El Louvre adquiere un Sebastián Martínez por 200.000 euros
Han tenido que pasar dos siglos para su reaparición. Su historia, la de una de tantas pinturas confiscadas en Sevilla en 1810 durante la Guerra de la Independencia. No es un asunto desconocido, ni mucho menos, el expolio al que se vio sometido el patrimonio artístico español –y aquí, en concreto, el sevillano– durante el tiempo en el que el mariscal Soult residió en la capital hispalense. Entre el ingente número de obras confiscadas y que años más tarde –concretamente en 1852– acabaron vendiéndose en París, figuró el cuadro que acaba de adquirir para sus fondos el Museo del Louvre.
Se trata de un lienzo de 206 x 161 cm que representa el pasaje bíblico de La muerte de Abel. La atribución a Sebastián Martínez Domedel (Jaén, hacia 1615-Madrid, 1667) y su correcto periplo histórico ha sido trazado por el historiador Pedro Antonio Galera Andreu (ver aquí) por encargo del galerista de Lyon Michel Descours, a quien lo ha comprado el Louvre por 200.000 €. Todo un acierto si se tiene en cuenta que el cuadro había reaparecido en el año 2016 como anónimo de finales del XVII o principios del XVIII en la casa Piquet-Hôtel des des Ventes de Ginebra. Efectivamente, en la venta del 9 de marzo (lote 956) comparecía con una estimación de salida de entre 3000 y 5000 francos suizos. Su remate en 43.000 francos ya presagiaba que su comprador, a pesar de la suciedad que presentaba la obra entonces, era consciente de su valía.
Ahora sabemos con precisión que La muerte de Abel estuvo en la catedral de Sevilla y que en 1810 Soult la seleccionó para el Museo Napoleón de París. Allí sería enviada en 1813 con atribución a Alonso Cano, pero fue rechazada por Vivant Denon, por lo que acabó recalando en la colección del mariscal francés. En 1852 fue puesta en venta, esta vez con atribución a Francisco Pacheco (nº 60), momento en el que se hizo con ella M. Caumartin por 305 francos. Para volver a tener noticias habrá que esperar al año 1925, cuando Joachim Carvallo, que la tenía entonces en su castillo de Villandry, vuelve a ponerla en venta, en esta ocasión como obra de Antonio del Castillo. dos propietarios más la separan de su reaparición en 2016 en Ginebra. Ahora, con su adquisición por parte del Louvre, se cierra el círculo y vuelve al museo para el que fue sustraída.
Por lo que respecta a su autor, Sebastián Martínez Domedel, puede considerarse como uno de los mejores pintores andaluces de mediados del siglo XVII. Pese a ello, aún hoy su biografía sigue llena de interrogantes y conjeturas. No parece haber acuerdo sobre su fecha de nacimiento, aunque las últimas investigaciones parecen inclinarse en torno a los años 1615-1617. En Jaén recibirá los primeros rudimentos sobre la pintura, pasando posteriormente a Sevilla y a Córdoba, aunque no ha sido imposible documentar su presencia en ésta última hasta 1660, año en el que firma la Santa Águeda de la Colección Granados. No obstante, Ceán Bermúdez fija precisamente en Córdoba su formación y en ella dejará buena parte de su producción. Buen ejemplo de ello es La muerte de Abel, que evidencia la profunda influencia de Antonio del Castillo. Antonio Palomino y Ceán Bermúdez indican que en 1660 se traslada a Madrid, donde parece que obtiene el título de pintor del rey. Esto último no se ha podido probar documentalmente, pero no ocurre lo mismo con su estancia madrileña, ya que sabemos que en 1661 se traslada a la corte por orden del cabildo de la catedral de Jaén, que le encarga la realización de una serie de copias de los cuadros de El Escorial para la capilla del Santo Rostro. Fallecerá en Madrid en 1667 aquejado de paludismo.