EL ÓRDAGO QUE JEFF KOONS LANZÓ A FLORENCIA
El Ayuntamiento de la ciudad y el artista vivo mejor pagado del mundo no llegan a un acuerdo sobre el lugar donde situar Plutón y Proserpina. “O permanece en la Piazza della Signoria o en ningún sitio”, declara el americano.
Quería quedarse en la Piazza della Signoria pero tendrá que permanecer embalada y guardada en el estudio neoyorquino del artista hasta su próxima exposición. No ha podido ser; la imponente y dorada escultura kitsch de Plutón y Proserpina se midió con el mismísimo David de Miguel Ángel –o su copia– y las esculturas renacentistas de Donatello y Bandinelli en la plaza florentina hasta hace un par de semanas, pero ahora se vuelve a casa por falta de quorum. El Ayuntamiento de la ciudad no la quiere frente al Palazzo Vecchio, Koons no piensa cederla a otro espacio público que no sea ese, informan varios diarios italianos, entre ellos La Repubblica.
La idea inicial era que la obra permaneciese en la ciudad de los Medici como ‘regalo’ temporal de Koons, que hasta principios de enero presentaba varias esculturas en lugares públicos bajo el título de Jeff Koons in Florence. Al finalizar la exposición, el artista escribió una carta al Ayuntamiento manifestando su intención de dejar “durante un periodo largo de tiempo” Plutón y Proserpina en tierras italianas y el alcalde Dario Nardella aceptó la propuesta. Ofreció cinco puntos: cuatro en las afueras de Florencia y uno en el centro de la ciudad (Palazzo Medici Riccardi). Entonces el artista vivo mejor pagado del mundo respondió con contundencia: “O se quedaba en la Piazza della Signoria o no descansaría en ningún otro lugar”.
La escultura de acero cubierta de oro brillante es una versión pop del Rapto de Proserpina de Bernini, mide casi tres metros de altura y está fabricada con más de dos toneladas de acero. Su presencia junto a Miguel Ángel –desde septiembre del año pasado– despertó voces críticas desde el principio, hubo quienes hablaron de “profanación de la plaza”. Por eso, la propuesta del artista de mantener la obra en ese mismo lugar no tuvo muy buena acogida entre los florentinos.
Nardella insiste en que la presencia de la escultura dorada “es incompatible con el proyecto para la Piazza della Signoria de albergar obra de artistas contemporáneos”, y ha aprovechado para anunciar que, en 2017, mostrará alguna pieza del belga Jan Fabre. Una apuesta por el arte contemporáneo que hace unos años parecía impensable, teniendo en cuenta que se trata del sanctasanctórum de Florencia y que ha rechazado durante siglos la presencia extranjera. Solo unos pocos privilegiados, como el autor americano, han podido exponer en dicho espacio público.
El episodio que ha ocurrido entre Koons y el Ayuntamiento florentino no es nuevo. Muchos otros creadores han intentado ocupar las mejores plazas de capitales europeas y americanas sin éxito (Tilted Arc de Richard Serra se expuso en la Plaza Federal de Nueva York hasta que se retiró en 1989, cuando más de 1.000 personas firmaron para que se destruyese la obra). Otras, en cambio, lo han conseguido, tras no pocos esfuerzos; Elogio del horizonte de Eduardo Chillida, por ejemplo, fue objeto de vandalismo y pintadas al instalarse en Gijón en 1990, antes de convertirse en el referente de la ciudad. Sol G.Moreno