Fine Arts Paris busca consolidarse en esta quinta edición
La feria francesa celebra su primer lustro con 60 galerías y centenares de piezas de arte y antigüedades. Tras la comedida edición del año pasado, que tuvo que celebrarse exclusivamente online, los anticuarios regresan al Carrousel du Louvre hasta el 11 de noviembre, con la intención de demostrar que esta cita con las bellas artes, la arqueología, los libros y la joyería cada vez aúna a un número más elevado de coleccionistas y galeristas.
Más participantes, mayor número de visitantes y, previsiblemente, mejores ventas. Al menos eso es lo que esperan los anticuarios de la feria para esta quinta edición, cuya preview ha arrancado esta tarde. El optimismo e ilusión que se respiraba las horas previas a su apertura, pareció consolidarse en cuanto abrieron las puertas y los invitados abarrotaron los diferentes stands (hasta el punto de que los organizadores se plantean establecer horarios para controlar debidamente los aforos).
Parece que había ganas de regresar a una de las ferias de arte más jóvenes de París, quizá porque crece con cada nueva edición. Y es que, si tuviésemos que dibujar en un gráfico la evolución de Fine Arts Paris, sería una línea ascendente. Desde que nació en 2017, a instancias de los organizadores del Salon du Dessin, ha duplicado el número de participantes. Se estrenó con una treintena de galeristas, en 2019 alcanzó los 45 –Sarti incluido– y en esta ocasión ya suma 60 (Robilant+Voena o De Jonckheere, entre las 17 nuevas).
Si tuviésemos que dibujar en un gráfico la evolución de Fine Arts Paris, sería una línea ascendente. Desde que nació en 2017 ha dupliado el número de participantes.
También ha sabido abrirse a nuevas formas de expresión. Y si en 2019 acogió como novedades la arqueología y los tapices, este año debuta el arte oriental; tanto el chino ancestral, con Christian Deydier que ofrece un bronce excepcional del siglo XVI a.C de la dinastía Shang, como el japonés moderno, representado por los grabados de Hokusai, Utamaro o Shinsui que lleva la galería Tanaka.
Como es habitual, la feria especializada en bellas artes desde la antigüedad hasta los tiempos modernos ofrece un sinfín de pinturas, dibujos, esculturas, porcelanas, libros y joyas.
Aunque la primera sigue triunfando sobre el resto, con obras maestras como el Tríptico de Simone di Filippo que ofrece Sarti, El triunfo de Neptuno y Anfítrite de Frans Francken el Joven que se presenta por vez primera en el mercado gracias a De Jonckheere o la pintura de Marguerite Gérard La joven madre erudita que refleja la emancipación de la mujer en el siglo XVIII presente en Eric Coatalem.
La nómina de autores franceses resulta acorde con el público. Nicolas Bertin, promotor de la pintura de caballete durante los reinados de Luis XIV y Luis XV reclama su sitio en F. Baulme Fine Arts. Por su parte, Talabardon & Gautier trata de recuperar la figura de Paul-Michel Carpentier a través de un autorretrato en su estudio.
.
Entre las opciones modernas cabe destacar también varios nombres patrios como Sonia Delaunay o Soulages, presentes en los espacios de Galerie de la Présidence y Seine respectivamente. En escultura, se ofrece una buena selección de obras de Aristide Maillol presente en varios stands. Por supuesto, tampoco falta Rodin, cuyas piezas de pequeño formato aparecen diseminadas por un par de galerías.
Entre los participantes, un único representante español: De la Mano. Para esta ocasión ha traído varias piezas coloniales colombianas y mexicanas, además de una rara escena de José Bonaparte durante la campaña de Andalucía de 1812 y un dibujo de Luca Giordano con el Martirio de san Lorenzo. José de la Mano ha participado varios años en la feria, por eso conoce al público francés, a quien ofrece una pieza de bronce dorada del galo Pierre -Philippe Thomire.
Para completar el conjunto, el interiorista y decorador Jacques García se ha ocupado de diseñar la escenografía del lobby, punto de encuentro donde confluyen las dos alas de la feria. Su proyecto aporta sobriedad al histórico edificio, situado junto a la pirámide acristalada del Louvre.
Frente a la experiencia de la visita presencial que muchos ansían, existe también la opción de disfrutar la feria de manera virtual, en una versión a la que se han sumado una decena de galerías.
Fine Arts Paris permanecerá abierta en el Carrousel du Louvre hasta el próximo 11 de noviembre y aspira a mantener esa línea ascendente que la consolide definitivamente en su quinta edición. Los galeristas y el público ya han cumplido; ahora solo falta que aparezcan también las ventas. De momento, los tímidos puntos rojos que ya lucían Didier Aaron, Mendes, Florence y Royal Provenance en algunas de sus obras invitan al optimismo. Sol G. Moreno