El Tapiz de Bayeux: un préstamo único y excepcional
La pieza regresará a Reino Unido por primera vez en más de 900 años como parte de un acuerdo diplomático anunciado el pasado 8 de julio por el primer ministro, Keir Starmer, y el presidente francés, Emmanuel Macron. El Museo Británico lo exhibirá durante diez meses a partir de septiembre de 2026.
No hay objeto en la historia británica tan conocido como el Tapiz de Bayeux, pero esta será la primera vez que se muestre en Reino Unido desde su creación. Tendrá el honor de exponerlo el Museo Británico –como no podía ser de otra forma–, que recurrirá a su propia colección, así como a otros préstamos, para contextualizar la pieza en la Sainsbury Exhibitions Gallery en otoño de 2026.
Se trata de una obra del siglo XI bordada de hilos de lana sobre lienzo de lino. En sus 70 metros de largo y 50 centímetros de alto representa la conquista del trono de Inglaterra por Guillermo el Bastardo, duque de Normandía, durante su victoria en la batalla de Hastings en el año 1066.
A través de 58 escenas, 626 personajes y 202 caballos, el tapiz ofrece una visión única del periodo medieval en Normandía e Inglaterra. Además, es una valiosa fuente de información sobre la arquitectura civil y militar, las armaduras y la navegación de tradición vikinga.
Su diseño sencillo, pero rico en detalles, y la extensión de su narrativa se ha prestado en varias ocasiones a interpretaciones de todo tipo. La última fue protagonizada por un par de académicos británicos –George Garnett y Christopher Monk– y centró su discusión en el número de falos que acumula el grna paño. ¿93 o 94?
Por su parte, la cultura audiovisual ha encontrado en él un fondo para sus créditos iniciales, como es el caso de las películas Los vikingos (1958) con Kirk Douglas o Robin Hood, príncipe de los ladrones (1991) con Kevin Costner.
Ahora, con esta breve visita a la pinacoteca británica se podrá ver fuera de la gran pantalla. Será, por tanto, una oportunidad única para acercarse a los acontecimientos que condujeron a la batalla de Hastings y extender la historia que conecta a los ingleses con los países del norte de Europa.
El préstamo de la obra, que conlleva un patrimonio compartido a ambas orillas del Canal, se ha anunciado como un acuerdo histórico entre los gobiernos francés e inglés, lo que ha terminado por convertir al tapiz en un objeto diplomático.
Sin embargo, este apretón de manos solo ha sido posible en el marco del proyecto de reforma del Museo Bayeux, habitual hogar de la pieza. Este cerrará a partir del 1 de septiembre de 2025 por obras de renovación y ampliación, lo que se ha aprovechado para hacer viajar al tapiz.
En el pasado, la tela solo se ha exhibido dos veces fuera de la ciudad francesa. La primera en 1803, a petición de Napoleón para mostrarla en París; y la segunda en 1945 en el Louvre. Desde entonces, ha permanecido en la vitrina que lo protege desde 1983.
Los expertos han anunciado que cruzará el Canal de la Mancha para una sola visita, pues sigue tratándose de una antigua colección de hilos que ha sobrevivido durante más tiempo que la mayoría de las telas.
Sin embargo, hay quien ha sugerido –la diputada laborista Helena Dollimore, por ejemplo– que el tapiz podría viajar a la costa sur, en concreto, a 1066 Country (la zona que lleva el nombre de la batalla). Pero de momento ni los expertos ni la pinacoteca se han pronunciado.
Lo que sí que se ha confirmado es el traslado a Normandía de varios tesoros procedentes del Museo Británico, como contrapartida a tan excepciona préstamo; incluidos el casco Sutton Hoo y las piezas de ajedrez de Lewis.
En 1939, Edith Pretty, terrateniente de Sutton Hoo (Suffolk), encargó al arqueólogo Basil Brown que investigara el túmulo más grande de su propiedad. Bajo el montículo, encontró la huella de un barco de 27 metros de eslora que contenía en su interior una cámara funeraria en ruinas repleta de tesoros: platería bizantina, joyas de oro, un juego de banquete…
Pero la pieza más extraordinaria que halló fue un casco de hierro ornamentado datado del siglo VII, que se cree que perteneció a una figura destacada de la Anglia Oriental. Justo ese, será el yelmo que va a prestar a Francia.
Respecto al juego de ajedrez, se compone de piezas talladas en marfil de morsa y dientes de ballena en el siglo XII. Están elaboradas con la forma de reyes y reinas sentados con expresiones cómicas, alfiles, caballos en sus monturas, guardianes de pie y peones con forma de obelisco.
Enterradas en una duna de arena en la isla de Lewis, Escocia, fueron descubiertas en 1831 como parte de un tesoro atribuido a un comerciante que viajaba de Noruega a Irlanda. Al igual que el tapiz, estas piezas son un testimonio de los vínculos culturales y políticos entre los reinos de las Islas Británicas y Escandinavia en la Edad Media, así como la creciente popularidad del ajedrez en Europa. Nerea Méndez Pérez