El Museo Picasso de Málaga se renueva
La pinacoteca, que celebró el año pasado su vigésimo aniversario, cambia por séptima vez los fondos expuestos de la colección permanente. En esta ocasión, podrán contemplarse 150 obras del maestro malagueño con las que se busca sumergir al visitante en su proceso creativo y subrayar su carácter polifacético, fruto de la unión de la tradición con lo experimental y renovador.
En la figura de Pablo Picasso se unen a la perfección el carácter renovador y la fidelidad a la tradición. Solo alguien que conoce al detalle lo que se ha hecho anteriormente puede reinventar la pintura como él lo hizo, desarrollando nuevos lenguajes, nuevas perspectivas, nuevos modos de mirar y reproducir los motivos que llevaban siglos representándose sobre el lienzo.
Esta faceta del artista es una de las que quiere poner en relieve Michael Fitzgerald, el comisario de Pablo Picasso: estructuras de la invención, el nuevo recorrido del Museo Picasso de Málaga. De este modo, aporta un contexto amplio y necesario para poder profundizar en su obra. Entre las nuevas obras del recorrido, destaca por ejemplo, su representación de las Tres Gracias. Con este lienzo no solo se pone de relieve su inspiración en los temas clásicos, sino también su dominio de la técnica, el tratamiento de las luces y las sombras.
A pesar de que se trata de una obra temprana, mucho más figurativa que otras que pintará posteriormente, ya se aprecia en ella su impronta personal. Sobre todo, puede comprobarse que su afán artístico va mucho más allá de la representación fidedigna de la realidad.
Si se quiere buscar al Picasso más clásico, también puede verse gracias a un retrato –más temprano aún– de su hermana Lola, pintado alrededor de 1896, a los 15 años. En él, se muestra a la niña sentada posando, pero ya se adivinan algunos de los intereses posteriores del artista, como el mundo circense, representado en el muñeco de un arlequín que Lola sostiene sobre sus piernas. Junto a estas obras se encuentran otras en las que, si bien los temas representados son tradicionales –por ejemplo, naturalezas muertas–, ya despunta en ellas el lenguaje cubista, así como el uso del color alejado de la realidad y esa experimentación que caracterizó a todos los movimientos de vanguardia.
Para poder profundizar en la figura de Picasso, así como en esa unión de tradición y renovación que el museo quiere poner de manifiesto, investigadores de la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso han desarrollado, a través de cinco salas de la muestra, sendos temas centrales de su obra.
Una de ellas está dedicada a la influencia del arte africano, otra a sus pinturas sobre paneles de madera, y una tercera a su regreso a la escultura en yeso durante la década de 1930. Las dos últimas se centran en su vida en París durante la Segunda Guerra Mundial y el mural que elaboró para la sede de la UNESCO, también en la capital francesa.
De este modo, mediante la exploración de diversos momentos vitales, contextos, materiales y disciplinas, se busca demostrar la coherencia existente en toda la obra del malagueño, marcada en gran medida por ese doble interés en la tradición y la búsqueda de lo novedoso.
En realidad, el nuevo recorrido planteado por el museo dirigido por Miguel López-Remiro descarta la típica división de la carrera de Picasso en periodos, que hace pensar en ella como en una sucesión de compartimentos estanco. Pablo Picasso: estructuras de la invención podrá contemplarse en las salas del centro malagueño hasta el próximo 21 de marzo de 2027, cuando volverán a transformarse. Sofía Guardiola