El Museo de Bilbao se une al Año Sorolla
Ayer se presentó en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, dentro del programa La Obra invitada y enmarcado en la celebración del Año Sorolla, ahora que se cumple el primer centenario de la muerte del pintor valenciano, la pintura Bajo el toldo, Playa de Zarauz, realizada en 1910. Este programa cuenta con el patrocinio de la Fundación Banco Santander y en este caso con la colaboración del Museo Sorolla y la Fundación Museo Sorolla. Esta propuesta expositiva se podrá visitar hasta el 15 de octubre.
La sala 19 del Museo de Bilbao se une al Año Sorolla y acoge una propuesta en la que destaca el luminismo de Joaquín Sorolla (Valencia, 1863-Cercedilla, 1923) en una obra tan destacada como Bajo el toldo, Playa de Zarauz (1910), uno de los óleos de una de sus primeras estancias en la costa guipuzcoana, un periplo muy productivo por el País Vasco. Junto a esta pintura también se exponen otra pintura abocetada de la playa de Zarauz del mismo año y una serie de dibujos en los que Sorolla demostró una destreza en el trazo para situar a sus figuras. Muchos de esos bocetos fueron trasladados a pinturas de ese período.
El lienzo Bajo el toldo, Playa de Zarauz resulta muy ilustrativo de esas breves estancias de Sorolla en parajes de la costa vasca. En este caso, como en muchos otros de sus producción plástica, el pintor muestra a su familia: su mujer Clotilde y sus hijos María, Elena y Joaquín van elegantemente vestidos y a la sombra de uno de los característicos toldos de la playa de la localidad guipuzcoana.
A finales del siglo XIX y la primera década del XX Sorolla conoció el País Vasco y durante ese período hizo breves estancias en esos paisajes frecuentados por la realeza y la nobleza española durante sus vacaciones. Fueron unos años fecundos en los que el pintor valenciano tomaba apuntes y pintaba obras de pequeño formato para plasmar una luz húmeda de la costa cantábrica, diferente de la costa mediterráneo, y con un cromatismo definido por los verdes y grises.
La playa de Zarauz y otras de la costa guipuzcoana eran el lugar elegido por la familia real, la aristocracia y la alta burguesía, lo que además de los motivos pictóricos hizo que esa elegante clientela se sintiera atraída por las composiciones del creador valenciano. En el verano de 1906 se instaló en Biarritz y San Sebastián, junto a su familia, para pintar paisajes en la playa y en la costa de esas dos ciudades, dejando ejemplos de su calidad como paisajista y como retratista.
La estancia de Sorolla en Zarauz en 1910, junto con San Sebastián, uno de los destinos más cosmopolitas de la época, resultó clave para definir su trayectoria en el País Vasco. Bajo el toldo, Playa de Zarauz, permite vislumbrar su influencia en el entorno plástico del norte, donde se convirtió en un referente pictórico. En esta composición Sorolla materializó una pincelada jugosa y rápida para retratar a su familia bajo un toldo, que proyecta una amplia sombra y que activa lumínicamente la escena en diferentes espectros. Desprende elegancia por su facilidad para encuadrar en una escena informal y espontánea en la playa.
Junto a ese óleo conviene recordar otra del mismo año, aún más abocetada, en la misma playa y que representa una singular vista entre el Palacio de Narros y el monte San Antón de la vecina Getaria, llamado, por su forma, “el ratón”. Hay algo instantáneo, tal vez influido por la fotografía, y que Sorolla transforma con una pincelada enérgica para fijar lo que ocurre en la playa con ese trasiego de paseantes y bañistas.
Por último, esos cuatro dibujos que complementan los dos óleos. Son estudios y bocetos de una gran potencia creativa, a veces esquemáticos dibujos en las que recoge con virtuosismo escenas de mujeres tumbadas, grupos de personas en la playa que captan su atención, pero todo ello son impresiones que en ocasiones le servían de inspiración para algunos de su óleos como quizá ocurrió en estos trazos de figuras femeninas obtenidos en la playa de Zarauz.