de Celso Lagar, con unos Personajes de circo (gouache, 37 x 27 cm; 145) y sus habituales roulottes, en un pueblo nevado esta vez y con dos árboles que se retuercen por el frío. Obra típica y con calidad, los 4.000 euros de la salida quizá sean excesivos a día de hoy por este soporte y tamaño.
Siguiendo los planteamientos de la Escuela de Vallecas, hay dos obras especialmente atractivas en su relación calidad-precio. La primera, el Paisaje (O/L, 37 x 56 cm; 166) de José Beulas, que estuvo expuesto en la II Exposición Nacional de Arte y Caridad (Valencia, 1965), por apenas 1.200 euros (¡menos de lo que se pagaba por una acuarela de su mano de ese tamaño hace unos años!). La segunda, otro Paisaje (O/L, 54 x 66 cm; 167), esta vez con figuras, de Álvaro Delgado, firmado en Hoyo en 1947 por el mismo precio.
Más caros, y difíciles, son los lienzos que se ofrecen de Agustín Úbeda, un pintor especialmente valorado en los setentas y ochentas: Vivir acumulando (O/L, 195 x 130 cm; 174) muestra su oficio y su buen hacer pero por unos altos 7.500 euros; El tiempo sin medir (O/L, 97 x 130 cm; 175) por 4.500 euros, y La loma del Serafín (O/L, 65 x 81 cm; 176) por 2.750 euros.
Si volvemos a los planteamientos finiseculares, nos encontramos con dos obras que, con total seguridad, atraerán las miradas de una parte del coleccionismo actual. Una tablita de apenas 15,7 x 22 cm de Juan Pablo Salinas con un Rincón de estudio del pintor (135), realizada con primor, por 1.500 euros (por cierto, una limpieza superficial le devolvería su color y aire primigenio); y un lienzo del no muy conocido gaditano Francisco Hohenleiter representando una escena costumbrista de Majos junto a la ermita (O/L, 40 x 50 cm; 144) por 2.500 euros; precios ajustados, podrían subir alguna puja.
Como pieza atípica, sale a pujas un gran lienzo de Meriem Mezian (1930-2009) cuya producción mira con frecuencia a la mujer marroquí y sus trabajos; esta vez sale a pujas por 30.000 euros, Concierto (124 x 195 cm; 157), lejos de los 20.000 euros pagados en esta misma sala en octubre de 2013 por Mujeres marroquíes (O/L, 97 x 130 cm).
Y la recomendación: la pequeña obrita de Javier Mariscal, Composición (acuarela, 36 x 26 cm; 93) por 250 euros. Daniel Díaz @Invertirenarte