El esplendor de las dinastías Qin y Han en el MARQ
Hoy se ha abierto en las salas del MARQ de Alicante una exposición muy esperada, El legado de las dinastías Qin y Han. Los guerreros de Xi’An, proyecto que arrancó hace cinco años y que ahora por fin ve la luz, gracias a la colaboración entre numerosas instituciones españolas y chinas y el impulso de la Fundación MARQ. Comisariada por Marcos Martiñón-Torres, catedrático de Ciencia Arqueológica de la Universidad de Cambridge, y el Dr. Hou Ningbin, director del Centro para la Promoción del Patrimonio Cultural de Shaanxi y del Museo de Historia de Shaanxi, se han reunido más de 150 piezas, 120 de ellas originales y gran parte inéditas fuera de China. Carlos Mazón, presidente de la Diputación de Alicante, y el ministro de Cultura y Turismo de China, Hu Heping inauguraron la ambiciosa e irrepetible muestra, que permanecerá abierta hasta el 28 de enero de 2024.
Se da la circunstancia de que esta apertura en Alicante se produce 49 años después del hallazgo casual del yacimiento en Xi’an el 29 de marzo de 1974, cuyas piezas suelen exponerse en el Museo del Mausoleo del primer emperador Qin Shi Huang, uno de los más impresionantes del mundos del que proceden muchas de las obras que ahora se pueden ver en el MARQ. junto con otros ocho museos de la República Popular China como los museos de Shaanxi, Belin de Xi’an, Yang Ling, Baoji, Long, entre otros.
Este conjunto del inmortal ejército de terracota que acompañaban a Qin Shi Huang en su viaje al más allá, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987 y que mereció el reconocimiento del premio Príncipe de Asturias en 2010.
Esta exposición internacional impulsada por la Diputación de Alicante, a través del MARQ, la Fundación C.V. MARQ y la colaboración de las autoridades chinas, cuenta con el apoyo de las fundaciones Asisa y La Caixa, lo que permitirá durante más de nueve meses que miles de personas procedentes de España y de otros países puedan disfrutar de este centenar largo de piezas que expresan el lujo y sofisticación de un imperio que duró más de 1.000 años, primero liderado por Qin Shi Huang, que terminó por llevarse un ejército de cerámica a su tumba, algo a lo que contribuyó posteriormente el líder de la dinastía Han que amplió los confines del imperio anterior.
En ese mundo de ultratumba latían muchas de las percepciones que proyectaron en su época estas dos dinastías: batallas, un sentido cosmopolita de la vida, el mundo de los muertos visible en esos guerreros eternos, donde todavía quedan muchos enigmas que descubrir para arqueólogos y científicos.
Como viene siendo habitual en el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante se ha diseñado un montaje riguroso, que ayuda a poner en contexto y resaltar la belleza y el valor simbólico-artístico de las obras que encontramos durante el recorrido. La arquitectura interior y los audiovisuales potencian una experiencia inmersiva que quedará en la retina de los miles de visitantes cuando conozcan mejor y disfruten de una corte imperial tan variada como la que ejemplifican estas dos dinastías chinas. Un video al principio del recorrido nos introduce en el descubrimiento de este ejército de terracota y la importancia simbólica que de ello se deriva.
En el diseño se han utilizado materiales didácticos y accesibles para llegar a todos los visitantes, pero también se han introducido recursos sensoriales que refuerzan esta experiencia tanto para la vista, el olfato o el oído. Así cuando pasamos por la sala primera se desprende un olor a cerezo y arroz, la sala segunda huele a incienso y en la tercera a flor de loto y té. También el compositor Luis Ivars ha creado algunas piezas musicales que ayudan a disfrutar de un viaje inolvidable por las salas.
Los dos comisarios, Marcos Martiñón-Torres y el Dr. Hou Ningbin, han seleccionado más de un centenar de objetos que ayudar a contextualizar un período histórico muy relevante de una civilización sofisticada, gracias a los avances tecnológicos en la investigación arqueológica. Su enfoque nos ayuda a entender por qué este ejército de terracota sigue tan vivo entre nosotros, tal vez por el misterio sobre la vida eterna que tanto ha suscitado ente tipo de enterramientos. Para ello han dividido la exposición en tres partes: El mundo de Qin Shi Huang y la unificación de China; Un palacio eterno; y Guardianes eternos.
La primera sala nos sitúa cronológicamente en un mundo anterior a la existencia de China. Un tiempo en que coexistían más de 100 estados y señoríos feudales, gobernados por familias que luchaban por el poder, las tierras y el prestigio. Había antes del nacimiento de Qin Shi Huang una gran diversidad cultural, artística y técnica. Ya en el año 221 a. C, el joven rey Qin derrotó a los reinos enemigos y se proclamó Gran Primer Augusto Emperador de China, aportando su nombre a esa dinastía, que más tarde con la aportación de Han supondría muchas décadas de prosperidad por lo avanzado de su visión estratégica. En esa evolución de la historia de China cabe citar los más de cuatro siglos y medio que fueron desde el período Primavera y Otoño (770-476 a.C) hasta la dinastía Han (206 a.C.- 220 d. C). En dicha sección podemos observar piezas en bronce, jade, armas, ejemplos caligráficos y algunos objetos exóticos que llegaban por la Ruta de la Seda.
La sección, Un palacio eterno, es un camino al mundo funerario, donde podemos admirar animales fantásticos, instrumentos musicales, objetos de oro y plata y una reproducción de uno de los elementos más espectaculares del mausoleo, un carro de bronce compuesto por más de 3.000 piezas. Es un compendio de los que los muertos ilustres en China se llevaban consigo a la otra vida como en el caso del joven Qin Shi Huang, que ya había previsto su paso al Hades, en este caso protegido por un ejército de terracota que confería un aspecto monumental a este enterramiento único.
Y por último, los guardianes eternos, un ejército de 8.000 guerreros, 500 caballos, 130 carros de combate que protegían el descanso eterno del emperador. Eran soldados vestidos y peinados según el rango que tuvieran, colocados en formación y mirando a Oriente. Son los famosos guerreros de terracota, construidos con minucia por artesanos chinos, a los que más tarde se unieron otros soldados de terracota de la dinastía Han, fruto de una tradición continuista que ha llegado hasta nuestros días.