EL UNIVERSO ABSTRACTO DE PAUL KLEE

EL UNIVERSO ABSTRACTO DE PAUL KLEE

EL UNIVERSO ABSTRACTO DE PAUL KLEE


Ayer se abrió al público en la Fundación Beyeler de Basilea  la exposición Paul Klee. La dimensión abstracta, comisariada por Anna Szech, que incluye más de un centenar de obras de uno uno de los artistas más decisivos en las tres primeras décadas del siglo XX. En esta retrospectiva se puede el camino exploratorio que siguió Paul Klee (Münchenbuchsee, Suiza,1870- Muralto, Suiza, 1940) a lo largo de su vida y las relaciones que mantuvo con la abstracción, un movimiento de gran relevancia dentro de las vanguardias artísticas del siglo XX. Para el artista suizo fue todo un reto al ir abandonando paulatinamente el universo figurativo en sus primeras obras e irse adentrando en la pulsión abtracta, Un creador que recibió numerosas influencias de la naturaleza, la arquitectura, la música y la escritura. La muestra permanecerá abierta hasta el 21 de enero de 2018.

Paul Klee, después de Picasso, es el artista con mayor presencia en la colección permanente de la Fundación Beyeler , con una veintena de obras, a las que se han unido otras 90 procedentes de museos internacionales como el Metropolitan de Nueva York, el Centro Pompidou, la Albertina de Viena, la Colección Berggruen de Berlín, el Kunstmuseum de Basilea o el Centro Paul Klee en Berna, que ha prestado 30 obras, entre otras instituciones. El recorrido planteado por la comisaria de la retrospectiva dedicada a Paul Klee permite recorrer su período de aprendizaje en Munich hacia 1910, su posterior viaje a Túnez en 1914 y ya después de la Primera Guerra Mundial, la época de la Bauhaus desde 1921 a 1931, una década fértil y de gran experimentación. La muestra centra también la mirada del espectador en ese conjunto de obras de sus viajes a Italia y a Egipto a finales de los años 20 y principios de los años 30, que dan paso a ese universo de signos que impregnó las últimas obras de Klee a finales de los años treinta.

Paul Klee. Boote in der Überflutung, 1937. 222, Colored paste on paper on cardboard. Fundación Beyeler. Riehen/Basel. Colección Beyeler. Foto: Robert Bayer
Paul Klee en su estudio. Berna. Abril de 1938. Fotógrafo: Felix Klee. Zentrum Paul Klee. Donación de la familia Klee. C Klee Nachlassverwaitung. Berna
Paul Klee. Ludus Martis, 1938. 141. Óleo y pastel coloreado en algodón. Colección Stedelijk Museum Amstedram. c Pictoright Amsterdam 2004

En las siete salas donde se exhiben algo más de un centenar de composiciones de Paul Klee en orden cronológico, pero también estructurada por elementos estilísticos o motivos nos irán hablando de las principales etapas por las que transitó el desarrollo del artista suizo. En su aprendizaje de Munich desde la primera década del siglo XX y hasta 1921, con algunas interrupciones, se hizo amigo de Vassily Kandinsky, y también viajó a París en un par de ocasiones conociendo la obra de Cézanne, Matisse, Picasso y  Delaunay, que le influyeron mucho como denotan su acuarela La casa amarilla , 1914 y Montaña abierta, del mismo año.

Su viaje a Túnez en 1914 junto a Moillet y Macke y allí Klee cambió su relación con el color y la luz como se puede ver en su acuarela  Before the Gates de Kairouan, 1914, 216, pintada durante esa estancia en el país africano o en  Abstracción de un Motivo de Hamammet, 1914, 49, pintado en Munich después del viaje.

La siguiente sala reúne obras pintadas durante la Primera Guerra Mundial, un punto de inflexión en su vida por la muerte de sus amigos Marc y Macke.  Su pintura es poco abstracta y en ellas representa motivos de la naturaleza y la arquitectura: jardines, casas o iglesias como  La capilla, 1917, 127, de la Fundación Beyeler, y Las flores celestiales sobre la casa amarilla (casa elegida), 1917, 74, de la colección Berggruen de Berlín.

En la sala más grande de la exposición, dividida a su vez en tres secciones, cuelgan una serie de obras relacionadas con su época en la Bauhaus de Weimar y Dessau, con sus experimentos en abstracción geométrica, y con sus viajes en Italia y Egipto a finales de 1920 y principios de 1930. Klee en este período fue uno de los artistas más influyentes de esa década y la siguiente porque además de ejercer la docencia siguió experimentando con el color, a través de esas composiciones que revelan un patrón geométrico de cuadrados y rectángulos de color- y las acuarelas semifigurativas y abstractas «en capas» en las que Klee utiliza una técnica particular de aplicar la pintura. Aquí pueden admirarse óleos como Blossoming Tree, 1925, 119, del Museo Nacional de Arte Moderno de Tokio, y su contraparte de mayor formato, Flowerings, 1934, 199, ahora en la colección del Kunstmuseum Winterthur, entre otras.

El viaje fue una constante fuente de inspiración para Klee y además de los viajes a Paría y Túnez, en los años veinte y treinta estuvo en Italia y Egipto, que dieron lugar a dos series de obras notables: las imágenes «estriadas» y las pinturas puntillistas con denotan  Fuego en la noche, 1929, 95, del Museo de Arte Moderno de Nueva York y Vista en un país fértil, 1932 , 189, del Museo Städel, Frankfurt/Main.

Las últimas tres salas de la exposición están dedicadas al último trabajo de Klee. En diciembre de 1933, el artista regresó a Suiza, aceptando un puesto de profesor en la Academia de Bellas Artes de Düsseldorf en 1930, pero fue suspendido por los nazis en abril de 1933 y posteriormente despedido. Su propio arte fue declarado «degenerado».

Para esta exposición, se han seleccionado con rigor escenas de signos que ejemplifican los procesos de abstracción al final de su carrera artística. Se yuxtaponen aquí con una serie de obras que anticipan proféticamente el arte de la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, ya que Klee murió en Suiza en 1940. Sus obras  de los años treinta  prefiguran muchos elementos de la concepción de la pintura que dominó el arte después de 1945 en Europa y los Estados Unidos. La calidad gestual de la superficie del cuadro en obras como en Storm through the Plain, 1930, 54, del Centre Pompidou, París; Mountain Ridge, 1930, 53; o Grave Message, 1938, 119, ambos de colecciones particulares recuerdan el estilo del expresionismo abstracto.

Por último, la escritura y la iconografía de signos de Klee ocupan un lugar destacado en su trayectoria: son signos  abstractos  tomados de las plantas, o letras y números, pero también de los sistemas de  escritura con simbolos gráficos ( jeroglíficos egipcios, escritura cuneiforme y caligrafía oriental). Algunas obras destacadas de este tendencia estilística quizá sean  Untitled [Captive, Figura de este mundo / próximo mundo], ca. 1940; Ludus Martis, 1938, 141, del Museo Stedelijk de Amsterdam; o Parque cerca de Lu, 1938, 129, del Zentrum Paul Klee, Berna. Julián H. Miranda

Paul Klee. Blühendes. 1934. 199. Óleo sobre . Kunstmuseum Winterhur. Bequest of Dr. Emil and Clara Friedrich Jezier, 1973. Foto: c Schweizerisches Institut für Kunstwissensschaft, Zurich, Philipp Hitz