Greco ‘versus’ Picasso, la génesis del cubismo analítico
Ayer se presentó en la sala 9B del edificio Villanueva del Museo Nacional del Prado la exposición Picasso, el Greco y el cubismo analítico, organizada por nuestra primera pinacoteca con el apoyo de la Comisión Nacional para la Conmemoración del 50 aniversario de la muerte de Picasso. Comisariada por Carmen Giménez, se han reunido 12 obras maestras de la obra tardía del pintor cretense y de la obra cubista de Picasso, con el patrocinio de la Fundación de Amigos del Prado y la colaboración de la Comunidad de Madrid, bajo el apoyo que ha brindado Telefónica a todas las actividades en España. La muestra estará abierta hasta el 17 de septiembre.
Javier Solana, presidente del Real Patronato del Museo del Prado, dijo que era una muestra muy querida para el Prado, dada la estrecha relación que el genio malagueño tuvo con ese museo, por la conmemoración del 50 aniversario de Pablo Picasso (1881-1973) y recordó a José Guirao, primer comisionado del Año Picasso, fallecido hace casi un año.
El director del Museo del Prado, Miguel Falomir, por su parte, destacó que la buena selección de obras realizada por Carmen Giménez, donde no falta ni sobra nada, permite observar los rasgos y similitudes de estos dos genios de la pintura y ver hasta qué punto la biografía de Picasso estuvo ligada a la del Greco. Y añadió que es la sexta exposición temporal que se puede visitar actualmente en el museo, una cifra récord en la larga historia del museo: Guido Reni; Herrera el Mozo; Sánchez Perrier. Dibujos; Retratos de Sorolla y Obras maestras españolas de la Frick Collection.
Carlos Alberdi, comisionado del Año Picasso (1973-2023) recordó de nuevo a José Guirao y resaltó que la exposición en el Prado es la número 22 de las 43 previstas en el programa inicial que conmemora este cincuentenario de un pintor que apostó por la libertad. Nuria de Miguel, secretaria general de la Fundación de Amigos del Museo del Prado, agradeció a todos los que han hecho posible la muestra y mencionó que en julio habrá un curso organizado por la Fundación dedicado a Picasso y su relación con los géneros de la pintura.
Carmen Giménez agradeció al Museo del Prado la oportunidad de poner en marcha este proyecto, que quiso dedicar al profesor Francisco Calvo Serraller (Madrid, 1948- 2018), quien fue el ideólogo del mismo hace bastantes años y con el que trabajó en varias exposiciones dedicadas a Pablo Picasso en España y en Estados Unidos, mencionando dos de ellas: Picasso. Tradición y vanguardia, celebrada simultáneamente hace 17 años en el Reina Sofía y en el Prado, y otra que tuvo como escenario el Guggenheim de Nueva York, La Pintura Española. Del Greco a Picasso: Tiempo, Verdad e Historia, que tuvo un gran éxito cuando se inauguró en 2006.
«Se ha hablado mucho de la influencia del Greco en el período azul de Picasso pero también supo ver en el pintor de Creta un acto de rebeldía, cuando abocetaba pero lleno de energía». Carmen Giménez piensa que la pintura de El Greco (1541-1614) era especial por sus composiciones disonantes. Y argumentó que los rasgos estilísticos y la singularidad fueron claves para definir la personalidad de ambos artistas. El formato vertical, la paleta casi monocroma y la planitud de las figuras nos hacen ver las obras confrontadas del Greco y Picasso y eso produce nuevas reflexiones cuando contemplamos las obras.
De las 12 pinturas expuestas, las cuatro primeras son del Greco, que pertenecen a la colección del Museo del Prado: La Crucifixión, El Bautismo de Cristo y La Resurrección de Cristo (1597-1600) y La Pentecostés (1600), que formaron parte del retablo mayor del Colegio de la Encarnación que fundó María de Córdoba.
Y luego Carmen Giménez ha propuesto un montaje donde se interrelacionan San Pablo, pintado por El Greco hacia 1585 con El aficionado (1912) de Pablo Picasso y que como en otras composiciones anteriores del pintor malagueño muestra el deslumbramiento que sentía por el pintor nacido en Candia. Y por último, una pared, a modo de secuencia, con seis obras en formato vertical donde se van alternando San Juan Evangelista (1610-1614) con Hombre con clarinete (1911-1912); San Bartolomé (1610-1614) con Acordeonista (1911); y San Simón (1610-1614) con Tocador de mandolina (1911). Tanto en las obras tardías de El Greco, cercanas a su muerte, como en las que realizó Picasso cuando rozaba o pasaba la treintena, se respira un aire de libertad. Picasso, influido por el Greco, optó por romper con el arte del pasado y supo trascender para ampliar los desarrollos de las vanguardias del siglo XX.