Jaume Plensa y el silencio en la Fundación Bancaja

Jaume Plensa y el silencio en la Fundación Bancaja

Ayer se presentó en Valencia la exposición Jaume Plensa. Poesía del silencio, organizada por la Fundación Bancaja y comisariada por Javier Molins, que reúne alrededor de un centenar de piezas, en diferente escala, que abarcan desde 1990 hasta ahora, donde se observa la influencia de la literatura y en especial de la poesía (Dante, Eliot, Goethe y Shakespeare) en gran parte de las esculturas reunidas, pero también con algunas obras sobre papel de este artista nacido en Barcelona en 1955 y cuyas esculturas están presentes en numerosas ciudades y museos de todo el mundo.

Jaume Plensa. White Nomad", 2021. En la puerta de acceso a la exposición en la Fundación Bancaja. Valencia

El presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón, mostró su satisfacción por presentar una retrospectiva tan ambiciosa de la obra de Jaume Plensa, proyecto que comenzó a gestarse hace tres años cuando se instalaron varias esculturas monumentales en la capital del Turia. Y añadió que la contemplación de estas piezas nos ayudan a comprender mejor su universo estético en ese lado más íntimo y personal. Por su parte, Javier Molins dijo que hacer esta exposición «es para mí un sueño, porque la relación que ha mantenido y mantiene con la literatura revela un mundo interior muy potente. Vemos cómo introduce la letra como objeto escultórico para transformar figuras humanas y objetos». También mencionó la importancia que para Plensa tiene la música en su obra y citó que el próximo mes de febrero Plensa será el director escénico de Macbeth, de Verdi, en el Teatro del Liceo.

El último en intervenir fue Jaume Plensa, junto a una escultura en bronce del pasado año, Rui Rui’s words, quien declaró que su «obra está basada en la contradicción entre la palabra y el silencio. La escultura tiene esa capacidad de tender puentes». Y en ese sentido sugirió que intenta fabricar silencio en una etapa muy ruidosa, que no deja escuchar lo que nos dice nuestro interior. Además la retrospectiva por más de tres décadas deja entrever su versatilidad a la hora de trabajar con diferentes materiales (bronce, hierro, vidrio, tela, papel o acero inoxidable, entre otros). Plensa recordó la huella que para él tuvo los versos del valenciano Vicent Andrés Estellés, un creador con una profunda calidad ética y estética.

Jaume Plensa. Song of songs, 2005.

Tal y como explicaron el comisario y el artista, el recorrido comienza en el exterior de la propia Fundación con White Nomad, 2021,  una escultura de acero inoxidable. pintada de blanco de más de cuatro metros de alto, formada con letras y caligrafías de diferentes alfabetos; y continúa con una de sus obras más conocidas, Together (2014)  con esa mano monumental suspendida en el vestíbulo de entrada y que se presentó en la abadía de San Giorgio Maggiore durante la Bienal de Venecia de 2015, un espacio que en la Serenissima acoge  los cuadros de Tintoretto y la estructura de la iglesia de Palladio. Esta obra, que mereció el Global Fine Art Award en la categoría de mejor exposición de arte en espacio público, nos indica el camino a la primera planta, donde se concentran el resto de obras que conforman la retrospectiva.

Allí una obra tan emblemática como Sitting Tattoo XI (2008), una figura humana sentada, en resina de poliéster con acero inoxidable e iluminación led, que va cambiando de color (azul, rojo, blanco), y en cuya piel escribe palabras de un cuerpo tatuado con palabras como Fertility, Strength, Translation o Mother, entre otras. Y de ahí atravesamos una escultura en tres dimensiones, Song of Songs, 2005, con esas letras en hierro, que como el propio artista rememoró era un recuerdo de su madre y de su infancia con las cortinas y la musicalidad que desprendían al tocarlas y él las ha llevado a una escultura de tres dimensiones.

Y tras la cortina una sala central, presidida por una escultura que apela al silencio, Rui Rui’s Words, con un conjunto de vitrinas de piezas escultóricas en una escala diferente a sus obras monumentales, y con dos salas adyacentes en las que podemos ver por un lado, Matter Spirit (2005), con dos característicos gongs del artista y la influencia de un poeta como William Blake, donde Plensa inscribe palabras; y por otro Talking Continents III, con cinco elementos de acero inoxidable que tienden puentes para la comunicación y nuevamente con las figuras humanas y las letras como hilo conductor.

En ese espacio central podemos ver su trabajo más íntimo y personal cuando crea esculturas en escala más reducida  desde la década de los 90 c0mo Mothers, Fathers, Brothers, Polifemo, Self-Portrait II , Rêve I, Desire, Beans Milk hasta comienzos del siglo XXI con DesireS. Freud o Extermination, por citar algunas de esas piezas, que el propio artista ha contado que costó mucho tiempo hacer la selección entre su amplia producción.

Hay cinco dibujos que pertenecen a la serie de más de 50 que hizo para ilustrar el Teatro Completo de Shakespeare que editó Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores en 2005, que vuelven a subrayar cómo ‘lo escultórico’ también está presente en ellos. En esta ocasión cada uno de ellos representa determinados rostros de mujeres, hombres o niños de diferentes etnias y junto a esos trazos rotula una serie de palabras: DesireInsomnia, Land, Night o War. Son caras  extraídas de antiguos manuales de geografía de la época colonial. Y en ese espacio podemos admirar tres bronces creados durante el confinamiento por la pandemia de 2020, donde el dibujo también está muy presente: Utopía, 2020 y Cry que, en gran medida, nos invitan a mirar dentro de nosotros mismos y que indagan en el terreno de nuestras emociones y anhelos.

Jaume Plensa. Togheter, 2014.
Jaume Plensa. Talking Continents III, 2014
Jaume Plensa. '2020'. 2020

Y ya en las salas últimos, obras como Silhouettes, que beben de la época del románico y el gótico, con esos pensamientos escritos; Tel Aviv Man, primera escultura de figura humana construida en 2010 a partir del alfabeto; su pasión por la música clásica visible en Self-portrait with music (Study), con esa esfera que incluye partituras en hierro y bronce, o bien la influencia de Gustav Mahler o Verdi, en Songs of the Death of Infants, o en la propia figura en aluminio de homenaje a Verdi que parece dialogar con otra figura sentada enfrente, titulada Green Self-portrait. E incluso en Adagio II (2015).

Nuevamente una instalación como Love of Home (2002), compuesta por más de 20 elementos que recuerdan conceptos importantes como Wife, Son, Daughter, Sister, Brother, Mother, Father, en esa escala de vínculos familiares tan importantes en su obra. Y casi enfrente tres casas en bronce: Domestic Propensities II, III y IV (2002), una declaración de deseos a favor de la familia, del sexo, de la naturaleza, de los animales, entre otras expresiones y aspiraciones integrales del ser humano. Una exposición muy rigurosa con un montaje cuidado,  que permanecerá abierta hasta el 19 de marzo en la Fundación Bancaja y que luego viajará, con algunos cambios, a la Fundación La Pedrera en Barcelona, donde se instalará a partir de abril de 2023.