‘Historias no contadas’ de Peter Lindbergh

‘Historias no contadas’ de Peter Lindbergh

‘Historias no contadas’ de Peter Lindbergh


Mañana se abre al público en el Museo de Artes y Oficios de Hamburgo, tras su paso por el Kunstapalast de Düsseldorf, la exposición Peter Lindbergh. Untold Stories, comisariada por el gran fotógrafo alemán, uno de los más elegantes creadores visuales de las últimas cuatro décadas, fallecido en septiembre de 2019 y donde se reflejan algunas de sus señas de identidad más personales que definieron su trayectoria plástica. Tras su clausura en Hamburgo el 1 de noviembre la muestra viajará al Hessisches Landesmuseum, Darmstadt (del 4 de diciembre al 7 de marzo de 2021) y más tarde al Museo de Arte Contemporánea Donnaregina de Nápoles (MADRE), de marzo a mayo de 2021. El catálogo ha sido editado por Taschen, en tres idiomas y gran formato, y reproduce todas las imágenes exhibidas en la exposición.


Portada del catálogo Peter Lindbergh. Untold Stories, editado por Taschen. De izquierda a derecha: Linda Evangelista, Michaela Bercu y Kisten Owen, Pont-à-Mousson, 1988. C Peter Lindbergh. Cortesía de Peter Lindbergh, París

Esta exposición reúne alrededor de 140 imágenes, casi todas en blanco y negro, seleccionadas por el propio artista y eso hace que sea la visión más personal de una singladura por el mundo de la fotografía rotunda y reconocida en todo el mundo por la fuerza que desprenden sus instantáneas a lo largo de cuatro décadas, desde comienzos de los años 80 hasta prácticamente sus últimos años como creador.

Peter Brodbeck, que más tarde cambió su apellido por Lindbergh, nació en 1944 en un pueblo alemán, que actualmente pertenece a Polonia, Leszno, y poco después su familia se instaló en Duisburgo, una ciudad de Renania del Norte-Westfalia situada en la confluencia de los ríos Rin y Ruhr, cerca de Düsseldorf. En esa villa que hoy tiene alrededor de 500.000 habitantes pasó su infancia y primera juventud. Más tarde se trasladó a Berlín y a los 18 años se matriculó en una academia de Arte para estudiar pintura, actividad a la que dedicó varios años hasta su primera exposición individual en la Galería Denise René-Hans Mayer. A partir de esa experiencia se decidió por la fotografía e instaló su primer estudio en Düsseldorf en 1973, adoptando su nuevo apellido. Y junto a Helmut Newton, Guy Bordin, y Hans Feurer se unió a la aventura del semanario Der Stern.

En 1978 su carrera profesional le llevó a París y algunos años después entró en contacto con algunas jóvenes que fueron la antesala de las supermodelos. Muchas de sus fotografías, que  pueden admirarse sosegadamente en esta exposición, fueron concebidas para su publicación en revistas mensuales de moda o tendencias como Vogue, Harper’s Bazaar, Interview, Rolling Stone, W Magazine o Wall Street Journal, entre otras. Peter Lindbergh estuvo eligiendo durante dos años aquellas que mejor le definen y que para él tenían un sentido para presentarlas en cuatro sedes diferentes desde la primera  en el Kunstpalast de Düsseldorf, celebrada desde el 5 de febrero hasta el 1 de junio.

Peter Lindbergh. Uma Thurman, New York, 2016. C Peter Lindbergh. Cortesía de Peter Lindbergh, París
Peter Lindbergh. Lynne Koester, París, 1984. C Peter Lindbergh. Cortesía de Peter Lindbergh, París

Tal vez por ser una revisión de su obra es una propuesta cargada de significado de uno de los grandes hitos e inspiradores de la fotografía en las últimas cuatro décadas, que le hicieron afirmar: “La primera vez que vi mis fotografías en las paredes de la maqueta de la exposición, me sorprendió, pero de manera positiva. Fue abrumador verme así y repensar quién soy», explicó Lindbergh en una entrevista mantenida con Felix Kramer para el catálogo en junio de 2019, que nuevamente ha editado Taschen con las fotografías a sangre, muchas de ellas a doble página, lo que incrementa el impacto de las mismas.

Para Lindbergh la fotografía de moda podía y debía existir  sin poner la moda en el centro, ya que las imágenes que capturó con su mirada, a través de la cámara, terminan transcendiendo su contexto y han servido para redefinir los parámetros de la fotografía de moda y de la cultura en general. “La exposición me permitió reconsiderar mis imágenes en un contexto que no era propiamente del mundo de la moda”. Y esa mirada le abrió a él y a los aficionados a esta disciplina a nuevas  perspectivas, porque aunque nunca negó que fueran imágenes de moda, pensaba que “la fotografía es mucho más grande que la moda, es parte de la cultura contemporánea».

PKirsten Owen y Guinevere van Seenus, Brooklyn, 2015. C Peter Lindbergh. Cortesía de Peter Lindbergh, París

La exposición está estructurada en tres grandes secciones. En la primera, bajo el título de Manifest, es la apertura a una instalación que, sobre todo, revela de un modo original e inmersivo la comprensión que para el artista alemán tenía la fotografía de moda que él y otros creadores hacían.

En la sección central de la exposición, Lindbergh organizó las obras que él personalmente consideró esenciales para su obra. Una especie de diario vital y artístico con el que experimentó con su propio material y fue dando lugar a nuevas historias mientras se mantenía fiel a su modo de concebir su lenguaje narrativo con la cámara. Y ahí encontramos algunas de sus obras más conocidas, que se muestran en parejas o grupos para arrojar interpretaciones que sorprenden al espectador. Su mirada establecía un diálogo con los modelos elegidos y para él posaron o fueron ‘cazados’ actores como Richard Gere y Antonio Banderas; actrices como Nicole Kidman, Uma Thurman, Jessica Chastain, Helen Mirren o Milla Jovovich; y las grandes modelos como Naomi Campbell, Linda Evangelista y Claudia Schiffer, entre otras personalidades, así como otras menos conocidas.

En la última parte hay una instalación  cinematográfica Testament (2014), que descubre un lado hasta ahora desconocido de la práctica y del carácter del fotógrafo alemán. Fue filmada a través de un espejo unidireccional, y esa  película muestra el intercambio silencioso entre la cámara de Lindbergh y Elmer Carroll. El preso del corredor de la muerte de Florida pasó 30 minutos mirando atentamente su reflejo, pensativo y sin una animación facial significativa. Es la primera vez que se puede ver y su proyección permite acercarnos un poco más a la personalidad de Lindbergh y algunos de los temas que más le preocupaban: la introspección, la empatía y la libertad.

Además de incluir las imágenes con la calidad de impresión en este tipo de ediciones de Taschen, el catálogo incluye una entrevista entre Felix Kramer y Peter Lindbergh y un texto del director de cine Wim Wenders, gran admirador y amigo del fotógrafo alemán. Julián H. Miranda