Grandes ventas en Segre lideradas por los 110.000 euros del Palazuelo
La venta de la colección corporativa el día 22 de mayo hizo que la facturación superase los 700.000 euros
En este caso, hay que reconocer que el mérito de Segre no es sólo conseguir la cesión para su venta de una colección de esas características –procedente casi toda ella de la antigua colección del Banco Zaragozano- sino venderla como se ha vendido en este primer envite; quedan aún varios, que al dedicarse sobre todo a mobiliario y a pintura ya menos importante, no serán probablemente ni tan llamativos ni tan lucrativos. El tiempo dirá.
Como comentamos en nuestro artículo de previos (ver), la cita tenía un nombre propio, Pablo Palazuelo (1915-2007), que no defraudó. Su buen lienzo de nada menos que 220 x 165 cm titulado Minos y realizado en 1992 (lote 231), había estado expuesto en la galería Soledad Lorenzo y en el Reina Sofía, por citar sólo dos lugares de los siete donde estuvo. Publicado en otras siete publicaciones, entre ellas el Catálogo razonado de Alfonso de la Torre (2015, repr. pág. 242, nº 204, P-1992-3), su salida por 95.000 euros se demostró atractiva. Pujado previamente por escrito, una puja en sala lo subió a la barrera psicológica de los cien mil euros, que fue superada rápidamente por otro comprador con su puja por 110.000, y en esa cifra se cerró la puja. Así, el comprador deberá abonar la cantidad final de 132.627 euros, comisiones de la sala e impuestos ya incluidos, una adquisición que suena incluso a atractiva, y que el tiempo terminará confirmando.
La lluvia de ventas continuó, con bastantes obras por encima de los diez mil euros, por lo que tampoco vamos a extendernos en demasía con piezas, en ese sentido, menores. Destacó, como era previsible, el espectacular díptico de Luis Gordillo, Tiburona, 1998 (O/L, 230 x 316 cm; 235). Con sus típicas formas ondulantes o derivarán en las meándricas, su réplica casi literal a modo de desdoblamiento imperfecto, su reducida gama de colores en este caso entre el blanco, negro, verde y rojo con algún matiz de gris, etc., no fue extraño que subiese de 42.000 a 44.000 euros, en una venta nada fácil dado el tamaño. En esa línea se situaba también, por tamaño y cantidad, la potente pieza de Rafael Canogar, El muro, 1992 (218 x 279 cm; 228), un óleo sobre construcción de papel hecho a mano con otra impresionantes larga lista de exposiciones y publicaciones. Los 30.000 euros pedidos los aceptó un coleccionista al teléfono, y en esa cantidad se remató.
Mucho más interés despertaron, entre los coleccionistas, dos piezas. La primera, un lienzo de 1985 de Antoni Clavé: Femme et papier peint (150 x 101 cm; 227), con sus típicas grafías tardías y sus juegos con gris metalizado, azul metálico y negros. Su salida por unos sorprendentes 7.500 euros animó sobremanera a los interesados, que pujaron una vez tras otra hasta rematarse por 26.000 euros. La segunda, el interesante lienzo de Juan Uslé. Su Gramática urbana 1, 1992 (198 x 112 cm; 237), a base de vinílico, super gloss y pigmentos, y procedente de la John Good Gallery de Nueva York y de Soledad Lorenzo en Madrid, salía a pujas por el atractivo precio de apenas 19.000 euros. Con ese tamaño grande pero manejable aún para los coleccionistas, y esa cifra, llovieron las pujas hasta adjudicárselo un coleccionista al teléfono que ofreció la cifra no superada de 36.000 euros. Otra buena compra.
Y así se sucedieron otras, entre las que destaco la subida del lienzo de Miguel Ángel Campano, Sin título 5, 1991 (O/L, 195 x 195 cm; 234) de 7.000 a 11.000 euros, la explosión con el óleo y collage sobre lienzo de Esteban Vicente, Sin título, 1997 (40 x 55,5 cm; 224), que pasó de 6.000 a 15.000 euros, el lienzo de José Manuel Broto, Pantalla, 1999 (O/L, 200 x 200 cm; 236), de 16.000 a 18.000 euros, el de Albert Ráfols Casamada, Joe d’espais, 1995 (A/L, 150 x 300 cm; 229), de 20.000 a 22.000 euros, etc.
Dos menciones más, fuera ya de la colección: una pena que el magnífico lienzo de Rafael Canogar, P-36-79, 1979 (O/L, 195 x 130 cm; 273), se vendiese sólo por los 13.000 euros pedidos, pues era obra que pedía una cifra superior, y grata confirmación del interés por el lienzo de Bosco Sodi, Sin título, 2006 (Tm/L, 80 x 80 cm; 304), que subió de 7.500 a 10.000 euros.
Si retrocedemos en el tiempo, debemos mencionar aún cuatro ventas importantes. La más destacada fue, sin duda, la del óleo del orientalista y decorativo francés Charles-Théodore Frère, Las pirámides de Guiza (O/L, 120,5 x 156,5 cm; 78); expuesto en el Palais de Champs-Élysées, París, 1885, pasó de los 30.000 euros pedidos a los 40.000 finales. Ligeramente posterior, en 1896 para ser exactos, estaba firmado el lienzo del milanés Giovanni Sottocornola, Niña cosiendo (O/L, 115 x 64 cm; 73); la subida de 4.000 a nada menos que 32.000 euros la convierten en una de sus piezas más caras hasta el momento. Y en ese cambio de siglo, las tres últimas citas: el cartoncito de Joaquín Sorolla, Buques en el mar (8,4 x 12,1 cm; 142), se vendió por 11.000 euros; y el enorme trabajo de José Benlliure, Fantasmagoría, h. 1890 (O/L, 121 x 297 cm; 220), por 12.000 euros, el mismo precio de venta del cartón de Ramón Gaya, Bodegón con sardina, 1947 (O/cartón, 24 x 33 cm; 191).
Venta histórica, con muchas luces y alguna sombra, sólo queda dar de nuevo la enhorabuena a la sala. Daniel Díaz @Invertirenarte