El Estado apuesta por Balenciaga en Goya

El Estado apuesta por Balenciaga en Goya

Y es que, la figura del gran diseñador, atrajo a un numeroso público ávido por tener alguno de sus modelos o uno de los objetos decorativos que le pertenecieron. Pero lo que fue realmente complicado hacerse con ello, fueron los vestidos o los sombreros; especialmente aquellos más relevantes y que el Estado no permitió que se le escaparan. Llegándose a quedar con gran parte de su colección, para la desesperación de los coleccionistas presentes en la sala y a los teléfonos. Entre todos ellos, llamaron particularmente la atención, el 421, un Bolero de satén color marfil y crepe de seda negra bordado en colores de finales de los años 40, concretamente de la colección de febrero de 1946 con el número 113, y que por su inspiración oriental fue conocido también como “El Persa”. Se había estimado por él un simbólico precio de inicio de 200 euros, partiendo realmente por ofertas en la mesa en 1.200 euros, lejos de los 2.500 en los que acabó rematándose tras una interesante disputa entre varios coleccionistas. Ejerciendo el Estado en ese momento su derecho de tanteo, como así había hecho con los cuatro importantes modelos que habían salido con anterioridad. Esta de hecho, fue la cifra más alta que se consiguió, seguida por los 2.000 euros hasta los que llegaron varios interesados y que una vez más arrebató el Estado. Me refiero al 431, un estupendo vestido de EISA, en gasa color marfil con aplicaciones de gasa simulando plumas. En cuanto a los sombreros, los más llamativos fueron, el 465 y 468. El primero un elegante diseño en terciopelo negro con plumas blancas, hacia 1955. El segundo estaba realizado en lana blanca en forma de turbante. Ambos partían de unos escasos 50 euros y se adjudicaron por 225 y 275 euros respectivamente, quedándose también el Estado con ellos.

 

Pero no sólo esto llamó la atención de los compradores, muchas de las antiguas piezas de su colección lograron buenos remates. Y es que para ser sinceros, Balenciaga, también tenía gusto para la decoración, como así demuestran lotes tan interesantes como el 177, una estupenda cómoda francesa de época Luis XV, del s. XVIII. Partió de unos ajustados 2.000 euros y se vendió por 2.750. O la 180, otra cómoda, en este caso rectangular neoclásica de época Luis XVI, de finales del s. XVIII. Dándose por los 2.000 euros de su salida por ofertas previas. Pero el que alcanzó un precio más elevado fue el 193, una extraordinaria mesa española del s. XVII con patas de lenteja y fiadores de hierro forjado en la que sobresalía la tapa de una sola pieza de nogal. Alzándose hasta los 7.000 euros, desde los 2.500 en los que se taso inicialmente.

 

Otro de los apartados de su propiedad, que obtuvo unos excelentes resultados y que ya advertimos en la previa a cerca de ello fue la plata. Sobresaliendo especialmente dos lotes: el 213, una pareja de candeleros bajos del s. XVIII con marcas y burilada, que habiéndose iniciado en tan sólo 180 euros ascendió hasta los 1.100 euros. Y el 216, un muy interesante juego de 4 platos de plata de diferentes autores con el borde ingleteado del s. XVIII, y con un peso total de 1970 grs. Bajándose el martillo en 1.200 euros, el doble de lo que pedían al comienzo, y aún así resulto una compra muy buena.

 

Aparte de esto, me gustaría destacar la venta del 334, un singular reloj de bolsillo de oro, esmalte y strass del siglo XVIII, con la esfera firmada “A. Rojard Geneve”. Empezó en 400 euros y acabó en 1.500 euros.

 

Sin lugar a dudas todo un acierto por parte de la sala, el conseguir una colección tan amplia, del que posiblemente haya sido, el mejor modista español. Y que ha permitido acercar el mundo de las subastas a un público, que de otra forma, posiblemente no lo hubiera hecho. Mariano Santos @AntgOln