El nuevo Reina Sofía que quiere Segade
El director del centro madrileño ha esbozado esta mañana las líneas de su propio proyecto para el museo, que plantea volver a reordenar la colección, tal y como hizo su antecesor hace solo tres años. Manuel Segade quiere llevar los fondos permanentes a los pisos más altos de Sabatini y Nouvel –empezará en 2026 por los años 80 y hasta la actualidad–, dejando las plantas bajas para exposiciones temporales y mejorar así el tránsito de visitantes.
Hace más de un año que Manuel Segade asumió el cargo, pero no ha sido hasta ahora cuando ha podido presentar su propio proyecto. Heredó una institución fuertemente moldeada por Manuel Borja-Villel, que ha dirigido de forma muy personal el Reina Sofía durante 15 años y había que respetar ese legado. Pero el tiempo prudencial para adaptarse al puesto ya ha pasado y el nuevo director quiere cambios.
Para empezar, plantea modificar la propuesta expositiva de su antecesor, que hace apenas tres años llevó a cabo una renovación integral –inaugurada por capítulos– de los fondos del museo, sacando del depósito cerca de un 70% de las piezas.
Aunque todavía no ha dado muchos detalles, un Segade vestido de verde esperanza ha contado que será a partir de 2026 cuando se empiecen a ver esos cambios que, según dice, “serán básicos” y prevén “una reordenación de forma sencilla”.
La idea es agrupar la colección permanente en las plantas superiores del edificio Nouvel, de modo que la planta baja pueda destinarse a exposiciones temporales, «tal y como la concibió el propio arquitecto», como ha señalado esta mañana Segade durante la presentación de la programación del Reina Sofía para 2024-2025. Ese mismo esquema se repetirá en Sabatini, potenciando así una circulación más ordenada de los visitantes, que se encontrarán con las novedades en primer término.
“Lo primero que presentaremos será el arte de los años 80 hasta el presente, en marzo de 2026, coincidiendo con ARCO, y tendrá un montaje singular”. Eso es lo único que ha adelantado el director sobre esta primera fase del proyecto que se va a demorar un par de años.
En fechas sucesivas se llevarán a cabo labores de acondicionamiento del tercer y cuarto piso para adaptarlos a los fondos permanentes. En 2027 se abrirá la tercera planta, centrada en los años 40 a los 70 –“haremos encaje de bolillos para no cerrar nunca la sala del Guernica”– y en 2028 harán lo propio con la segunda planta, donde se exhibirá el arte que transita de finales del siglo XIX a las vanguardias de principios del XX.
Habrá que esperar, por tanto, para ver cómo queda este nuevo Reina Sofía concebido por Segade y cuánto cambia con respecto a la propuesta de Borja-Villel. De momento, lo que sí vamos a poder percibir este otoño son cambios en la escultura. Porque en noviembre se va a retirar Trigo y Bistec de Antoni Miralda, ubicada en la terraza de la quinta planta de Nouvel, para instalar piezas geométricas firmadas por Edgar Negret y Eduardo Soto. Además, Chirino estará presente en la tercera planta del edificio de la biblioteca.
Esa rotación de esculturas en las terrazas se antoja como la punta del iceberg del proyecto que prepara Segade junto con su equipo, fruto de los nombramientos anunciados en los últimos meses: Amanda de la Garza, Julián González, Carlos Urroz, Diana Lara y Julia Morandeira, entre ellos. La institución estrena así un nuevo organigrama, además de un cambio de clasificación administrativa que le permite pasar de dos grandes áreas a cinco.
Pero las renovaciones no quedan ahí, porque en los próximos años van a modificarse hasta las fachadas de los edificios dependientes del Reina Sofía. Ya no solo el Palacio de Cristal, que se vió obligado a cerrar por riesgo de derrumbe de la cubierta –reabrirá en verano de 2027– sino aquellas otras previstas con anterioridad, como el Palacio Velázquez y los edificios Sabatini y Nouvel.
Con respecto a la programación, cabe destacar la presencia de mujeres artistas y de la performance esta temporada, que empieza la semana que viene con una retrospectiva de Soledad Sevilla y a principios de octubre con Esperpento. Arte popular y revolución estética. En noviembre vendrán las propuestas de En el aire conmovido, centrada en el estudio de las emociones, y Grada Kilomba, la primera individual de la artista portuguesa de ascendencia africana.
Heguette Caland será el plato fuerte de principios de año, pensado para que coincida con ARCO, que se solapará en fechas con la muestra de la artista emergente Laia Estruch y de Néstor Martín-Fernández de la Torre.
Las dos últimas son apuestas personales del propio Segade, otras ya estaban programadas con anterioridad, pero asume “absolutamente cada uno de los proyectos heredados”. Sol G. Moreno