El test del mercado español de Lita Cabellut será en Goya
El 9 de abril la sala ofrecerá un lienzo por 38.000 euros
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En estos últimos años se ha hablado con cierta frecuencia de la artista Lita Cabellut (Sariñena, 1961) como uno de los valores españoles más interesantes. Sin ir más lejos, la revista Ars en su penúltimo número le dedicó con extenso artículo (ver), que resumía así: “De sangre gitana y abandonada por su madre a los tres años, tuvo que mendigar antes de ingresar en un orfanato, donde fue adoptada por una familia de Barcelona. Manolita Cabellut es ahora una de las artistas españolas más cotizadas. Cuenta su Testimonio en la exposición del MAC de A Coruña”.
En lo que a ventas importantes en nuestro país se refiere, la pieza más cara de su mano hasta el momento fue un lienzo de dimensiones importantes titulado Pepa, 2007 (Tm/L, 200 x 160 cm), que Balclis ofreció allá por mayo de 2012 por 6.000 euros y que terminó duplicando su precio inicial al adjudicarse por 13.000 euros.
Sin embargo, a pesar de su origen hispano, sus mejores ventas se han alcanzado en países como Singapur, Israel, Hong Kong y Reino Unido; para situarnos, Dried tear 65, 2013 (Tm/L, 150 x 130 cm), un tamaño ligeramente inferior al anteriormente citado, pasó en noviembre de 2014 en la sala de Jerusalem, MatsArt Auctioneers & Appraisers, de una estimación de 25.000 a 35.000 USD hasta adjudicarse por 95.000 USD (76.370 euros), su segunda pieza más cara hasta el momento. Lo cual habla bien a las claras de su fuerza relativa fuera de nuestras fronteras.
Pues bien, Goya Subastas ofrece un retrato típico de su mano, de un buen tamaño: Margarite Study, 2017 (Tm/L, 100 x 115 cm; lote 248A), por 38.000 euros. Pienso que, de alguna manera, puede ser el test en el mercado español; una especie de reválida, que apruebe su trayectoria y que, por tanto, merezca la pena hacer una inversión que de levantar la mano en la sala por la salida supondría un desembolso, con el 18,75% de comisión e impuesto, de 45.125 euros, o de no terminar de estar de acuerdo con ese mercado internacional, o al menos con el precio pedido por esta pieza.
Y hago esta puntualización porque de su mano, por casi esos mismos 38.000 euros de salida, se adjudicaron en 2011 dos piezas: Dulcinea, 2010 (Tm/L, 250 x 200 cm; ver), que en febrero de ese año en Phillips de Pury, Londres, terminó con el premium en 39,650 GBP (47.084 euros), y Dulcinea XXIII, 2010 (Tm/L, 250 x 200 cm), que un mes después terminó en Cornette de Saint Cyr por 46.250 euros, premium ya incluido. La diferencia de tamaño es evidente, como también el tiempo transcurrido, que en este caso corre a favor de la artista que ha ido multiplicando sus exposiciones y ventas en el mundo.
Siendo pieza interesante, supongo que la mayor parte de los compradores en Goya prefieren sin embargo piezas más clásicas y no buscan tanto esa supuesta revalorización que siempre se promete y sólo unas pocas veces llega.
Por eso, recomiendo una visual al menos a tres óleos. El primero, un óleo sobre táblex del reconocido burgalés José Vela Zanetti, un típico campesino con manos inmensas y mirada insistente, pintado de forma sencilla, sin recovecos, pero eficaz: Retrato de campesino sentado (59 x 53 cm; 170), que partirá desde los 6.000 euros. El segundo, un buen Anochecer en Toledo (O/L, 60 x 73 cm; 182), firmado en 1990 por el madrileño Agustín Redondela y que recoge su experiencia y buen hacer en el juego de tonos malvas, azules y verdes esmeraldas, y por el que se piden 7.000 euros, una cifra por la que hace años nos la quitarían de las manos. Y el tercero, un poderoso paisaje de evidentes recuerdos haesianos (ver y ver) realizado por uno de sus discípulos, el madrileño Agustín Lhardy: Naufragio en la orilla, 1890 (O/L, 59 x 100 cm; 746), por unos escasos 1.200 euros, pues es pintor que es poco buscado; calidad y tamaño a buen precio. Daniel Díaz @Invertirenarte