Jesús Cano Reyes: «Como editorial nos interesa la capacidad narrativa de la imagen»

Jesús Cano Reyes: «Como editorial nos interesa la capacidad narrativa de la imagen»

Ediciones Comisura nació en 2021 con la publicación de un libro en el que una autora y una fotógrafa compartían sus experiencias visitando un centro psiquiátrico chileno. Poco a poco, el proyecto fue creciendo y se fue ramificando. Hoy en día es una editorial que cuenta con varias colecciones y con un espacio en Madrid en el que organizan encuentros y talleres. Sus ediciones son extrañas, a caballo entre la imagen y la palabra, y su voluntad es precisamente esa, la de dar cabida a proyectos diferentes que no encajan en otras partes. Charlamos con uno de sus tres socios, Jesús Cano Reyes, sobre cómo surgió este proyecto, en qué momento se encuentra y cuáles son los siguientes pasos a seguir.

Los tres editores de Ediciones Comisura. De izquierda a derecha: Carlota Visier, Jesús Cano Reyes y Laura C. Vela.
Una de las fotografías de Paz Errázuriz para "El infarto del alma", primer libro de Ediciones Comisura.

*¿Cómo surgió la idea de Comisura? Imagino que debe ser complicado comenzar un proyecto así, que no se enmarca dentro de las líneas tradicionales del sector.

*Pues la verdad es que, cuando surgió, no sabíamos en qué se iba a convertir. Mis ahora socias, Laura C. Vela y Carlota Visier, me hablaron de esta idea que rondaba su mente de editar un libro, y yo les hablé de una obra bellísimo, El infarto del alma.

Portada y contraportada de "Esto es un cuerpo", de Ediciones Comisura.
Los cuatro primeros números de "Esto es un cuerpo" dedicados a las manos, el pelo, los ojos y las orejas.

Laura venía del mundo de la fotografía, yo soy filólogo y Carlota está un poco entre medias, pues es aficionada a la fotografía, y también profesora de lengua en un instituto. Este cubría los intereses de los tres, porque cuenta una historia a través de palabras y de imágenes. Solo existía en Chile y pensamos entonces que podíamos ser nosotros quienes lo publicasen en España. Fue algo que hicimos casi sin pensar. Después, todo se convirtió en una enorme bola de nieve, fue creciendo casi como un juego. Aun hoy, Ediciones Comisura se encuentra en plena etapa de desarrollo. Es lo que mejor define este momento.

*¿Qué tiene El infarto del alma para unir tan bien las dos disciplinas que les interesan? 

*Se trata de una obra elaborada a cuatro manos por la escritora Diamela Eltit y la fotógrafa Paz Errázuriz. Estas viajaron hasta la ciudad de Putaendo, en Chile, para conocer el hospital psiquiátrico de Philippe Pinel. Recoge su experiencia y la producción que surgió de su encuentro con este lugar. Es una combinación de diario de viajes, ensayo, cartas, poemas… y por supuesto fotografías. Hay una de nuestras colecciones, Diálogos, en la que los volúmenes son todos así: un escritor y un fotógrafo que trabajan juntos y el libro híbrido que nace como fruto de ese encuentro.

*¿Entonces son fotolibros?

*La verdad es que no, pero tampoco son publicaciones al uso. Diría que son «bastardas», para lectores fronterizos. Son una mezcla de ambas cosas, y eso nos causa dos problemas. Uno es que en las librerías no saben cómo catalogarlos. Eso a veces crea confusión en el lector, porque si busca un fotolibro al uso no va a encontrar eso en nuestras ediciones, pero tampoco narrativa corriente.

*¿Y el otro problema?

*La percepción del precio. Aunque no ocurre con la mayoría de nuestras publicaciones, que cuestan lo mismo –o incluso menos– que las novelas convencionales, hay algunos de nuestros libros más especiales, como Archipiélago humano, que son caros si los comparas, por ejemplo, con cualquier novela. Pero es lo que vale imprimir fotografías de calidad, con un papel adecuado a ellas… Mis socias, que están más acostumbradas al mundo de la fotografía, me explican que ese es su precio, es lo que vale, pero a mí al principio me costaba entenderlo, y creo que también al lector más habitual. De hecho, en ferias lo notamos mucho: en las que hay otras editoriales dedicadas a fotografía vendemos más que en las más tradicionales, porque allí la gente busca otras cosas.

*¿Por qué ese gusto por las publicaciones inclasificables?

*No es que queramos ser los más raros (risas), pero sí nos gusta esa idea de dar cabida a los proyectos desamparados, que quizá no vean la luz de otro modo.

*Y después de ese primer libro?

*Lo que imaginábamos como algo muy discreto, casi invisible, comenzó a crecer mucho. A veces pasa eso y llega un punto en el que incluso tu proyecto te supera. Nosotros, además, éramos muy ajenos a la logística y las dinámicas del sector, pero creo que eso nos ha ayudado. Nos ha hecho tomar decisiones arriesgadas y tener quizá ideas más frescas.

*Antes ha mencionado una de sus colecciones, Diálogos. ¿Qué otras colecciones tienen?

*Esto es un cuerpoArchivos Miriñaque.

*Quizá Esto es un cuerpo sea su publicación más conocida.

*Puede ser. Cada número se basa, como su nombre indica, en una parte del cuerpo, y se trata de una obra colectiva por encargo. Pedimos a escritores y fotógrafos que creen en torno al fragmento escogido.

Fotografía del interior del primer número de "Esto es un cuerpo", dedicado a las manos. © Laura C. Vela y Carol Caicedo.
Libros de ediciones Comisura.

*¿Y las otras dos?

*En Archivos entregamos a autores colecciones o conjuntos de fotografías del siglo XIX o principios del XX que estén libres de derechos, para que imaginen la historia que puede haber detrás de ellas. Seguramente, nunca vayamos a conocer el contexto real que se esconde tras esas imágenes, pero nos sirven de punto de partida para nuevas historias. Nos interesa mucho esa cualidad narrativa de la imagen. En cuanto a Miriñaque, aún no cuenta con ningún libro. Pero van a ser objetos muy curiosos con los que, además, tratamos de alejarnos de las dinámicas que nos incomodan del sector editorial.

*¿Cuáles son?

*Nos disgusta sobre todo la idea de que hay que producir novedades incesantemente. Hay editoriales que desechan sus propios títulos cuando hace apenas semanas que han salido, para dar cabida a más y más nuevas tiradas. Aunque hasta cierto punto es inevitable cuando las editoriales se profesionalizan. Incluso nosotros hemos tenido que caer en eso ocasionalmente aunque nos genere mala conciencia. Hay que participar de las reglas del juego y lo hacemos.

*Y Miriñaque es una forma de paliar un poco todo eso…

*Por eso nació, sí. De hecho, son libros más raros todavía (ríe). Van a ser tiradas muy pequeñas. Queremos que el libro sea muy bonito como objeto, pero también extraño. El primero, por ejemplo, no estará encuadernado al uso, sino con unas anillas. Además no se venderán en librerías, sino que solo podrá comprarse online a la editorial o en ferias.

*¿Qué otros nuevos proyectos tienen?

*Principalmente, nuestro nuevo espacio en Carabanchel (Madrid). Cuando empezamos teníamos todas nuestras casas llenas de las tiradas, y ahora además de tener un local como oficina queremos que sea también un espacio comunitario relacionado con fotografía y con literatura. Creemos que la gente tiene apetito de encontrarse. Cuando sacamos cursos online siempre se han acabado a las pocas horas, así que queremos contar con un lugar en el que poder impartirlos y estar más presentes, quizá prestarlo a otros proyectos… Por otro lado, en otoño vamos a publicar Guest book, historias de fantasmas, de la canadiense Leanne Shapton. Ella escribe, hace collages, fotografías… y en este volumen cuenta varios relatos de fantasmas, relacionados con nuestro pasado, algunos de corte nostálgico, otros más juguetón…