La figura del mosquetero en Picasso se presenta en el Museo de Bilbao
Hoy se ha presentado en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, dentro del programa La Obra invitada, un cuadro muy representativo de Pablo Picasso (Málaga, 1881- Mougins, Francia, 1973), Mousquetaire à la pipe, pintado cinco años antes de su fallecimiento, de la colección de Artium Museoa, al que se suma otro óleo de la Fundación Santander – patrocinador del programa-, Busto de Caballero III (1967). Son dos composiciones que demuestran la energía creadora de Picasso cuando ya había cumplido 86 años en torno a la figura del mosquetero. Las dos obras se podrán ver hasta el 10 de marzo de 2024.
En la presentación estuvieron presentes Bingen Zupiria, consejero de Cultura y Política Lingüística del Gobierno Vasco y presidente de la Fundación Museo de Bellas Artes de Bilbao; Beatriz Herráez, directora de Artium Museoa; y María Beguiristain, directora de Arte y Exposiciones de la Fundación Banco Santander; y Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao.
La literatura fue un motivo de inspiración para Pablo Picasso y en concreto Los tres mosqueteros (1844) de Alejandro Dumas fue una iconografía muy interpretada del pintor como lo demuestran varias de sus pinturas, dibujos y grabados. Si en el caso de Busto de hombre III, Picasso esboza una contención clásica, un año después en Mousquetaire à la pipe (1968) se inclina por representar la figura completa del soldado que está fumando una pipa humeante sentado en un sillón con las piernas cruzadas. Mientras en el primer cuadro se observan rastros historicistas y una gama de color restringida, a base de verdes, azules, grises, lilas, negro y algún toque sutil de blanco.
Los caballeros románticos de honor como eran los mosqueteros del siglo XVII prendieron en el imaginario popular por su valentía y capacidad de seducción. Esa fuerza ha recorrido varios siglos, desde el XVII al XX, inspirando a pintores, cineastas y creadores de diferentes disciplinas. Para José Lebrero, director artístico del Museo Picasso Málaga, «la figura manierista del mosquetero, sus brillantes terciopelos, emplumados sombreros, botas de hebilla metálica, pipas humeantes y afiladas espadas… son elegidos por Picasso para convertirlos en un nuevo, aunque tardío y escandaloso, álter ego en su obra».
Y añade que los cuadros como el que representa la Obra invitada, «son construcciones de naturaleza fragmentaria, que se erigen como composiciones tan desencajadas en la factura como firmes en la ejecución. Los trazos y raspados, las manchas y sobrepintados, se agolpan y se acumulan despreciando el pintor las normas de la imitación y del ‘buen gusto'». Hay bastante excentricidad, tal vez acentuada por el paso del tiempo y obsesionado por la energía y potencia de décadas anteriores.
Busto de caballero III fue realizado en un solo día de 1967. No es una figura entera y puede considerarse una representación viril con ecos históricos del siglo XVII. La melena está partida y cae sobre los hombros, el bigote es denso como la perilla. Los gruesos trazos negros van delimitando las formas y las zonas de color.
Picasso compone un busto naturalista, donde llama la atención cómo fue capaz de representar los ojos con esos toques verdosos y negros pero sobre todo por la disposición de ambos. Supo extraer una gama de colores contenida, a base de un azul suave, negro. verde oscuro y esa sutileza en el uso de los blancos que atempera la composición.